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China mira al Mercosur

El bloque le interesa no sólo como proveedor de alimentos.

Ven aquí la posibilidad de colocar el exceso de liquidez que tienen en su economía.

El sector turístico abre una nueva oportunidad para la llegada de inversiones chinas al país, que ven en la Argentina no sólo un proveedor de recursos naturales y minerales y alimentos sino también un destino para el exceso de liquidez que el gigante asiático busca colocar en el Mercosur.
Ernesto Fernández Taboado, director ejecutivo de la Cámara de la Producción, la Industria y el Comercio argentino-chino, dijo que el gigante asiático ve a la Argentina como un territorio con recursos naturales, minería, petróleo, alimentos y pesca.
“La Argentina es un país con negocios por hacerse en materia de recursos naturales, infraestructura, ferrocarriles, hidráulicas, donde las empresas chinas podrían invertir”, reflexionó.
“Ahora recibimos misiones chinas exploratorias en materia de inversión en el sector hotelería en zonas como Tierra del Fuego, Calafate y Cataratas del Iguazú”, ejemplificó. Dijo que en el 2006 el intercambio comercial entre Argentina y China fue de 5.500 millones de dólares entre importaciones y exportaciones. “Argentina compra cada vez más bienes de capital, especialmente maquinarias y herramientas eléctricas y manuales porque son más baratas que las europeas y norteamericanas”, detalló.
Del total de exportaciones argentinas a China, un 70% corresponde a productos del complejo oleaginoso como porotos, aceite y harina de soja, además de cuero, lanas, pescados congelados, vino, maderas, productos medicinales y equipamiento para uso de gas comprimido.
En los últimos 15 años la economía china creció a un ritmo del 9% anual y en el 2006 la suba fue del 10,7%, por eso se habla de “enfriar” la economía en un 8%.
“Quieren reducir el superávit comercial, deben importar más y reducir la cantidad de préstamos bancarios, al tiempo que tienen que fomentar el consumo interno”, describió el empresario al señalar las bondades que tiene para la Argentina comerciar con la nación asiática.
Dijo que las fortalezas de China son el orden social, la capacidad de trabajo, la disciplina y la planificación a través de planes quinquenales. Las debilidades son, a su criterio, el derroche de energía, la polución ambiental y la brecha entre ricos y pobres. Al respecto ejemplificó que un poblador urbano de Shanghai percibe 1.500 dólares de ingreso per cápita anual, mientras que los que se desempeñan en el campo reciben unos 400 dólares promedio por año. “El gobierno chino se dio cuenta de que debe achicar la brecha ciudad-campo e invierte dinero para desarrollar el sector agrícola, tecnificándolo”, detalló.
Describió que la mitad de las empresas son de propiedad estatal y la otra mitad son mezclas entre propiedad privada y colectiva. “Cuando una empresa estatal es deficitaria se cierra”, explicó.
Admitió que los bancos chinos fueron “extremadamente generosos” en brindar préstamos a empresas que no estaban en condiciones de devolverlos, por lo que hay una masa de 380.000 millones de dólares “non perfomance”, es decir de imposible recupero. “Ahora el gobierno se volvió más estricto en dar préstamos a las empresas. Se aumentaron los encajes bancarios y los intereses” describió y dijo que “hay muchas tarjetas de crédito, muchas de las cuales son doradas”.
Sobre una población total de 1.300 millones de habitantes, 25 millones son considerados ricos, que se dedican especialmente a rubros redituables como el inmobiliario y el industrial, según comentó el empresario.
En cuanto a la propiedad privada, que fue reconocida días atrás por el Parlamento, dijo que existe “hace mucho, porque sino no habría inversiones extranjeras en China. Hace 15 años que el país recibe anualmente 50.000 millones de dólares de inversión extranjera”, cuantificó. Dijo que hay más de 750.000 millones de dólares invertidos por empresas extranjeras ya sean europeas, norteamericanas y japonesas, citó.
Sostuvo que las mayores barreras con China van más allá de la lengua y de la distancia y opinó que se refieren al aspecto cultural: “Para hacer negocios con los chinos hay que estar preparados”. “Ellos se toman su tiempo, nunca deciden en la primera reunión. Necesitan comer y charlar con su interlocutor antes de venderle o comprarle”, graficó.

 



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