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CONTEMPLATIVA
UNA permanente búsqueda del sentido artístico de la vida: así se planta la escultora roquense.

Dice que le gustan los materiales y las formas y es por eso que junta y guarda todo aquello que le llama la atención desde alguno de estos dos aspectos. Y para lograr esto tiene la fortuna de tener uno de los talleres más grandes de General Roca, en un antiguo galpón que en un tiempo perteneció a la metalúrgica Ballada, donde apenas ingresar se ven decenas de obras en diferentes etapas.
Un cuero de vaca colgado de la pared (“Una vaca que se desvistió y se fue a descansar”), cerca de una decena de máscaras de madera o hierro (“Tengo muchas caras acá y voy buscando cuerpos”) y hasta grandes pedazos de espejos superpuestos (frente a los que te pide que te pares para que también seas partícipe de uno de sus juegos, la búsqueda de imágenes). Cada obra o proyecto encuentra su lugar en el taller y espera el momento en que Nora Mocciola complete la idea artística en su mente primero y en la práctica después.
Y es que para esta artista roquense ‘la procesión va por dentro’. “Siempre mentalmente estás trabajando, todo el tiempo –explica–. Por ejemplo, vas caminando y ves formas que te interesan. Yo soy muy contemplativa. Desde ver frutas, comida, gente, todo me hace un clic para hacer obra. Es como que siempre la mente de uno está pensando en obra”.
Podría definirse a Nora como una artista autodidacta a la que siempre le gustó todo lo referido a la plástica, desde chica, pero también hizo cursos con distintos profesores. “Estudié un poco de dibujo con Rafael Roca, hice la escuela de cerámica del IMBA y tomé clases con José Giogia y Claudia Aranovich”, sintetiza.
Otros datos completan su currículum. En noviembre del ’96 realizó su primer exposición individual que presentó en el Museo Municipal de Bellas Artes Juan Sánchez y en la Casa de la Cultura de Roca. En el 2000 realizó otra, su última muestra individual hasta el momento, también en Casa de la Cultura a la que llamó ‘Esencia’.
Pero la creación no cesó. “En el 2001, en plena crisis, hice una serie buscando desechos de obras de construcción y colocándolos dentro de bolsas con cemento de una forma en que cemento deja ver parte de los objetos. Me gusta mucho trabajar con los materiales de desecho. También por esa época hice una instalación en percheros que es referido al tema de las ansiedades”.
Aunque en el taller hay muchas esculturas, esta artista roquense asegura: “No podría encerrar mi obra sólo en la escultura. Tampoco soy alguien que me encierre siempre en el taller porque disfruto muchas cosas como el jardín o preparar regalos para mis seres queridos, pero siempre buscando el sentido artístico. Me interesa hacer lo que tengo ganas con mi tiempo”, cuenta reafirmando en cada frase la importancia que el juego y el respeto por sus ganas siguen teniendo en su vida y en su arte.
(M. B.)

CON GANAS DE SEGUIR

A fines del año pasado, Nora Mocciola fue noticia al lograr el primer puesto en el concurso “Desde la Patagonia al INTA en su 50º Aniversario” ante un jurado conformado por el reconocido arquitecto Clorindo Testa además de los directivos de la institución.
El objetivo del evento era el de que los participantes crearan una escultura para el edificio central del INTA que sintetizara el accionar de la institución.
“Mi idea era hacer algo sencillo –explica la plástica–, una especie de árbol o un bosque con materiales cómodos para trasladarlos. A la vez, tenía muchas ganas de trabajar con plástico. Después de muchas pruebas trabajé con metal, caños y terminé la obra con unas bandas plásticas transparentes que son las que se usan en las carnicerías. Siempre me gustó ver en los camiones que transportan los animales faenados esas bandas”.
“Entonces –continúa Nora– coloqué tres caños, uno de arriba y después una parrilla de 3,30 metros de altura. A partir de ahí van colgadas las bandas transparentes que llegan a 80 centímetros del piso. Es una obra sencilla que para mí tiene mucho sentido. Intentaba buscar el árbol como prototipo de lo vegetal y la historia del hombre desde el árbol”.
Según Nora, este reconocimiento fue muy importante para ella. “El premio te carga las pilas, sobre todo porque el jurado era gente interesante que está al tanto de todo. Además que mi obra haya sido seleccionada frente a 31 trabajos buenos es gratificante. Te indica que vas por buen camino, te dan ganas de seguir buscando”.



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