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Sobre abusos, \"los chicos no mienten\" | ||
En esta región hubo varios casos resonantes vinculados con abusos de menores. Uno de ellos fue la violación de dos menores en Chos Malal y otro, el de una menor en Bariloche (el caso Giglio). En ambos casos se pusieron en duda los relatos de las menores y se las revictimizó a lo largo de varios juicios. ¿En qué medida se puede evitar esta situación y a qué cree que se debe? Yo parto de la idea base de que los chicos no mienten. Uno podría decir: "Bueno, vamos a analizar a este chico": si no miente, el hecho puede haber ocurrido y, si miente, me podría plantear como segunda área de exploración por qué un chico se atreve a mentir con semejante tema. Los chicos pueden ser muy fantasiosos para decir que su papá es Superman, ¡pero nunca fabulan tanto como para afirmar que su padre le introdujo el pene en la boca! Además, hoy abundan los recursos y las herramientas para indagar a un niño... Yo trabajo desde 1995 en estas cuestiones y podría decirle, en términos sencillos, que si usted va a investigar este hecho desde el abordaje técnico común, pierde de vista el abordaje psicológico. Una de las áreas más sensibles de esta temática es que la forma, la evidencia de los hechos, no es solamente el testimonio de la víctima; de otro modo, con los mudos tendríamos un montón de problemas. Entonces, a la hora de iniciar una investigación de abuso tenemos tres o cuatro puntos que voy a sintetizar: tenemos que analizar, primero, el relato de la víctima y, dentro de eso, lo que se denomina "análisis del testimonio del menor" o "crítica del testimonio". A partir de allí, validar ese testimonio por vía psicológica. Una vez que tenemos el experto que dice "Sí, efectivamente no tiene personalidad fabuladora" o "Estamos en presencia de un chico que ha sido traumatizado y que tiene signos compatibles con abuso", se valida el relato. Desde la validación del relato, el segundo paso es validar el abuso. Tenemos ya un relato verosímil y auténtico. Luego pasamos a otro aspecto: el perfil psicológico de la víctima, analizar el impacto que le causó el episodio. Más tarde vemos la relación que tiene con el presunto autor y después pasamos al perfil psicológico del autor, y ya tenemos: el relato de la víctima, el impacto que le provocó el hecho, el perfil compatible o no con un supuesto autor. Por otro lado, si tenemos evidencias físicas que es la más sencilla, porque si tenemos líquido, semen, saliva, pelo o sangre que pueda ser materia extraíble de ADN la cosa es mucho más fácil aún. Si no cuento con eso, contamos con el relato y con las evidencias de tiempo, modo y lugar (dónde y cómo ocurrió y sus circunstancias). Junto todas las pruebas y ya tengo lo esencial. Además, es un relato producto de un trauma. Obviamente. Primero, si no hay relato no hay investigación, no hay causa. Así que este punto es crucial. Además, cualquiera debería saber ya que es muy importante saber la capacidad psíquica que tiene un chico para sostener un relato semejante frente a un profesional. No resiste el análisis de un profesional un relato de un chico que tiene un coeficiente intelectual bajo o una formación menor o aquel que tiene acotado su mundo de relación. Un chico del conurbano bonaerense y uno de un barrio marginal tienen distinta capacidad de informar y procesar datos. Estas dos personalidades que yo presento van a dar dos relatos diferentes e información diferente: un chico de escasos recursos va a ser rápidamente descubierto en un interrogatorio en la falsedad o verosimilitud de su relato. El chico que tiene más recursos seguramente se confrontará con su propio relato ante un profesional. Lo que planteo es lo siguiente: no se trata de decirle "Nene, sentate y contame" sino de confrontar a esa víctima con profesionales para atender a varios aspectos que plantea el caso. |
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