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Pobreza y distribución de la riqueza: temas pendientes
La pobreza bajó pero se encuentra todavía en niveles del año 2000.
La distribución de la riqueza no mejora pese a la suba económica.

Las frías estadísticas marcan una preocupante tendencia. La Argentina sigue creciendo en forma sostenida pero los niveles de pobreza se mantienen.
¿Qué muestra todo esto? Qué la gloria socioeconómica que pretende mostrar hoy el gobierno no se refleja como tal al analizar la reciente serie de indicadores económicos del país.
Las últimas estadísticas dadas a conocer por el Instituto Nacional de Estadística y Censo (INDEC) muestran, por un lado, que la pobreza e indigencia se encuentra hoy en los niveles del año 2000 un dato para nada alentador teniendo en cuenta que el país creció en estos últimos cuatro años cerca del 40% contra algo menos del 10% del período 1997-2000.
Por otro lado, esta misma estadística rescata que la distribución del ingreso denota signos de estancamiento. Tal como señala el reciente informe del INDEC, la brecha entre los sectores más ricos y más pobres de la población se mantuvo sin modificaciones al comparar el último trimestre del 2006 contra el mismo período del año anterior.
¿Qué lectura se le puede dar a esto? En principio, que el crecimiento no necesariamente alcanza para mejorar el bienestar general y que la erradicación de la pobreza debe ser una función combinada de estrategias de crecimiento y redistribución.
Mirando la “foto” (períodos económicos cortos) o la “película” (períodos más extensos) de la evolución histórica de la Argentina, uno puede llegar a ver hoy dos países totalmente distintos.
En la “foto”, los datos macroeconómicos denotan un país pujante con miras a revertir sus magros indicadores sociales.
Al evaluar “la película”, uno puede observar claramente que los rebotes económicos en la historia argentina se dan, con mayor o menor intensidad, luego de una crisis, con números del PBI manteniendo cierta tendencia creciente cuando se compara cada uno de los puntos de los ciclos en cuestión.
Pero, por otro lado, salta que, en estos mismos ciclos, los indicadores sociales parten de pisos cada vez más altos al finalizar los períodos de crisis.
Datos a tener en cuenta como ejemplo de lo señalado:
* En 1974 el 10% de la población más rica ostentaba el 21% del total de la riqueza producida en el país, mientras que el 40% de la población más pobre se quedaba con el 23% de esa riqueza. Hoy la relación es 35% y 12%, respectivamente. Conclusión: la brecha económica se amplió entre las distintas clases sociales. Y de qué forma.
* En 1992, al inicio del plan de Convertibilidad, y previo a la crisis Erman González, la pobreza en la Argentina llegaba al 18% y la indigencia al 3%. Hoy, con un crecimiento económico del 40% en los últimos cuatro años estos indicadores llegan al 27% y 9% respectivamente. ¿Podemos decir que el país está bien analizando estas estadísticas?
Y como éstos, se pueden mencionar muchos ejemplos más, todos ellos apuntalando la teoría de que un crecimiento sostenido sobre la economía no garantiza el desarrollo equitativo de un país (ver aparte).

LA FOTO OFICIAL

Tomando como valor de referencia el coeficiente de Gini, que es el índice internacional que se utiliza para medir el grado de desigualdad que muestra una sociedad, tomando 0 como la igualdad absoluta (todas las personas ganan lo mismo) y 1 como el mayor nivel de desigualdad, claramente se observa una mejora en la distribución del ingreso de estos últimos cuatro años.
De acuerdo con los datos oficiales, en el último trimestre del 2006 se produjo una mejora del 1,4%, al caer el índice del 0,492 registrado en el tercer trimestre a 0,485. Estos muestran un balance muy positivo si la comparación se hace con los peores niveles de la crisis del 2001, cuando la brecha de ingresos había trepado a 58 veces, y el índice de Gini tocado 0,537.
Con la mejora del último trimestre del 2006 la distribución del ingreso llegó a ser similar a la que existía a mediados de los ’90, cuando la brecha de ingresos entre ricos y pobres era de 32 veces y el índice de Gini se ubicaba en 0,485.
Sin embargo, el indicador del último trimestre de 2006 se encuentra en el mismo nivel de fines del 2005 y está un 0,4% por encima del segundo trimestre del 2006. Si se considera el ingreso promedio de cada decil de la población, a fines del año pasado el 10% más rico de la población tenía ingresos 31 veces más altos que los del 10% más pobre.
Si con altas tasas de crecimiento no hay una distribución equitativa, qué habrá que esperar cuando el modelo económico argentino entre en un período de “agotamiento” con crecimientos menores a los actuales. Distintos analistas aseguran que la riqueza se achicará, habrá menos para repartir y, por ende, se profundizarán las diferencias sociales.
“Si se toma el índice de Gini, que es el más abarcador, está claro que desde fines del 2005 y durante todo el 2006 no hubo mejoras en el ingreso, que se encuentra totalmente estancado”, explicó esta semana el economista Camilo Tiscornia al diario “La Nación”.
Por su parte, el director de SEL Consultores, Ernesto Kritz, destacó que “si bien disminuye la brecha entre el decil más bajo y entre el más alto por el fuerte crecimiento de los salarios y el empleo, los datos indican que el crecimiento ha llegado muy bien a los sectores formales y no tan bien a los sectores informales”.
Los economistas además coinciden en destacar que la política oficial de mejorar el ingreso de los sectores más populares mediante los aumentos de sueldos ya está dando ciertos signos de “saturación”.
“Los datos del último trimestre no pueden sorprender a nadie, porque las mejoras en los salarios que impulsó el gobierno en el último año no llegan al sector de trabajadores en negro y desempleados, que constituyen el 10% más pobre de la población”, explicó el economista Pablo Rojo a dicho diario porteño.
En esta misma línea, el economista Carlos Melconian ha sido claro al analizar los recurrentes ciclos de las crisis argentinas: “Es más fácil caer que salir del pozo social y es más fácil salir de una crisis económica que de una social. El país crece pero la genuina distribución del ingreso tardará tiempo en llegar”.
El gobierno intenta forzar esta redistribución en un sistema donde la riqueza pareciera ser un bien escaso. Limitaciones al ingreso de capitales, intervención del comercio exterior, términos de intercambio altos, fuerte carga impositiva sobre las exportaciones y sostenimiento de precios internos diferenciales son algunos de las variables que está utilizando para poder hacer caja y redistribuir estos recursos adicionales que genera hoy la economía.
La administración del presidente Kirchner debe tener en claro que esta política redistributiva difícilmente pueda ser sostenida en el tiempo. Sirve para la coyuntura, nada más.
Cambios en el frente externo y presiones para mantener la paridad de cambio en los niveles actuales erosionan la estrategia oficial. Por ahora, la llegada de inversiones es una de las pocas salidas que tiene el país para generar una distribución natural del ingreso y volver a regenerar el tejido social. (J.L.)

Indicadores en el resto del mundo

El índice de Gini es la medida para medir las desigualdades económicas dentro de un país. Cuanto más cerca de 0 mejor es la distribución. Nos dice qué porcentaje de población se reparte un porcentaje elevado del dinero. Con datos actuales, los países que más equilibrio han demostrado son Eslovaquia, Bielorrusia, Hungría, Dinamarca y Japón. Para Eslovaquia, el 20% de la población más rica sólo posee el 31,4% del total de ingresos mientras que el 20% de los más pobres es dueño del 11,9% del total. Algunos datos a tener en cuenta:
 
País  Indice de Gini 10% rico / 10%pobre
 
Argentina  0,49   31
Brasil   0,58   58
Chile   0,57   40
Peru   0,54   41
Uruguay   0,39   16
Venezuela  0,44   21
EE.UU.   0,39   16
Inglaterra  0,35   12
Francia   0,31    9
Italia   0,35   12
Japón   0,24    4
Dinamarca  0,23    8

Crecimiento y desarrollo

El crecimiento económico es una de las metas de toda sociedad y el mismo implica, por lo general, un notable incremento de los ingresos globales de la población, pero no siempre esto implica una mejora sobre la forma de vida de todos los individuos de una sociedad.
Existen muchas maneras o puntos de vista desde los cuales se mide el crecimiento de una sociedad. Se toma como ejes de medición la inversión, las tasas de interés, el nivel de consumo, las políticas gubernamentales o las políticas de fomento al ahorro. Pero este crecimiento asimismo requiere de una medición para establecer qué tan lejos o qué tan cerca estamos del desarrollo. El primer valor que debemos tener en consideración es frente a quién nos comparamos o a qué sociedad tomaremos como punto de referencia de un modelo ideal de crecimiento y desarrollo. Para esto debemos considerar que el crecimiento no necesariamente está ligado al desarrollo, ya que este último incluye aspectos materiales de acceso a niveles mínimos de bienes y servicios de calidad. Esto explica, en gran parte, lo que pasa en nuestro país, donde la riqueza no se distribuye en forma equitativa hacia todos los segmentos de la sociedad.
El desarrollo tiene como objetivo que el progreso económico no alcance sólo una minoría. La pobreza, desnutrición, salud, esperanza de vida, analfabetismo, corrupción deben ser eliminados para un adecuado desarrollo de un país. Un problema para la Argentina, donde los niveles de corrupción continúan siendo elevados en algunos estamentos de la dirigencia.

 



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