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Antecedentes y marco general en Río Negro

La soja es un cultivo que comenzó a adquirir importancia a partir de la década del 70 y durante los últimos 25 años se desarrolló en forma creciente y sostenida.

Actualmente la soja y sus derivados representan el principal producto de exportación y ubican a la Argentina como el primer exportador mundial de aceite y harina de soja y como tercer productor mundial luego de EE.UU. y Brasil.

Alrededor del 95% del área cultivada con soja es realizada con variedades resistentes al herbicida glifosato (soja RR). La expansión del cultivo en nuestro país se basa en la combinación de la siembra directa y el uso de ese herbicida, lo que permitió bajar los costos de producción y mantener la competitividad de estas exportaciones.

La gran superficie ocupada por este cultivo ha disminuido la diversidad productiva desplazando a otros cultivos tradicionales hacia zonas consideradas marginales.

Dentro de estos conceptos y teniendo en cuenta los nuevos grupos de variedades, la capacidad de contar con riego y la existencia de nuevas zonas habilitadas para la producción, se enmarca la posibilidad de incorporar un cultivo no tradicional a las actividades que se realizan en Río Negro.

En el territorio de la provincia de Río Negro existen áreas regables, actuales y potenciales, con aptitud para la producción de especies de climas templados, entre las que se encuentra la soja.

El cultivo de soja en valles irrigados por el río Negro es una alternativa a considerar en los planteos de rotaciones, contribuyendo a la sustentabilidad de todo un sistema productivo, y también como cultivo alternativo y complementario de actividades ya existentes tales como maíz y cultivos hortícolas.

Si bien la soja es el cultivo más importante en la República Argentina, en la Norpatagonia sólo existen ensayos o pequeños cultivos implantados en los últimos dos o tres años.



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