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Pedro de Angelis | ||
Pedro de Angelis nació en Italia en 1784 y es considerado uno de los historiadores clave de nuestro país, aunque su producción fue centro de grandes polémicas. Corrió los riesgos propios de todo aquel que se aventura por primera vez a incursionar en un campo levemente transitado al proponerse el estudio de nuestro pasado con el rigor de un historiador profesional. En Europa sirvió como capitán de artillería de los ejércitos napoleónicos, aunque pronto debe haber advertido que la carrera de las armas no lo convocaba con la misma pasión que la historia, la filosofía y el aprendizaje de otras lenguas. Por lo tanto optó por dedicarse a la docencia al tiempo que era designado como maestro particular de los hijos del rey Joaquín Napoleón I. En ese tiempo fue designado miembro de la Academia de Nápoles y poco después secretario de la Legación de San Petersburgo (Moscú) donde se casó con una institutriz de origen suizo. Al caer el imperio napoleónico, De Angelis perdió su trabajo y quedó obligado a buscar nuevos horizontes para lo cual se trasladó a París, el gran centro intelectual de su época. Rivadavia gobernaba las Provincias Unidas del Río de la Plata y lo contrató para crear y dirigir dos periódicos. De Angelis se sintió tentado por el ofrecimiento del gobierno argentino y viajó a Buenos Aires. En 1827 se le confió la dirección de la Imprenta del Estado y casi de manera inmediata solicitó y obtuvo la ciudadanía argentina. Creó el periódico "Crónica política y literaria de Buenos Aires", para servir a los intereses del oficialismo gobernante, y "El Conciliador", que apenas apareció una sola vez. Al caer Rivadavia, a fines de 1827, De Angelis perdió su empleo. Dorrego le habría ofrecido seguir en el cargo, aunque otros autores sostienen lo contrario, puesto que el nuevo gobernador había sido blanco de una feroz crítica a través del periódico "Crónica...". Para sobrevivir se dedicó nuevamente a la docencia y creó un ateneo. En 1830, en una carta dirigida a un amigo suyo de París, le anticipó que estaba resuelto a dejar la Argentina una vez que concluyera el libro que estaba escribiendo sobre la historia del país, una "colección de todos los escritos inéditos (porque todo es inédito) sobre esta parte del nuevo mundo, acompañada de notas y disertaciones". Ciertamente De Angelis estaba produciendo un archivo personal de documentos sobre los años fundantes de la Argentina y la acumulación de otros antecedentes sobre materias ajenas a la historia, como la geografía, la etnografía y las lenguas de los pueblos originarios. En 1830 también publicó varias biografías, un género que en Argentina todavía no había sido explotado; entre otras el "Ensayo histórico sobre la vida Exmo. Dr. D. Juan Manuel de Rosas", que significaría para él numerosas críticas de parte de los intelectuales que se oponían al régimen, como Esteban Echeverría o Paul Groussac. Sin duda la relación de Pedro de Angelis con el gobierno de Rosas fue muy estrecha, al punto que fue contratado para divulgar el proyecto de la Restauración a través del "Archivo Americano y Espíritu de la Prensa del Mundo", que circularía en Europa editado en tres idiomas. Sus enemigos, la mayoría en el exilio, le dispararían sus dardos más feroces a los que él les respondería desde las páginas de esta publicación. Por entonces también publicó una "Memoria sobre los derechos de soberanía de la Confederación Argentina a la parte austral del continente americano", texto que guarda el valor de ser uno de los primeros que aborda el estudio de la geografía del país. Al caer Rosas, el historiador como ya le había sucedido antes en Europa tras servir al Imperio de Napoleón debió abandonar el país y radicarse en Brasil. Entre sus principales producciones dejaba la "Colección de Obras y Documentos relativos a la Historia Antigua y Moderna de las Provincias del Río de la Plata", que había comenzado a trabajar en 1836, y que en siete tomos reúne una vasta colección de documentos sobre los tiempos de la colonización española y los albores de la Argentina. En Río de Janeiro alcanzó un gran reconocimiento y fue nombrado miembro del Instituto Histórico Geográfico de esa ciudad. También sería incorporado a la Royal Geographic Society de Londres, a la Societé Geographique de París, a la Societé Royale des Antiquaires du Nord de Copenhague, al Reale Instituto d'Incoraggimiento delle Scienze Naturali de Nápoles y a la American Philosophical Society de Filadelfia. No obstante el lugar que alcanza a ocupar en Brasil, De Angelis estaba resuelto a retornar a la Argentina y así sucedió en 1955, cuando todavía sus enemigos lo recordaban como un ex colaborador de Rosas. El desprecio del que seguramente fue objeto no le restó energías para continuar trabajando en todos aquellos asuntos que estuvieran vinculados no sólo con el pasado sino también con el presente del país. Así publicó la "Memoria sobre el estado de la Hacienda Pública", el "Proyecto de organización para la instrucción pública de la Provincia de Buenos Aires", la "Recopilación de las leyes y decretos promulgados en Buenos Aires desde el 25 de mayo de 1810 hasta el fin de diciembre de 1835", el "Reglamento para el ejercicio y maniobras de los regimientos de infantería", una "Bibliografía General del Río de la Plata", que no se alcanzó a editar y cuyos manuscritos se conservan en el Archivo General de la Nación, y finalmente un "Libro de lectura elemental e instructiva para jóvenes estudiantes". Pero allí no se agota su aporte que todavía continúa echando luz sobre el origen de nuestro país. Muchas veces las críticas que llovieron sobre él estuvieron fundadas en el hecho de haber servido a los gobiernos de turno sin cuestionarse las contradicciones en las que por ello incurría. Con Rivadavia ejerció el periodismo para cuestionar las ideas federales aunque después ocuparía el mismo lugar durante el gobierno de Rosas para justificar las ideas de la Restauración. Sin embargo ello no le resta mérito a su obra. La "Memoria histórica sobre los derechos de soberanía y dominio de la Confederación Argentina a la parte austral del continente americano, comprendida entre las costas del Océano Atlántico y la gran Cordillera de los Andes, desde la boca del Río de la Plata hasta el Cabo de Hornos, inclusa la Isla de los Estados, la Tierra del Fuego y el estrecho de Magallanes en toda su extensión" que De Angelis publicó cuando Rosas ya no ejercía el poder y que Sarmiento, en su libro "Campaña en el Ejército Grande", calificó como una diatriba contra Chile, fue considerada por Vélez Sarsfield "como una obra acabada, pues los documentos que su autor había reunido demuestran hasta la evidencia los indudables derechos de la República a todas las tierras que se extienden hasta el Cabo de Hornos". Este aporte de Pedro de Angelis, en los tiempos de construcción de nuestra soberanía sobre la región patagónica, es un título más que suficiente para reconocer el valor de su trabajo.
PEDRO PESATTI |
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