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El campo pionero, en los ojos de una niņa

Josefina Labadie de Trannack es el alma de la cabaña Toki Eder. Ese establecimiento está ligado a la historia de la Sociedad Rural neuquina. Hoy, a sus 83 años, recuerda lo mucho que se trabajaba y la alegría que tenían.

JUNIN DE LOS ANDES (ASM).- En la verde humedad del jardín, una niña juega con otras, de vestiditos prolijos y domingueros. Más allá, los hombres hacen el asado, los pibes más grandes los ayudan y se hacen los "mayorcitos" y las mujeres arreglan los centros de mesa. Y acaso comentan novedades de cartas, telégrafo y lejanía.

En cada uno de los protagonistas de aquella escena, acompañada del rumor del río que serpentea los fondos de la casa, hay rostros vivaces, rubicundos, de alemanes, ingleses, franceses, italianos, españoles, criollos...

Por esas venas corre sangre de carreta y tropilla, de océano furioso, de leche de cabra y de invierno septentrional mudado al sur.

Están en el corazón de un lugar de mallines y pasturas, están en el comienzo de una historia hecha a pulmón, como todas las historias que vale la pena contar.

Y allí está la pequeña Josefina, de trenzas y sonrisa expectante, por lo que vendrá en ese día de juegos y vitrola. Aún no es Josefina Labadie de Trannack; aún falta mucho para que la llamen "Doña Fifa" y nadie siquiera imagina que ella será el alma de Toki Eder, la cabaña Hereford que fue el primer "albergue" de la Rural del Neuquén.

Pero este relato no comienza en los años 20, cuando Josefina cepillaba dientes de leche antes de irse a la cama.

 

"EL PROBLEMA FUNDAMENTAL"

 

A sangre y fusil, la llamada Conquista del Desierto había hecho "guerra al indio". Aquella avanzada fue, para algunos, el comienzo operativo y concreto de una idea territorial de nación, pasadas ya las batallas independentistas, las peleas intestinas, las luchas por el poder del puerto y gritos caudillistas, siempre con el acero presto a la mano.

Para otros, la Generación del 80 será siempre recordada por el que consideran como el primer exterminio humano en estas tierras, hecho con el barniz de los fundamentos políticos.

Como fuere, los años que siguieron a 1881 serían el inicio de un "problema fundamental", como se lo describía entonces, hasta bien entrado el siglo XX: el poblamiento de la República.

Para ensayar una idea de la dimensión que tenía el

asunto, 48 años después, el doctor Eugenio Sabatini, de la Universidad Comercial L. Bocconi, Milán, escribía en "La Razón" del 23 de enero de 1929: "La colonización es uno de los problemas que requieren mayor atención, no sólo en los territorios sino en toda la República".

Seguía planteándose por entonces la imperiosa necesidad de un plan orgánico de colonización que, en verdad, había comenzado casi 50 años antes, desde el día en que se había tomado control pleno de los territorios.

Desde 1890 en adelante (quizá antes, para algunos), ese poblamiento, que debía asegurar con presencia efectiva la tierra conquistada, trajo a cientos de familias extranjeras a los valles del territorio que hoy es la provincia del Neuquén.

Y así llegan los Mendaña, los Trannack, los Labadie y muchos otros de diversas nacionalidades, en oleadas sucesivas y conforme se consolidaba esa política migratoria.

JOSEFINA

A sus 83 años, Josefina va y viene por la casa, de ladrillos a la vista y estilo típicamente inglés. Allí mismo, a unos palmos de distancia, supo haber un boliche que era para la peonada. Se quemaría años después.

La casa está hoy a apenas unos metros del ingreso al predio de la Sociedad Rural, en Junín de los Andes. Y en sus pesebreras se albergó durante un par de años la primera muestra del campo en esta provincia (que aún era territorio): la "Rural".

Josefina Labadie de Trannack, o doña "Fifa", es hija de Antonio Labadie y Jacoba Mendaña, que a su vez fue hija de Juan F. Mendaña, uno de los más activos pioneros de la zona.

Amable y meticulosa para servir el té, pregunta cuántas cucharaditas de azúcar, si leche o crema, si tostadas y mermelada... Su peinado es impecable, camisa rosa, vestida con saquito de lana y pollera larga. "Fifa" se levanta y nos levantamos con ella. Busca un leño y lo deja en el hogar, crepitante. "Siempre está prendido", dice. A un lado del hogar hay una lámpara de pie y un sillón, donde desgrana sus pasiones, la lectura y el tejido a dos agujas.

LOS RECUERDOS

"Mi madre hereda Toki Eder en el año 29. El abuelo, Juan Mendaña, murió un 12 de octubre del 29. El verdadero apellido era Fernández Mendaña, pero al llegar a la Argentina (desde León, España) estaba lleno de Fernández, así que decidió firmar con el apellido de la madre y por eso se hizo conocido como Juan F. Mendaña, que llegó a la zona a finales de 1898...", dice "Fifa".

Pero en verdad, el origen de Toki Eder es ella misma. Lo cuenta así: "Yo nací en el 24 y el abuelo me regaló 20 vacas de pedigree y un toro inglés. Con eso nació la cabaña, que luego mi madre heredó. A los

15 meses de mi nacimiento, nació mi hermana, y otra vez el abuelo regaló otras 20 vacas y un toro. Así que era suficiente para empezar... Decían que mi abuelo tenía la mejor hacienda de la zona".

El establecimiento "San Juan", de J. F. Mendaña, tenía (según registros de los años 30) 11.000 hectáreas en Junín de los Andes, con plantel de 2.500 vacunos, 900 yeguarizos y 3.000 lanares. Era considerada la cabaña pionera en la región para la raza Hereford.

Pero los recuerdos de entonces son vagos, no por la memoria sino por las costumbres: "Eramos chicos y los chicos de esos años no tenían que escuchar la conversación de los mayores...".

"Recuerdo, sí, que se trabajaba mucho. Muchísimo. A pulmón. Nos juntábamos de las distintas estancias. Y éramos alegres, como una familia, lo que después se reflejaría con el nacimiento de la Rural", dice "Fifa" a este diario, para emocionarse a su vez en la nostalgia: "Un domingo nos reuníamos todos en Lolen, otro domingo todos en Palitué y así. Los hombres hacían unos asados para lucirse y después había baile. Nosotros, que eramos chiquitos, le dábamos cuerda a la vitrola y era algo increíble".

De esa mística nació la Sociedad Rural del Neuquén, cuyo primer presidente fue Andrés Douglas Reid, elegido con 22 votos sobre 37. El acta fundacional fue firmada el 25 de marzo de 1933. El coronel Carlos H. Rodríguez, gobernador del territorio, fue un fuerte impulsor de los productores en estas tierras y de hecho fue firmante del acta como socio fundador (ver recuadro).

Josefina tenía 9 años, por entonces: "La primera exposición nace aquí, en Toki Eder. Recuerdo que casi no había hotel; estaba el José Julián y creo que no había más. Así que en las estancias albergábamos a la gente. Papá recibía al gobernador (del territorio), que venía con la esposa y se quedaba dos o tres días... El pueblo por entonces era un caserío".

En las tardes, antes de la muestra en las pesebreras, "las mujeres se sentaban a hacer las escarapelas (cucardas) para los premios... que eran unas plaquitas de lata con un dibujito", rememora "Fifa".

"¿La peonada, me pregunta? La peonada era buenísima. Pero sabe, la mayoría era chilena. El contacto con Chile era muy fluido, mucho más que con el resto". En este punto de la charla Juan Sorzana, casado con Alicia Trannack y actual presidente de la Rural, explica que, en los albores de los años 30, Bahía Blanca era el centro comercial más importante y más cercano en territorio argentino para la venta de las haciendas que se producían en la zona, de modo que la relación con la Novena y Décima regiones chilenas era mucho más fluida.

En esos tiempos "ni se hablaba del problema de la aftosa. Así que era cuestión de hacer aduana y pasar a Chile", dice el ganadero y doña "Fifa" completa: "Creo que pasaban por el volcán (Lanín), por un paso que no es el de hoy (Mamuil Malal), pero el caso es que había mucha relación con Chile...".

FERNANDO BRAVO

rionegro@smandes.com.ar  

 



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