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La magia de Carou agrandó la paternidad | ||
El enganche apareció en toda su dimensión con un doblete. | ||
CIPOLLETTI (AC).- Si algo le faltaba a Cipolletti para ratificar supremacías en el torneo, era consolidar la paternidad sobre el Deportivo Roca. Ayer volvió a dar muestras de solidez, serenidad y oportunismo para quedarse con el clásico por 2-0, con un doblete de Daniel Carou, y encaminarse anticipadamente hacia la clasificación. A esta altura del certamen, la contundencia del equipo de Domingo Perilli es tal que las victorias ya dejan de sorprender. La superioridad sobre Roca fue muy clara en este torneo: de los cuatro clásicos, ganó tres y empató uno. Las virtudes del albinegro se repitieron como a lo largo de todo el Argentino B. Cuando no encuentra los caminos del gol, mantiene la tranquilidad, y apoyado en un gran estado físico, devora a sus rivales. Así fue como despachó al 'Naranja', que sólo lo pudo aguantar un tiempo. La primera parte fue muy pareja, pero con poco juego asociado, porque el local estuvo impreciso en la mitad de la cancha y al 'Depo' le faltó ambición para ir a buscar el partido. De todas maneras fue el albinegro el que estuvo a punto de gritar el primero, pero recién a los 40. Bruno Weisser ensayó una volea perfecta luego de un centro desde la derecha, pero la pelota se encaprichó, dio en el ángulo y cayó mansita en las manos de Nicolás Toschi. En los primeros 20 Roca estuvo más tranquilo a la hora de manejar la pelota de la mano de Diego Napolitano, pero no lo pudo traducir en situaciones de riesgo. De a poco el local se fue afirmando en el partido, utilizando la derecha como única vía de escalar en la cancha. Es que por izquierda el albinegro tenía poco juego en ataque. Con pocas emociones se fue consumiendo el primer capítulo, que empezó a 'calentarse' cuando Cecilio Gómez expulsó a Cristian Villanueva por un codazo sobre Oscar Padua. Eso hizo que Martín Medina tuviera que retocar el equipo. Roca salió a jugar el segundo tiempo con dos líneas de cuatro y sólo un punta. Cipolletti empezó a hacer valer el jugador de más y fue arrinconando a su rival, hasta que el pibe Sergio Cerda -de buen partido, sobre todo en la marca- logró subir por su carril, envió el centro y Daniel Carou metió un cabezazo perfecto para estampar el 1-0. Fue el principio del fin del clásico, porque el líder se dio cuenta que la fórmula estaba por los costados y cerró el partido antes de los 20. Esta vez el que trepó fue Mariano Figueroa, mandó el centro desde la derecha y otra vez apareció el nuevo goleador del equipo, Carou, que acomodó la pelota con el pie derecho. Dos goles y un jugador más fue demasiada ventaja para un equipo que partido a partido sigue demostrando que es el mejor del torneo. Lo que quedó de este nuevo clásico fue casi un monólogo del local, que pudo haber estirado las diferencias, pero le perdonó la vida a un rival que sufrió otra vez el rigor y la contundencia del gran candidato. A este ritmo sólo deberá esperar que pasen las fechas y empezar a pensar en los play offs. |
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