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DISEŅO ORGANICO QUE SE DISFRUTA
MIDE UNOS 800 M2 Y ESTA UBICADO EN UNAS ANTIGUAS OFICINAS A POCAS CUADRAS DEL EMPIRE STATE BUILDING, EN NEW YORK.
ES EL LOFT DE DINAH, UNA PROFESORA DE YOGA, DONDE REINA LA NOCION DE PAZ Y AUSTERIDAD. EN EL HAY MAS DE 700 OBRAS DE ARTE, QUE AYUDAN A DESPERTAR LOS SENTIDOS Y LOGRAR EL BIENESTAR FISICO Y MENTAL DE SU MORADORA.

En el vertiginoso desarrollo de la vida moderna, el ser humano se ha habituado a la simultaneidad de actividades, desplegado sus capacidades para atender múltiples tareas. En una ciudad como Nueva York, vibrante e hiperactiva, estas transformaciones en el modo de vida son muy evidentes: Viviendas como la residencia Ghen, responden también a los nuevos comportamientos y actitudes con soluciones a la vez imaginativas y prácticas, sensibles y racionales.
Situada en pleno midtown Manhattan, esta obra concilia en un loft distintas funciones. Es una galería de arte privada que alberga una colección de más de 700 piezas y un salón donde su propietaria, Dinah Ghen, una polifacética mujer da clases de yoga y atiende pacientes de  reflexología. Pero es  también el escenario de numerosos eventos sociales, y un hogar cálido. ¿Cómo lograr esta personalidad polifacética de un espacio sin perder su carácter tranquilo y abierto, características típicas del loft neoyorkino? El arquitecto norteamericano Steve Blatz es un experto en la solución de este tipo de reciclaje. El concepto de continuidad ha sido la obsesión del arquitecto quien logró armar con éxito, en los 400 m2 cubiertos del loft, cada uno de los deseos de Dinah.
Por un lado, una galería de arte necesita ser un espacio neutro donde cada obra brille con luz propia y no se sature visualmente al espectador ni se haga “ruido” al significado de cada pieza en particular. Por otro lado, y en resonancia a esto, la practica del yoga requiere de un ambiente que propicie la concentración y la serenidad. Por último, un hogar en el corazón de una metrópoli debe ser un refugio donde se pueda relajar la tensión de la inmensa urbe, y descansar en un rincón acogedor que a la vez sea chic y estilizado. La respuesta a todas estas necesidades fueron resueltas por Blatz articulando las áreas en espacios permeables y generando pasajes físicos y visuales que conectan y separan los diferentes usos de los ambientes. El resultado de su intervención, es un diseño orgánico y hermoso que se disfruta a cada tramo.
“Conozco a Steve Blatz desde hace muchos años. Antes de imaginar siquiera en comenzar un proyecto de vivienda, un día estaba en su apartamento y pensé “Este lugar es grandioso... debe medir unos 800 metros”. En realidad medía la mitad . Steve hace que los espacios se vean mucho más amplios de lo que son, los interiores son aireados y abiertos, y su concepto me atrapó. Quise saber cómo podría él responder a mi gusto por el arte.” Así, este proyecto despegó en el 2001 coincidiendo con el caos inmobiliario y la escasa mano de obra ocasionados por lo ocurrido en el 11 septiembre. A pesar de la incertidumbre general, la propietaria asesorada por su abogado y Blatz, supo que este piso de antiguas oficinas ubicado a pocas cuadras del Empire State Building era el ideal para instalarse.
El antiguo piso estaba en un estado desalentador, y subdividido por paredes en cubículos. El trabajo de reformas fue total. Blatz implicado de lleno en el asunto, tomó clases de yoga para comprender el mood y el nivel de energía que requiere un ambiente consagrado a  estas prácticas.
Así consiguió acertar en cómo aislar el salón de yoga del living y a la vez conectarlo a través de láminas deslizables de aluminio y fibra de vidrio que tamizan la luminosidad proveniente de los ventanales del living, inspirándose en elementos de la arquitectura oriental. Otro de los puntos fuertes del trabajo del arquitecto, fue la articulación de los espacios a través del mobiliario convirtiéndolo en elemento arquitectónico.
 El muro flotante en madera de fresno que comunica y separa las áreas sociales del salón de Yoga, la pared curva que da paso a una pequeña plataforma de meditación el dormitorio de Dinah,  o la pasarela en piedra que sirve para exhibir esculturas todo a lo largo del corredor, ilustran la capacidad de Steve para entretejer los espacios en el diseño interior e introducir funcionalidades en elementos escenográficos siempre presentes pero neutrales.
Los materiales utilizados, fueron ingredientes nobles que se expresan en sus texturas calmas. “Era muy importante para mi utilizar estrictamente maderas cultivadas para no generar impacto en el medio ambiente. Quise que hubiera amarillos y otros colores que reflejan la luz. Escogimos azules cielo y distintas tonalidades de blanco”, agrega Dinah.
 La noción de paz y austeridad reina en este loft, sin embargo destacando que en ningún momento se percibe la frialdad del minimalismo. “Yo veo a Steve como un artista en vez de un arquitecto. Quise que su acercamiento al proyecto fuera como el de una obra de arte que trabajásemos juntos. Él sabe respetar el trabajo artístico y supo dar un lugar a cada pieza. Le di gran libertad de decisión”, afirma  la  dueña. Blatz atendió cada detalle en la creación, dejando espacio dedicado al arte en cada habitación, pero no sobre todas las superficies y muros, dando lugar a respiros visuales para que la vista no sea saturada.
En cuanto a la decoración, Dinah prefiere que sus paredes y rincones se llenen de la energía dada por la reflexión y la creatividad. “El trabajo con los objetos que he dispuesto en mi departamento, no lo veo como decoración. La decoración se da a través del arte. También, me encanta observar y encontrar pequeñas cosas. Veo las posibilidades de los objetos donde otros no las verían. Visito mucho los mercados de pulgas, siempre puedo descubrir algo que me interesa. En casa, me gusta respirar en cada ambiente y dejar que las obras y objetos hablen por sí mismos. Hay todavía muchas cosas que quisiera ver en estos muros, y que están esperando por ser halladas” . 
En la residencia Ghen el espacio está separado, contenido, definido, conectado. El departamento, en conclusión, se define en un balance tranquilo que trasciende la arquitectura y el design, despertando los sentidos y logrando el bienestar físico y mental del ser humano.

*Pasillo  al dormitorio
Fascinación por un mundo imaginado: A lo largo de este pasillo se ubicO gran parte de las piezas de arte de la colección de Dinah, haciendo de esta casa un museo de arte contemporáneo como lo eran en el siglo XIII los resguardos del patrimonio en palacios europeos. Una plataforma baja en piedra caliza señala un recorrido donde se destacan las obras de Anne Rochette y Ana Mendieta. La iluminación artificial resalta las obras y genera atmósferas tranquilas.

*El dormitorio
Gracias a las formas de la madera y a la disposición de los objetos, la alcoba tiene ese color tranquilo y la apariencia acogedora y personal de los lugares para disfrutar en privado. Las divisiones no llegan hasta el techo para permitir el paso de la luz difuminada en los ambientes.
Genuino bienestar.

* LOS PERSONAJES

Dinah Ghen, quien da clases de yoga y atiende pacientes de reflexología, y el arquitecto norteamericano Steve Blatz, todo un experto en la solución de RECICLAR CASAS.

* Sala de yoga
Cero estrés: El estudio donde se practica la Lyengar yoga es un eje central en el departamento. Ubicado justo frente a la entrada, permite cumplir con la voluntad de la propietaria de mantener la privacidad.

 * Plataforma de meditación
Un paso al paraíso: La pared curva en fresno tiene un concepto, Es un útero protector que da a luz el resto de los 5 espacios que se articulan a su alrededor. En esta transición entre el interior y el exterior, el alma y el cuerpo, se sitúa una plataforma en piedra caliza, consagrada a los ejercicios de respiración Pranayama. Altar con fotografías de filósofos hindúes, atrapa sueÑos y mandalas mexicanos conforman un universo dedicado a la espiritualidad.

* Cocina -comedor
Entre el cielo y la tierra: Los muebles en acero fueron idea de Blatz para facilitar el mantenimiento con elementos que siguen en la tónica de neutralidad y tranquilidad visual del diseÑo interior. Las baldosas que recubren el fondo de la cocina son obra de niños de una escuela marginal.

 * Living
Gusto por la belleza suprema: Todo el mobiliario adquirido en Milán - Italia. La pequeÑa mesa en caoba con sus ondulaciones refuerza el sentido de fluidez de los ambientes. El sofá, de Bruno Fattorini, en sus tonos grises hace eco a las paredes en tonos igualmente neutros, que se ven animados por puntuales detalles como los cojines o el clásico del diseÑo moderno, la silla roja de Eero Sarinen. La alfombra tejida a mano en lana y seda, de Sthepanie Odergard, es otra de las muestras de la fascinación por la cultura orientaL de la cliente. La felicidad en las pequeÑas cosas: Un súper moderno gabinete contrasta con el arte primitivista de la pequeÑa escultura de Mary Ann Unger. Corazón en la metrópoli: Un departamento tan sofisticado como este toma un matiz más hogareÑo gracias a las plantas cerca de la ventana, que la propietaria cuida con esmero.

* Hall de entrada

Un despertar a los sentidos: Dos ascensores llegan directamente al piso. Desde un primer vistazo se percibe la sensibilidad y la espiritualidad con que fue concebido el departamento.  El arte no solamente “decora” sino que también modela los espacios y traza recorridos. El muro flotante de fresno deja vislumbrar un universo de sabiduría y bienestar.  Banca de Indonesia y escultura de Bruce Edelstein.



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