El vino chileno es más popular que nunca, pero los productores de uva del país enfrentan su peor crisis en 20 años y dicen que van a dejar que la uva se pudra en las plantas para luego arrancar las vides. “Las grandes empresas comercializadoras de vino están pagando en este momento la ridícula suma de 50 pesos (unos 9 centavos de dólar) por kilo”, dijo Aquiles Toledo, presidente de la Asociación de Productores de Uva del Valle de Colchagua. “Es decir, con una moneda (de 100 pesos) compran dos kilos de uva y hacen dos botellas de vino”, agregó a Reuters durante la fiesta de la vendimia en Colchagua, una zona productora de celebrados vinos ubicada a unos 180 kilómetros al sur de Santiago. Las manifestaciones en el pueblo, donde se expusieron pancartas como “Muere la uva, muere Colchagua”, pusieron de relieve un problema que ha afectado virtualmente a cada gran zona productora de vino en el mundo a lo largo de los años, desde Francia y California hasta Australia, país que vive una crisis de exceso de producción de uva y vino. En Chile, como en otros lados, la sobreproducción de uva ha derrumbado los precios de la fruta. “El año pasado nos pagaron 70 pesos y el año antepasado, 200”, dijo Toledo. Con un costo de cosecha de uva estimado en 120 pesos por kilo, muchos productores dicen que les conviene dejar que la fruta se descomponga en la misma planta. La crisis es tan grave que el gobierno se ofreció a pagar a los productores 7.500 millones de pesos (unos 13,9 millones de dólares) en compensación para arrancar 5.000 hectáreas de viñas. Pero aun cuando el plan pudiera resultar exitoso, todavía quedarán 110.000 hectáreas de viñas, muchas más de las necesarias. Algunos expertos dicen que Chile debería arrancar 30.000 hectáreas. El problema se arrastra desde hace décadas y especialmente a partir de 1990, cuando el vino chileno creció en los mercados externos. Las exportaciones pasaron de 74 millones de litros en 1992 a 467 millones en el 2004. El auge de las exportaciones llevó a los agricultores a plantar más vides para tener oferta para las grandes viñas, pero desde entonces los envíos han sido afectados parcialmente por la apreciación del peso frente al dólar, que hace que los exportadores reciban menos pesos por cada dólar que venden afuera. Las exportaciones de vino cayeron en el 2005, pero se recuperaron a 473 millones de litros el año pasado. Mario Paulo Silva, presidente de las Viñas del Valle de Colchagua, opinó que el gobierno debería hacer más por levantar las exportaciones, más que pagarle a los productores para destruir sus vides. “La forma de solucionarlo es mejorar la imagen del vino chileno en el exterior”, dijo después de catar los primeros caldos de la nueva cosecha en una colorida ceremonia en la plaza del pueblo. Afirmó que Argentina está gastando tres veces más que Chile en la promoción de sus vinos en el exterior y, consecuentemente, ha aumentado su participación de mercado.
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