El patio del bar “Mal de Amores” es un matiz entre naturaleza y arquitectura, una búsqueda para tratar de mimetizar artificialmente un espacio que necesariamente es artificial -porque es arquitectura- con la naturaleza propia del lugar. Toda la etapa de proyecto fue acompañada de la ambición por conseguir un espacio que reproduzca el glamour de la noche, del verano, de las copas, del diseño y la moda. La propuesta es un sitio exterior incorporado a la dinámica del bar original con una apertura completa hacia uno de sus costados, de manera que el patio forme parte indisoluble con el espacio original del bar, proyectado dos años atrás. A su vez, al tener frente sobre la calle tiene un vínculo directo con la ciudad sobre la que también se puede acceder a través de una serie de pórticos de gran escala que forman el frente urbano. Se buscó que las zonas de usos y asientos estén equilibradas con respecto al todo del patio, planificando el uso global de los espacios para que no se produzcan congestiones y que el lugar sea usado como se proyectó, un equilibrio de vacíos y llenos. Así surgen distintas calidades de espacio que aseguran esta distribución proporcionada. Por un lado dos áreas de asiento sobre los dos laterales del patio; por otro, un camino sobre el que se accede y se distribuye. Luego hay dos tipos de espacios que aseguran este equilibrio de vacíos que se busca: paños de verde y paños de aguas. Las zonas de asiento son espacios protegidos por pérgolas, con solados y texturas de adoquines de piedra. Una de las áreas de asiento tiene mesas y sillas de bar, mientras el otro área tiene sillones y mesas ratonas diseñadas para formar pequeños espacios de estar con una atmósfera mas relajada. El acceso, camino y distribución es un deck de madera que se deforma y adapta a cada una de las situaciones que debe ir atravesando. En el ingreso toma el ancho de los tres portones sobre los que se entra desde la calle. Luego es una pasarela que se ensancha para vincular los dos espacios de estar, para finalmente angostarse y bordear el espejo de agua que atraviesa el patio. Los espacios verdes, y el espejo de agua en un continuo recircular, son los espacios que absorben el vacío, los que equilibran los llenos, los que aseguran la proporción, una metáfora del espacio zen. El diseño de la iluminación fue un punto sobre el cual se tuvo especial atención y dedicación. Conceptualmente se buscó una luz artificial indirecta que sostenga una atmósfera glamorosa, de seducción, una apariencia de noche iluminada con velas. Dos tipos de artefactos: de luz rasante indirecta sobre las paredes y pilares de pórticos; y unos artefactos diseñados especialmente para sobresalir el deck pasarela, que iluminan solo el piso y no se ve mientras se camina. La iluminación está diseñada para que siempre sea indirecta, para así alcanzar un efecto espacial más que interesante. Finalmente están los grandes protagonistas del patio sin los cuales nada podría ser como es: un nogal y un sauco de 80 años cada uno. El proyecto se sometió a ellos pues se adaptaron y se corrieron los elementos de arquitectura para que ellos resulten enaltecidos. A ellos se les sumaron seis nuevos árboles cítricos que forman parte del diseño original.
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