La producción y la exportación de fruta chilena han aumentado en forma sostenida durante las dos últimas décadas, posicionando a Chile entre los mayores exportadores de frutas frescas del hemisferio sur. Entre éstas, la uva de mesa ha sido el principal producto exportado, con volúmenes que representaron entre el 12 y el 14% de los envíos chilenos de productos agrícolas primarios e industrializados entre 1998 y el 2002.

Estados Unidos es uno de los mercados de fruta fresca más grandes, con un consumo per cápita de 45 kilos en el 2002. La uva de mesa está entre las más requeridas, después de las bananas, las manzanas y las naranjas, con un consumo que aumentó un 13% en el 2002, llegando a 3,9 kilos/año per cápita. La uva es demandada durante todo el año, razón por la cual las importaciones deben complementar la producción doméstica, proveniente principalmente de los estados de California, Washington y Nueva York, en el tercer y el cuarto trimestre del año.

Estados Unidos es, sin duda, el principal destino de las exportaciones chilenas de uva de mesa y captó, en promedio, un 60% durante el período 2000-2005.

En conjunto, Chile y México reúnen más del 90% de las importaciones estadounidenses de uva de mesa fuera de temporada (noviembre a mayo), siendo históricamente Chile el mayor proveedor, con una participación, en promedio, superior al 95% en el primer y el cuarto trimestre del año entre 1999 y el 2005.

Si bien Chile se mantiene como el principal país proveedor durante estos trimestres, las importaciones que llegan desde México durante el segundo trimestre han aumentado considerablemente en la última década. Igualmente, la participación de otros países del hemisferio sur ha crecido lenta pero sostenidamente. Así, por ejemplo, Sudáfrica aumentó sus exportaciones de uva de mesa a Estados Unidos desde 3 a 13,5 millones de kilogramos entre 1996 y 1999.

Dentro de los países latinoamericanos, es importante mencionar la participación argentina en el primer trimestre del año, a partir de 1999.

Estas tendencias pueden comprometer la futura competitividad de las exportaciones chilenas de uva de mesa, especialmente en el contexto de tratados comerciales preferenciales firmados por Estados Unidos, como el NAFTA. Este convenio, en vigencia desde 1994, significó la eliminación por parte de Estados Unidos de las tarifas a las importaciones de uva de mesa provenientes del país azteca.