Se profundiza la crisis en el sector ganadero.

Los indicadores marcan una situación crítica para el sector.

En tres años, el país comenzará a importar carne vacuna.

A los problemas de control de precios, intervención de Liniers y el mercado paralelo originado, se les suman ahora las inundaciones en el Litoral que restringen la oferta de animales para faena y los ganaderos que bajan sus brazos terminando por liquidar stocks para pasarse al cultivo de soja o maíz, que duplica la rentabilidad que genera hoy la producción de carne.

En estas misma páginas se había remarcado, semanas atrás, el cambio de tendencia que venía mostrando la cadena de comercialización de la industria cárnica, especialmente en lo que se refiere a la oferta de hacienda que estaba llegando a faena.

Es así que en diciembre pasado los indicadores ganaderos revelaron datos preocupantes: el campo comenzaba a desprenderse de las vacas, la fábrica natural de producción de terneros que tiene la industria ganadera.

En enero, esta liquidación de stocks se profundizó. Así lo confirma un reciente informe elaborado por la Cámara de la Industria de Carnes (Ciccra) en el que se destaca que en el primer mes del año se faenaron 1.163.952 cabezas de ganado vacuno.

Pero lo más importante surge cuando se desagrega este valor. La faena de machos apenas resultó 1,9% mayor a la de enero del 2006, en tanto que la faena de hembras creció 26,7%. En términos absolutos esto implicó aumentos interanuales de 11.177 cabezas en el caso de los machos con una caída de 5% en novillos (se exporta

menos que un año atrás) y un alza de 42% en terneros, lo cual respondió al cambio de reglas establecido más arriba y de 107.711 cabezas en el caso de las hembras, empujadas por las de terneras y vaquillonas que, en conjunto, explicaron 94% del crecimiento.

Por lo tanto, las estadísticas oficiales ratificaron que en el comienzo del 2007 continuó el proceso de liquidación de vientres que se había observado en el último trimestre del año pasado.

En enero la faena de hembras representó 46,2% del total, el registro más alto para el primer mes del año desde 1990 por lo menos. Este guarismo se agregó a los de noviembre y diciembre, que fueron de 45,6% y 48%, respectivamente. La caída relativa entre diciembre y enero no debe tenerse en cuenta,

porque en el último mes del año, por cuestiones estacionales, suele descender la faena de machos (en particular, la de novillos) y, en consecuencia, crecer la importancia de las hembras en la faena total. Sin embargo, lo que nunca se había observado era que alcanzara una participación equivalente a casi la mitad de la faena en el último mes del año.

Es decir, en diciembre del 2006 también se marcó un record de participación de las hembras para el mes correspondiente.

EFECTO MORENO

No caben dudas de que a este escenario se llegó luego de las presiones del gobierno nacional para intentar imponer un "precio político" al valor de la carne en góndola. El fracaso de esta estrategia fue doble: por un lado los precios al consumidor no bajaron en las carnicerías, donde se comercializa en 80% de este producto, y por otro se quitó estímulo al ganadero para seguir en la actividad.

Muchos de los productores que hasta el año pasado mantenían su hacienda a la espera de señales de cambio por parte del gobierno, este año terminaron por definir sus estrategias: se pasan a la producción de granos porque allí la rentabilidad más que duplica a la producción de carne. La decisión nace de una simple cuenta matemática y el productor, cansado de perder dinero, termina por redefinir esta nueva estrategia productiva. Es por ello que para muchos de los analistas consultados la liquidación de stocks que se observó a partir del último trimestre del año pasado, en el mejor de los casos, se mantendrá. Y ahora el problema se traslada al gobierno. Esta liquidación de stocks determinará que a partir de setiembre próximo la oferta de hacienda para faena comience a mermar en forma progresiva, ingresando la actividad en una espiral negativa difícil de revertir. Esta menor faena se traducirá en una caída de la oferta en la góndola, lo que a su vez impactará de lleno sobre los precios. El gobierno amenaza con la "Gran Chávez": "Si es

necesario importaremos carne para hacer bajar los precios. No vamos a permitir más presiones del campo", destacó desafiante uno de los principales asesores del Secretaría de Comercio Interior, Guillermo Moreno, al ser consultado por el tema. El "bonachón" y flamante secretario de Agricultura de la Nación, Javier de Urquiza, por ahora sigue mirando para el costado y promete "más diálogo con el campo". Pero el campo está cansando y suenan cada vez más fuertes los mensajes de las organizaciones agropecuarias manifestando su malestar por esta situación.

La interna entre Comercio Interior y el Ministerio de Economía, o mejor dicho entre Miceli y Moreno, hacen inviable la puesta en práctica de un plan ganadero para el desarrollo del sector. Moreno no quiere dar marcha atrás con el fuerte intervencionismo con el que presiona sobre el sector porque avalaría el fracaso de la política de contención de precios aplicada desde Comercio Interior. Por su parte, Economía asegura que "esto cae por su propio peso" y que el secretario de Comercio tiene sus días contados en la función pública o, por lo menos, en el cargo que hoy ostenta.

Mientras tanto el campo continúa en el medio de estos tironeos políticos en un año electoral donde no hay que esperar, lamentablemente, grandes cambios para el sector.

En la medida en que el gobierno no lea las señales que están dando los principales "fundamentals" de la actividad ganadera, difícilmente encuentren una salida a la crisis ganadera. Tener hoy el 50% de hembras que componen la hacienda que va a faena es algo dramático para cualquier industria cárnica. Distintos analistas del sector aseguran que, de mantenerse esta tendencia, a partir del 2010 Argentina pasará a ser un neto importador de carne vacuna y Brasil el principal abastecedor de nuestras góndolas.

Todo un retroceso. (J.L.)