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Un provocador y feroz crítico de la modernidad
El filósofo francés, fallecido el martes, dejó un legado de obras en las que analiza los medios masivos de comunicación como creadores de realidad y limitadores de la libertad. La guerra del Golfo “no existió”, dijo alguna vez. 

 

Los grandes gestos humanitarios le producían abominación. La democracia era para él un juego de sombras virtual. Y el mundo de la mercancía, una apariencia. En medio centenar de obras el sociólogo y filósofo francés Jean Baudrillard analizó la borrosa percepción de la realidad y su distorsión por parte de los medios.
El martes, el maestro de la provocación intelectual murió en París a los 77 años. “Perdemos a uno de los grandes creadores, a un pensador de primer nivel de la posmodernidad”, sostuvo el ministro de Educación, Gilles de Robien.
Baudrillard nació el 20 de julio de 1929 en el seno de una familia de campesinos en Reims y estudió filología germánica. Tradujo a Karl Marx, Bertolt Brecht y Peter Weiss al francés y en 1966 aceptó un puesto de docente en la Universidad de Nanterre, cerca de París.
Surgido del movimiento revolucionario estudiantil del Mayo del 68, Baudrillard fue marcado desde el principio por el movimiento y sus discusiones sobre marxismo y psicoanálisis. Más adelante, se inspiró en el artista pop Andy Warhol. En 1968 publicó su primer ensayo sobre el “Sistema de los objetos”. Le siguieron críticas vehementes a la sociedad de consumo y a sus símbolos.
Para Baudrillard, la libertad del consumidor era sólo una apariencia. El mundo hiperreal de la seducción manipula a sus clientes, afirmaba. Y le parecía también ridículo y preso de símbolos el reclamo de la izquierda de querer cambiar el mundo.
Los medios determinados por el mercado no encontraban piedad a los ojos de Baudrillard. Las imágenes diseñadas por los medios son más potentes que la realidad, sostenía el fundador de la revista “Utopie”. Eso limita la libertad. La verdad y los símbolos están distanciados.
Como “desilusionista”, Baudrillard intentaba acercar ambos conceptos un poco más. Pero no tenía mucha esperanza en sus compañeros de lucha.
“La cobardía intelectual es la verdadera disciplina olímpica de nuestros días”. En la obra “El crimen perfecto”, Baudrillard describió en 1996 el “asesinato” de la realidad por parte de teorías intelectuales, el mundo de datos virtual y los avances tecnológicos.
“Todos nuestros valores son sólo simulacros”, decía. La superpotencia Estados Unidos era para él, por un lado, una utopía convertida en realidad y, por otro, un “simulacro del poder” que no responde al ideal de democracia. “¿Qué significa ‘libertad’? Que tengamos la elección de comprar un coche u otro. Es una libertad aparente”.
A Baudrillard le gustaba impulsar las controversias con tesis provocativas sobre la “nulidad” del arte moderno.
“Lamentablemente, la literatura francesa también consiguió llegar a la muerte sin ayuda de la teoría”, sentenció. “Hay que vivir de forma inteligente con el sistema y rebelarse contra sus efectos”, era el lema de Baudrillard. Eso es difícil de transmitir.  “Lo que escribo cada vez tiene menos posibilidades de ser entendido. Pero ése es mi problema. Yo actúo en base a la lógica del desafío”.
El filósofo provocó escándalos con obras como “La guerra del Golfo no tuvo lugar” o su “Réquiem” para el World Trade Center. Sus análisis de la lógica del terrorismo incluso le valieron la acusación de simpatizante de los terroristas. “Soy terrorista en el sentido de que intento leer al terrorismo allí donde está”, decía. El terrorismo está “en todas partes, en forma de virus”. Los terroristas hicieron “lo que ustedes querían”.
Occidente sustituyó a Dios con las máximas de la globalización y se declaró la guerra a sí mismo de forma suicida. “El enemigo está en el corazón de la cultura que lo combate”. Con aforismos en vez de análisis, Baudrillard presentó en su obra de cinco tomos “Cool memories” (1987 hasta el 2005) su visión del mundo.

 Francia pierde al “trío”

La muerte del sociólogo y filósofo francés Jean Baudrillard, feroz crítico de la sociedad de consumo y uno de los teóricos de la posmodernidad, ocupó un espacio importante en los medios de comunicación franceses.
Todos los diarios de ese país homenajearon al visionario sociólogo. Considerado uno de los pensadores más influyentes de los últimos 30 años “junto al filósofo Jacques Derrida y el sociólogo Pierre Bourdieu, conformaba la trilogía posmoderna. Con la muerte de los tres Francia pierde a sus intelectuales contemporáneos más conocidos en el mundo, especialmente en los países anglosajones”, consideró “Le Monde”. “Más allá de lo real”, tituló “Liberation”, que le dedicó toda su portada al “visionario escéptico”, mientras que el conservador “Le Figaro” sostuvo que el sociólogo era “inclasificable” y para “France Soir” fue “La muerte de un pensador pesimista”.
“Baudrillard era muy reconocido en Estados Unidos, donde su obra llegó más allá de los medios intelectuales. Los cineastas Andy y Larry Wachowski lo citaron como fuente de inspiración para su trilogía Matrix”, apuntó “Liberation”. En uno de sus artículos, “Le Monde” destacó de Baudrillard que “su estilo difícil y su particular gusto por las paradojas hicieron que recibiera numerosas críticas, especialmente por su rechazo hacia Foucault, una actitud que le valió críticas de la comunidad intelectual francesa, que a veces le negó el nombre de filósofo. Su posición radical frente al espectáculo de los medios de comunicación le hizo incurrir en algunas exageraciones: como la primera guerra del Golfo produjo escasas imágenes televisivas, Baudrillard aseguró que ésta no había existido”. 



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