Cancún, el primer destino turístico de México, se enfrenta al dilema de conjugar dos de las prioridades del presidente Felipe Calderón: la lucha contra el narcotráfico y el desarrollo de una industria vital para la economía del país. Calderón ordenó el despliegue del Ejército mexicano en siete estados y en la ciudad de Tijuana (noroeste), en la frontera con Estados Unidos, para combatir la violencia ligada al narcotráfico. El estado de Quintana Roo (este), ubicado en el Caribe mexicano y donde se encuentran Cancún y la Riviera Maya, es también punto de tráfico y distribución de droga y ver ahí, un oasis de paz y belleza, un despliegue militar podría producir un efecto más devastador que un huracán. “Eso sería negativo en el flujo turístico”, estima el alcalde de Cancún, Francisco Alor, quien prefiere solucionar de manera local y discreta los problemas de delincuencia con acciones preventivas. Ambos funcionarios participaron en el V Foro Turístico Nacional, realizado en Cancún, donde el tema de la seguridad pública ocupó más espacio que el de la protección civil ante desastres naturales. En ese foro, el secretario (ministro) federal de Turismo, Rodolfo Elizondo, se refirió a las recientes amenazas de la red terrorista Al Qaeda contra los países que exportan petróleo a Estados Unidos, entre ellos México. Elizondo las calificó de “preocupantes”, pero más adelante le restó importancia a la situación, temeroso del efecto que podría causar el tema en los turistas. México es el segundo destino turístico para los estadounidenses que viajan al exterior, quienes en su mayoría eligen el balneario de Cancún. El país tuvo ingresos por turismo por 12.000 millones de dólares durante el 2006 y busca convertirse en la quinta potencia turística mundial. Si bien el turismo es actualmente la cuarta fuente de divisas de México, muy lejos del petróleo (27.000 millones de dólares), representa el futuro ante el agotamiento de los yacimientos de crudo. El centro vacacional ha logrado rehabilitar 28.000 habitaciones, está por sumar 2.000 y pronto inaugurará la tercera terminal del aeropuerto internacional, que duplicará así su capacidad de operación para recibir a 11 millones de visitantes por año. Además, algunos inversionistas han optado por Quintana Roo en vez de Acapulco (sur), aterrados por los sobornos que ahí les cobran los cárteles de la droga para dejarlos seguir con sus negocios. Sin embargo, Cancún estuvo a punto de verse envuelto en la espiral de violencia que sacude al resto del país cuando el año pasado el jefe de la policía local, Wilfredo Robles, un funcionario judicial y varios policías fueron ejecutados al estilo de los ajustes de cuentas del narcotráfico. “Desde la llegada del nuevo alcalde, se ha hecho una limpieza en la policía”, explicó el jefe de seguridad pública de Quintana Roo, Miguel Angel Colín. En este proceso, más de 400 policías fueron cesados y se creó una división de asuntos internos. “Detenemos a un distribuidor de droga a diario”, explica Colín al confirmar así la realidad de un mercado de consumo de droga en Cancún. “Es cierto que los índices de delincuencia son menores que en otras partes, pero Cancún sigue siendo una plataforma de tráfico de drogas, incluida Europa”, confirmó un policía extranjero.
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