Las propuestas más arriesgadas del mundo del arte contemporáneo se vieron la semana última en ARCO, la Feria Internacional de Arte Contemporáneo, en Madrid, que tuvo a Corea como la gran invitada. Galerías de todo el mundo, coleccionistas, compradores, artistas, comisarios, expertos y amantes del arte contaron con cinco días para darse un baño de realidad sobre el estado de salud de la creación mundial. Esta XXVI edición fue organizada en torno a tres ejes principales: la alta calidad de las galerías participantes, la atención especializada al coleccionismo y el compromiso de compra por parte de corporaciones e instituciones. Para ello, 270 galerías ofrecieron una visión global de la creación contemporánea con lo mejor y más destacado de los siglos XX y XXI. Una de las novedades importantes de esta convocatoria es la incorporación de 49 galerías nuevas; todas ellas extranjeras, a excepción de tres españolas, lo que confirma la consolidación de ARCO en el escenario artístico internacional. Fiel a su estructura, la feria contó con tres grandes apartados: el Programa General, Proyectos y The Black Box. El Programa General, volvió a consolidarse como el centro neurálgico, con la participación de 206 galerías (seleccionadas de un total de 550); un espacio que se caracteriza por la amplia representatividad artística, con una importante presencia de las Vanguardias Históricas y los grandes nombres internacionales, desde el arte moderno a la actualidad. Las secciones Proyectos y The Black Box recibieron las propuestas más innovadoras del arte emergente, electrónico y audiovisual. Europa fue el continente más representado en los tres ámbitos, con una presencia destacada de Alemania y Austria (país invitado 2006), así como Portugal y Europa Central. América contó también con una gran presencia, así como el continente latinoamericano de dónde hay que destacar Brasil, país que, a través de una selección de trece galerías, ofreció un aperitivo de su arte más actual que centrará todas las miradas en 2008, convirtiéndose en el país homenajeado en la próxima edición de la feria. La perla de esta edición fue Corea y sus expresiones artísticas más actuales. Esta es la primera vez que ARCO centra su mirada en el continente asiático que se ha convertido en uno de los ejes internacionales más emergentes y de mayor efervescencia artística. El programa incluyó una atractiva selección de los artistas coreanos más importantes del momento. En esta feria, si bien la pintura volvió a tener gran protagonismo, la fotografía no le queda a la zaga y su presencia, con las transformaciones que permite el uso de las nuevas tecnologías, fue apabullante. Tanto es así que un estudio de Arte Market Insight de la publicación Artprice confirmó que la fotografía es el medio que crece con más fuerza en el mercado. En el período que va de 1996 a 2006, el índice de precios de fotografías de artistas nacidos después de 1945 se elevó en un 262 por ciento, mientras que el de las esculturas y pinturas de artistas de esa época lo hizo en un 156 por ciento y en un 158 por ciento, respectivamente. Estos datos se pudieron verificar este año por los pasillos de los dos pabellones de ARCO, ya que en casi todas las galerías, además de las especializadas, se exhibieron fotografías, ya sean retratos, paisajes naturales y urbanos, temas sociales o conceptuales, motivos manipulados, digitalizados o pintados. El representante de la galería Estiarte de Madrid, Daniel Cuevas, avala el éxito de este medio y asegura que en los últimos años la fotografía se ha consolidado entre los coleccionistas. “Es un valor de compra muy importante y no sólo para las fundaciones o museos, sino para el coleccionista privado, que ya no tiene miedo a comprar fotografía, ni a su conservación o a su pérdida de valor con el paso del tiempo”, afirma el experto. La Fundación Caja Madrid acaba de adquirir en esta misma galería la obra fotográfica de José Ramón Amondarain, consistente en doce fotografías y las doce pinturas previas que completan esta propuesta artística. Amondarain toma las fotos en blanco y negro; después las pinta y, a continuación, las manipula y distorsiona. El cuerpo humano fue uno de los temas más recurrentes para los fotógrafos: la galería Fernando Pradilla tuvo todas sus paredes con imágenes de cuerpos tatuados. Pero, sobre todo, es el rostro, como espejo o retrato de lo más íntimo del ser, el que acapara muchas miradas, como es el caso de la artista holandesa Desiree Dolron, cuyos retratos, que el espectador podría confundir con pinturas de Vermeer o Velázquez, fueron uno de los atractivos de la feria. Se trata de fotografías analógicas que después han sido manipuladas digitalmente en un intento de hacer un viaje por la historia a través de la luz. Irán, que representa una de las más antiguas culturas de la historia, estuvo presente, por primera vez en ARCO, a través de una galería de Teherán y con la vanguardia fotográfica de tres mujeres iraníes: Shadi Ghadirian, Bahman Jalali y Khosrow Hassanzadeh. Estas artistas plasman en sus fotografías a mujeres cubiertas con velos de muchos colores, situadas detrás de un muro y ocultando su rostro, de gran belleza y sensualidad. También están en ARCO las imágenes de los masivos cuerpos desnudos fotografiados por Spencer Tunick en la playa de la Concha de San Sebastián (norte de España), en las escaleras de un metro o en una fábrica, y las imágenes del suizo Olaf Breuning, en la galería Leyendecker, con sus críticas a la cultura pop y urbana. En pasadas ediciones de ARCO, el tema del sexo o la violencia en la fotografía era una oferta considerable, pero ahora la mirada se ha dirigido más hacia el interior o hacia la denuncia, sin renunciar, en todo caso, a la diversidad más absoluta.
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