La madera encierra algo especial que a veces pasa desapercibido, y en general se escucha decir que brinda calidez. Esto es algo que llevamos en nuestra percepción gracias a las decenas o cientos de miles de años que el hombre viene usando la madera como uno de los principales recursos en su vida cotidiana, usándola para calefaccionarse, cocinar y para construir sus viviendas. La madera trae consigo la esencia del bosque en el que el árbol talado creció. Sabiendo que su talado no será en vano ya que acompañará al hombre desde su cuna hasta su lecho de muerte, pero los mejores años de su vida se los entregará generosamente convertido por las manos de un ebanista en: mesas, sillas, camas, baúles, relojes, pisos, marcos, puertas, ventanas, techos, barandillas, o escaleras, acompañándonos cálidamente durante toda nuestra vida. Este noble material embellece las construcciones con su vital colorido y vetas únicas e irrepetibles tanto como el pelaje de un tigre de bengala. Brinda, a la vez, belleza, distinción, calidez y practicidad, y nos lleva inconscientemente a nuestros orígenes ancestrales. Es increíble apreciar como unos pequeños detalles en madera aplicados convenientemente producen un gran atractivo en casi cualquier construcción. Es sabido que mejorando el aspecto exterior de una fachada puede lograrse un incremento promedio de un 6 por ciento en el valor de un inmueble, por lo que incorporar aditamentos de madera a un inmueble constituye una excelente inversión. Y a la vez mejora nuestra vida con la diaria satisfacción de volver a casa y apreciar su belleza. La madera requiere de sus cuidados para mantenerse atractiva. Los principales elementos que afectan a la madera expuesta son el agua (lluvia o rocío) y la radiación solar. La protección de la madera con lacas o barnices evita que la humedad contacte a la madera, pero las dilataciones y contracciones de la madera originadas por los cambios climáticos sumada a la sequedad e in-elasticidad de estos productos producida por el efecto del sol en un solo año, hace que esta película se raje y comience a penetrar la humedad en la madera. Cuando esto ocurre se propaga rápidamente porque la madera seca se hincha al mojarse y esta capa protectora no puede acompañarla, resquebrajándose aún más. La madera desnuda expuesta al sol pierde su color natural volviéndose gris. Gracias a la tecnología moderna se cuenta hoy día con productos que facilitan enormemente la protección y el mantenimiento de las maderas expuestas a la intemperie, y que evitan los problemas anteriormente citados. Estos productos cuentan con filtros de radiación solar y no forman película, por lo que no se resecan ni resquebrajan y al ser micro-porosos dejan que la madera absorba y libere humedad durante los cambios climáticos, acompañando los cambios dimensionales de la misma. Otra buena noticia de estos productos es que a diferencia de los barnices y lacas, se puede repintar sobre los mismos sin tener que eliminar todo el producto viejo. Esto facilita enormemente el mantenimiento. Las puertas y ventanas exteriores son las partes más expuestas al sol, por lo que un alero las protege tanto del sol como del rocío y la lluvia. Un alero de madera puede adosarse con relativa facilidad a cualquier pared existente, pero hasta ahora se requería de personal especializado para diseñarlo y construirlo, normalmente en el lugar, con los consabidos trastornos que esto ocasiona. Existe una empresa que diseña, fabrica y distribuye aleros de madera listos para instalar en distintos modelos de calidad. Están construídos con materiales de primera calidad y su diseño garantiza larga duración y bajo mantenimiento. La producción sistematizada permite lograr calidad a un costo inferior al requerido construyendo en obra, reduce los tiempos del proyecto y con satisfacción en la terminación. INSTALACION Para la instalación del alero los fabricantes aconsejan “verificar previamente la verticalidad y el plano de la pared con una plomada y una regla. De no encontrarse plana o vertical la pared, habrá que compensar la diferencia con mampostería, previo a la instalación del alero”. Luego debe decidirse la altura a la que se lo va a colocar en función del alto de la abertura y de otros elementos cercanos. “Los orificios de fijación no deben estar a menos de 50 milímetros del borde de las paredes, para evitar la rajadura de las mismas al apretar los tirafondos”. Se recomienda “que la altura mínima desde el piso a la parte inferior del parante vertical sea de 2,05 metros. Si hay persianas que abren hacia fuera, de la propia abertura o de otras cercanas, debe considerarse que las ménsulas del alero pueden limitar su recorrido de apertura”. Una vez que se hayan definido los puntos de fijación debe verificarse que no haya cañerías que puedan verse afectadas al perforar. “Los puntos de anclaje pueden realizarse sobre mampostería en general, siempre y cuando se encuentre en buenas condiciones y libre de humedad”. “Si es necesario perforar hormigón, debe tenerse cuidado de no cortar hierros estructurales del mismo. La perforación debe realizarse con roto-percutor y una mecha de widia de 12 milímetros a una profundidad de 80 milímetros”. Para realizar la marca de las perforaciones, se recomienda “posicionar el alero en su sitio, para lo cuál se requiere la ayuda de al menos dos personas, verificar el nivel y la altura, y marcar la pared introduciendo una fibra en los agujeros de fijación”. Otro método alternativo es mediante una plantilla hecha en cartón con el mismo alero. ”Para iniciar el agujereado de la pared se recomienda ayudarse con un trozo de madera previamente perforado a 13 milímetros que se posiciona firmemente centrado en el lugar marcado. De esta forma se evita el deslizamiento lateral de la mecha de widia al perforar. Si se cuenta con limitador de profundidad en el roto-percutor, calibrarlo a 80 milímetros, de lo contrario pegar una cinta adhesiva en la mecha como referencia de profundidad”. Hay que realizar las perforaciones en forma perpendicular a la pared conservando el nivel horizontal. ”Una vez realizados los 6 agujeros, se libran de polvo residual y se insertan los tarugos plásticos al ras de la pared. Luego se posiciona el alero y se atornilla con los tirafondos provistos y sus arandelas. Es importante no olvidar colocar las arandelas, de lo contrario la cabeza del tirafondo se embute en la madera impidiendo el correcto apriete. Debe realizarse un apriete razonable, sin exceder a punto tal de falsear el tarugo o rajar la pared. Para apretar los tirafondos de recomienda utilizar un tubo hexagonal de 13 milímetros, apretando en forma pareja y secuencial”. Hay que verificar la instalación con plomada y nivel. Una vez instalado se procede a colocar la zinguería (de ser necesaria). La misma va clavada con clavos de cobre en las clavaderas del alero y puede ir pegada a la pared con adhesivos o embutida y sellada con cemento. En este punto ya se pueden clavar las tejas con clavos de cobre de 50 milímetros, y no se deben usar clavos de hierro ya que al oxidarse se hinchan y rompen el ojal de la teja. ”No es necesario clavar todas las tejas, pero se recomienda clavar al menos las de los bordes. Las tejas deben sobrepasar unos 5 centímetros al borde del alero para proteger la cenefa del agua y del sol. Los caballetes se colocan usando mezcla para mampostería la cual puede colorearse con ferrite para dar una terminación rojiza, o una vez seca puede pintarse con los colores de la teja utilizada. Luego deben rellenarse con mezcla de mampostería los huecos entre teja y teja del borde frontal del alero. Si se mancha la madera con mezcla, limpiar con paño húmedo antes de que se seque”. Como último paso, “se colocan los tarugos de madera que tapan los agujeros de fijación. Para esto utilizar un taco de madera para no lastimar el tarugo y martillar, dejando al ras. Luego terminar con Cetol Plus sobre los tarugos y cualquier otro detalle o ralladura que hubiese aparecido”. Para el mantenimiento se recomienda una limpieza de la madera con paño húmedo. Una vez al año, se recomienda una sola mano de Cetol Plus sobre la pintura original. De esta forma se evita la aparición de manchas y se evita tener que lijar todo a fondo. Conservar la madera mediante una mano anual es el modo más económico en tiempo y materiales. La carga máxima soportada por el alero es de 150 kilogramos. “Esto es suficiente para soportar las tejas y una eventual carga de nieve sobre el mismo. La pared soporte debe estar en condiciones de aceptar esa carga”. Fuente consultada: www.aleroscountry.com.ar; info@aleroscountry.com.ar
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