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REENCUENTRO | ||
por HORACIO LICERA |
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La década del '60 florecía en Buenos Aires. Con ocho años, no podíamos olfatear la explosión cultural que nos marcaría de muchas maneras años después, aunque sí podíamos oler el hedor de las bestias que se mezclaba con el maní tostado del zoo de Buenos Aires aquel sábado. Típica salida con nuestro padre, donde siempre nos compraba un cuentito. "El león Pesito" se llamaba y, de todos, ése quedó marcado en la memoria. Era la historia de un leoncito que se había puesto a comerciar y la codicia había hecho que olvidara su casita sencilla y la calma de su barrio. Cuarenta años y "Hora Cero", "Frontera" y "El eternauta" más tarde, apareció en el fondo de un cajón. Fue un reencuentro emotivo que sumó una sorpresa: el descubrir a su autor, Héctor Oesterheld. Algo que no sabemos explicar bien qué fue terminó de atarse esa tarde y hasta diría con un moñito. |
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