Apenas sale el tema del calentamiento global, el ambiente de torna sombrío, de mal agüero y alarmante. Pero el centro del debate puede que se esté modificando hacia una nueva realidad: aprender a vivir con un mundo con temperaturas más altas. Dos décadas de informes de la ONU sobre la amenaza del aumento de los niveles del mar, la desaparición de zonas costeras y las tormentas tropicales más fuertes han impulsado a las naciones industriales a actuar contra las emisiones de los combustibles fósiles, que según los científicos son la causa del calentamiento de la Tierra. Mientras los políticos, celebridades y ecologistas se manifestaban contra las emisiones, se prestaba poca atención a cómo los países podían enfrentar el calentamiento. Pero eso está modificándose y los científicos han llegado a la conclusión de que el cambio climático nos afectará durante siglos, más allá de las medidas que tomemos contra la polución. “El tema ha entrado en las discusiones a partir del último año”, asegura a DPA Gregg Marland, un experto en clima del gubernamental Laboratorio Nacional de Oak Ridge. “Creo que hemos obviado durante mucho tiempo el hecho de que algunos cambios son inevitables”. El debate vuelve a encenderse de cara a la presentación mañana en Bruselas de un informe de la ONU sobre el impacto de las actividades humanas sobre el cambio climático, como parte de una trilogía de trabajos que concluirá en mayo con una serie de recomendaciones a los políticos. Conseguir un equilibrio entre el hacer las paces con el cambio climático y tomar medidas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero es uno de los temas centrales en Bruselas, comenta Thomas Wilbanks, un científico que trabaja para el gobierno y uno de los autores del informe. UN TABU, HASTA AHORA De forma provocadora, cuatro especialistas estadounidenses y británicos señalaron recientemente que se han invertido “ingentes capacidades intelectuales, políticas, diplomáticas y fiscales” para reducir las emisiones en los últimos 15 años, mientras que el debate sobre cómo adaptarse al cambio climático ha sido un “tabú” o una señal de derrota. Estos expertos citan dos factores que han modificado la cuestión y hecho que salte a los primeros lugares de la agenda: la conmoción entre los científicos, incluso en el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) de la ONU y la preocupación de los países pobres por convertirse en las víctimas del proceso. “Las emisiones históricas imponen que el cambio climático sea inevitable”, señalan los cuatro especialistas en la edición de febrero de la revista “Nature”. “E incluso las previsiones más optimistas de emisiones muestran un aumento de las concentraciones de gases de efecto invernadero en el futuro inmediato”. El truco consiste en proteger a la gente frente al impacto del cambio climático como parte de una estrategia más amplia de desarrollo que sea sostenible con el entorno, argumentan los científicos. Los estadounidenses no necesitan más que recordar el huracán “Katrina” del 2005, que inundó Nueva Orleans y expulsó a casi todos sus residentes. “Como el huracán ‘Katrina’ deja devastadoramente claro, la vulnerabilidad climática está causada por patrones insostenibles de desarrollo combinados con iniquidad socioeconómica”, afirman los expertos. Construir vehículos más limpios, centrales energéticas y viviendas “verdes” contribuye a reducir las emisiones. En contraste, la adaptación va desde mejorar las defensas ante inundaciones hasta cortar los árboles que podrían caer sobre nuestras casas en una tormenta. El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) asegura que los gobiernos tienen que actuar para proteger a la gente y a la naturaleza de tormentas, sequías y el aumento del nivel del mar, que pueden causar incendios forestales, daños en los arrecifes de coral o destrucción de cosechas. Establecer qué regiones serán las más afectadas por un cambio climático destructivo es notoriamente difícil, pero ya han comenzado las especulaciones acerca de quién gana y quién pierde en un mundo más cálido. El derretimiento de los hielos polares podría abrir nuevas oportunidades de navegación y exploración petrolera en lugares como Canadá y Rusia, según predice el escritor Gregg Easterbrook en el semanario “The Atlantic”. También hay que estar preparado para vender toda propiedad costera y, en Europa, las temperaturas podrían bajar, algo que podría socavar su fuerte economía, afirma. Pero pese a las apocalípticas perspectivas, Easterbrook se opone a “simplemente dejar que llegue el caos climático y ver quién se beneficia”. “La historia de los programas contra la contaminación muestran que siempre es más barato prevenir las emisiones que revertir cualquier daño que causen”, señala.
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