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A lo campeón | ||
"Pico" Mónaco festejó su primer título como profesional justo en el ATP de Buenos Aires, ante su público. Jugó en un nivel bárbaro. | ||
Juan Mónaco puso a la catedral del tenis argentino de pie. Apretó los puños, miró a cualquier parte y con los ojos todavía cerrados, se dio cuenta que era el campeón del ATP Buenos Aires. Mucha cosa, por cierto. Fue el primer título que logró Mónaco en su campaña; embolsó un cheque de 58.750 dólares; a partir de hoy se colocará entre los 50 mejores del mundo y a partir de ahora su confianza va andar por las nubes. "No me olvido más de esto y ahora voy por más", fue lo primer que le salió, en medio de las lágrimas, luego del cómodo 6-1 y 6-2 ante el italiano Alessio Di Mauro. Estaba claro de antemano que la diferencia tenística entre ambos era grande. Y no sólo por el ranking. Mónaco, como quedó demostrado, si jugaba como lo venía haciendo, no tenía por qué dudar del triunfo. Pero, partidos son partidos, se sabe. Y los imprevistos andan dando vuelta siempre en el deporte. No fue este el caso, por suerte para el argentino. De entrada tomó la iniciativa y marcó el ritmo que más le convenía. Su derecha letal fue un penal tras otro para el pobre italiano, quien se limitó a aguantar en el fondo de la cancha y a tratar de pasar la pelota lo más dignamente posible. No fue suficiente. En un abrir y cerrar de ojos se fue el primer set y a esa altura había una sensación dando vueltas en el Buenos Aires. Si "Pico" aceleraba, se terminaba el partido. Para colmo, antes de reanudarse el segundo set, el italiano pidió que lo atendieran por una molestia en su pierna derecha. Volvió bien, recuperado, pero "Pico" no perdió la concentración. Lastimaba de derecha; con el saque; cuando pegaba el revés cruzado, y también a la hora de subir a la red, voleando como un experto. Pero los mayores aplausos se los llevó en el comenzó del partido. Di Mauro lo pasó con un globo "canchero", de esos que se tiran en el club para llevarse los aplausos de los socios. Parecía punto definido. Error. Mónaco llegó hasta cerca de la lona y, casi sin ángulo, hizo la "gran Willy" que pasó claramente a un impotente rival, terminando en uno de los puntos más festejados por los aficionados. Hubo momentos de largos peloteos, pero en general siempre el control estaba del lado de Mónaco. En el segundo set volvió a quebrar de entrada y se encaminó directamente hacia la victoria, la que tanto recordará por haber sido la que le abrió la puerta al primer título de su campaña. |
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