La evolución que ha tenido Sudáfrica en el comercio frutícola ha sido verdaderamente impactante. Parte de este despegue se debe fundamentalmente a su desarrollo tecnológico y comercial. Un reciente informe elaborado por la revista especializada FJC detalla que, en la década del ’70, la producción de frutas –que comprendían pomáceas, uva y carozo– alcanzaba las 20.000 hectáreas. Hoy esa superficie se multiplicó por tres tocando una producción promedio de 1,5 millones de toneladas por temporada. Las estadísticas oficiales muestran que la producción de manzanas alcanza las 680.000 toneladas, con una superficie plantada de casi 20.800 hectáreas (ver infogramas adjuntos). Teniendo en cuenta estas dos variables, se determina que la productividad es de 33 toneladas por hectárea. El 36% de lo cosechado se exporta y el principal destino es Europa continental y el Reino Unido. Entre ambos mercados se llevan algo más del 60% de la oferta exportable de manzana de Sudáfrica. Respecto de las peras, una variedad considerada de menor importancia que la manzana y la uva (ver recuadro adjunto) por los exportadores sudafricanos, existen en la actualidad unas 11.800 hectáreas plantadas con una producción promedio de 320.000 toneladas anuales. Esto da una productividad de 27 toneladas por hectárea. Baja, en función de las más de 30 toneladas que se obtienen en el Valle de Río Negro y Neuquén. Una de las razones fundamentales por las que el Reino Unido demanda manzanas de Sudáfrica es por el tamaño de la fruta. Según el informe de FPJ, la oferta exportable sudafricana se concentra en los calibres que van de los 65 a 75 mm, que es lo que hoy solicita el consumidor inglés. A su vez, este fuerte mercado hoy presenta una importante demanda manzanas bicoloreadas, como son las variedades como Pink Lady, Royal Gala y Sundowner. LO NUEVO “Nosotros estamos muy complacidos con el desarrollo que ha tenido Pink Lady en Gran Bretaña. Por una mayor demanda, las ventas han mostrado una tasa de crecimiento del orden del 20% anual en las últimas cuatro temporadas. Y esto se refleja también en los precios diferenciales que percibe el productor”, señaló Peter Dall, director de la Asociación Internacional de Pink Lady. El ejecutivo destacó que hoy en Sudáfrica se está plantando menos Pink Lady. “La superficie se está incrementando sólo el 5% por año”, remarcó en diálogo con FJP. La causa: están esperando el lanzamiento de una nueva variedad al mercado, Rosy Glow. Una variedad que presenta una mayor coloración y consistencia. Complemento ideal de Pink Lady para sostener los actuales mercados que abastece Sudáfrica. “Las primeras 100 plantas de Rosy Glow ya están produciendo con mucho éxito. Esperamos tener 50.000 plantas para el 2008 y más de 150.000 para el 2009”, aseguró Dall en otra parte de la conversación. La industria sudafricana también está conduciendo ensayos de las nuevas variedades Kanzy y Topaz, dos bicoloreadas que tendrán como destino final las góndolas del mercado europeo. Ambas son selección de la variedad Fuji, se han plantado en los dos últimos años y se espera realizar los primeros envíos de la prueba en la próxima temporada. Asimismo hay otras ocho variedades que están en período de prueba con fecha de salida para la temporada 2009. Este es otro de los factores de desarrollo que muestra Sudáfrica a la hora de analizar por qué están donde están en el mundo de la fruticultura. A diferencia de nuestro país, Sudáfrica en forma continua está innovando nuevas variedades para ser colocadas en el mercado. En el Valle de Río Negro y Neuquén la actividad frutícola está en pleno desarrollo desde principios de la década del ’40. La falta de incitativa del sector privado y la burocrática estructura que presenta el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) han impedido que la innovación de variedades llegue a la región. Y eso, sin duda, es una mácula que lleva la actividad regional al hablar de competitividad en los mercados internacionales. “La falta de capacidad para innovar en forma continua es una desventaja hoy para cualquier país productor”, destacó Alistar Moodie, director ejecutivo de la firma frutícola sudafricana Melsetter Group. Muchos analista internacionales avalan los argumentos de Moodie y van aún más a fondo. En los mercados internacionales, las ventas de variedades en forma masiva están dejando de ser un atractivo para los importadores. Es por ello que hoy los países desarrollados en tecnología producen ‘paquetes’ de variedades con un volumen definido, estable, con fecha de entrada y salida para un determinado mercado. Vender sin una estrategia de diferenciación en los mercados internacionales es hoy perder entre 2 y 5 dólares por caja. Es por ellos que tanto Nueva Zelanda como Sudáfrica actualmente obtienen precios finales diferenciales, respecto del resto de los países exportadores del hemisferio sur, del orden del 20%. La clave está en la innovación. En poder ofrecer un producto definido para una demanda definida y en forma periódica cambiar esta oferta exportable para no terminar por ‘cansar’ al consumidor. Hoy Sudáfrica continúa con su estrategia de erradicar los montes de manzana que presentan variedades tradicionales. Las últimas estadísticas muestran que el 27% de la oferta productiva corresponde a Granny Smith y el 20% a Golden Delicious. El resto, todo se está manejando con las ‘nuevas variedades’ y la estrategia de ‘paquetes de producción’ para nichos definidos. La fruticultura valletana debería replantearse su actual estrategia productiva y comercial si quiere mantenerse competitiva en el mercado internacional de la manzana. Para el 2010 Sudáfrica preve tener el 70% de su producción con este esquema de ‘nuevas variedades’. Un dato más para saber hacia dónde van nuestros competidores. (J.L.) La producción de uva de mesa Otro de los productos “fuertes” de Sudáfrica en el mercado internacional es la uva de mesa. Según las estadísticas oficiales, la producción alcanza las 380.000 toneladas por temporada con un área plantada del orden de las 22.800 hectáreas. Desde 1890 que este país está colocando en el Reino Unido su producción de uva de mesa. Eso, sin dudas, le da un conocimiento real de lo que es el mercado inglés. En los últimos cinco años, el sector creció a una tasa del 20% anual, alcanzando las 50 millones de cajas exportadas. La variedad Thompson Seedless es la que lidera el ranking de exportación con algo más de 6,5 millones de cajas. Le sigue la variedad Sugraone con cerca de 5 millones de cajas colocadas anualmente en el exterior. Continúa la Prime Seedless con cerca de 4 millones de cajas, Regal seedless (2,7 millones), Flame Seedless (2,2 millones) Crimson Seedless (2,1 millones) y Sunred Seedless con 2 millones de cajas exportadas, entre otras. Los importantes retornos obtenidos con la uva de mesa durante la década de los ’80 determinaron en Sudáfrica un boom en la producción de este tipo de producto. En los últimos diez años el país ha realizado fuertes inversiones en tecnología para incorporar nuevas variedades en las actuales explotaciones. De esta nueva política nacen las variedades Dauphine y Barlinka. La demanda actual del mercado para los nuevos cultivos llevó a trabajar con subcategorías de los productos ya impuestos en el mercado. La fase orgánica para la uva de mesa está en pleno desarrollo. En Sudáfrica hoy existen cerca de 2.000 hectáreas registradas como orgánicas.
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