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Ningunos tiernos | ||
Palo y palo fue la gran final que ofrecieron Djokovic y Cañas. El serbio fue mejor, pero 'Willy' cayó de pie. Dos gladiadores retratados en Key Biscayne. | ||
Varias son las certezas que quedaron flotando en la apacible atmósfera de Miami: primero, que existe un precoz muchacho de 19 años bautizado Novak Djokovic que en poco tiempo le dará serios dolores de cabeza a las mejores raquetas del globo; segundo, que Guillermo Cañas cayó en su ley, regando cada centímetro de cemento de Cayo Vizcaíno con litros de sudor y esfuerzo. La final del Masters Series de Miami desnudó que en este mundillo glamoroso e individualista existen dos maneras de ser besado por los labios del éxito: sos talentoso al estilo del serbio campeón, o tenaz con el sello del argentino sub campeón. Djokovic, con su 6-3, 6-2 y 6-4, se llevó el quinto torneo más importante del calendario, después de los cuatro Grand Slams, y se convirtió en el jugador más joven en alzarse con ese trofeo de cristal (y una jugosa suma de 533.350 dólares). Además, ya es 8º del mundo, tiene un fabuloso presente (ganó en Adelaida y perdió la final de Indian Wells ante Rafael Nadal) y los mejores ya lo miran con respeto. En el análisis final, Djokovic fue un digno campeón. Las estadísticas señalan que durante todo el torneo no resignó sets, una proeza que en Miami tiene como antecedentes más cercano a Ivan Lendl, en 1989. Y esa mirada fría toma calor cuando se recuerda que entre quienes no pudieron robarle ni siquiera un parcial figuran Andy Murray, el mismísimo Rafa Nadal y Cañas. El Masters Series de Miami posiblemente sea la bisagra en la vida tenísticas de estos dos gladiadores. Djokovic experimentará una gran metamorfosis, y con seguridad dejará de ser visto como la promesa máxima en el circuito masculino para convertirse en una seria amenaza para Federer, Nadal, Roddick y cía. El serbio sumó su cuarto título de ATP y luego reconoció que durante este segundo MS jugó "un tenis increíble... el mejor de mi vida". Si para el púber campeón estos 15 días fueron de consagración, para 'Willy' significaron la resurrección definitiva. Ya hace tiempo que Cañas volvió a meterse en los ojos del mundo, y en Miami fue el encargado de bajar a los 'grandes'. Siempre humilde, llegó desde la qualy, despachó a Tommy Haas, Juan Carlos Ferrero y Richard Gasquet, maravilló con su entrega y tenis de alto vuelo ante Federer, al que hizo morder el polvo por duplicado en 16 días, le destrozó los nervios a Tommy Robredo y desactivó la potencia de Ivan Ljubicic. Es decir, dos top 20 y tres top 10 cayeron ante la garra de Guillermo 'El temible', quien ya es 31º del planeta. Todos, ya vencidos, sembraron con elogios su avasallador camino. Menos el croata que, lejos de asimilar la derrota con altura, culpó a los altos mandos del tenis mundial por "favorecer" a "tipos" como 'Willy', en referencia a la reducción de la pena por dopaje. El trajinar de Cañas por la "Ciudad mágica" del sudeste de Florida comenzó con un silencio que el transcurrir del tiempo convirtió en largas ovaciones y potentes gritos de aliento. Porque más allá del bullicioso y siempre presente grupos de argentinos que lo alentaron, durante las últimas jornadas el grueso del público apoyó la contagiosa entrega de Cañas. Esta vez el éxito quedó del lado del talento en su más pura expresión. Este Djokovic sacó a relucir ayer un versátil repertorio de golpes, siempre apoyado por un saque que muchas veces viajó a más de 200 kilómetros por hora. El serbio nunca dio respiro, y sólo la tenacidad y la actitud indestructible de Cañas estiraron el partido durante dos horas y 18 minutos. En el primer set el de Tapiales ni siquiera logró entrar en el partido, sorprendido con tiros con ángulos precisos al extremo y servicios casi incontrolables. 32 minutos le bastaron al ahora número 7 para sellar el 6-3. El segundo, más allá del resultado, fue muy parejo hasta el sexto game, cuando se desató un minipartido de 20 minutos donde se le escapó el quiebre a Cañas que hubiese puesto las cosas 3-3. Pero el 4-2 se transformó rápidamente en 6-2. 'Willy', fiel a su estilo, no se entregó y luchó, a pesar de padecer algunos dolores físicos (jugó sin una uña y con un tirón muscular). La 'batalla' llegó hasta un quiebre esperanzador de Cañas (4-3 a favor), pero en el noveno game una doble falta lo puso contra las cuerdas (4-5). El serbio no lo desaprovechó. Así se apagó este apasionante Key Biscayne. Con la foto de los dos gladiadores y las palabras de 'Willy': "Los momentos más felices están por venir. Ahora todos saben que estoy de regreso y jugando un gran tenis. Estoy muy cerca de mi objetivo, que es llegar a ser top 20 este año". Antes, será uno de los abanderados en la segunda ronda de Davis frente a Suecia. |
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