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30 años de cultura en el corazón de París
El Centre Pompidou o “Beaubourg”, como la mayoría de los franceses llama a esta poderosa instalación cultural con las cañerías al descubierto, es único en su tipo. Cumplió esta semana 30 años de existencia.

Los críticos en Francia no encontraron en su momento nada positivo en la construcción llena de tubos ubicada en el corazón de París. “King Kong cultural”, “Máquina sin alma” o “Frankenstein en el barrio de Beaubourg” fueron algunos de los titulares publicados ya semanas antes de la inauguración oficial del centro cultural Georges Pompidou. Eso fue hace 30 años.
Hoy, el coloso se convirtió en seña de identidad de la ciudad junto al Sena. Y a nadie le molesta ya su arquitectura vanguardista. Con unos cinco millones de visitantes al año, la “máquina cultural” de seis plantas en el histórico barrio de Beaubourg es una de las atracciones más visitadas de Francia después de la Torre Eiffel y el Louvre. “La aventura se convirtió en la historia de un éxito”, dijo el director del templo cultural, Bruno Racine, el miércoles en vísperas de los festejos oficiales del aniversario.
El Centre Pompidou o “Beaubourg”, como la mayoría de los franceses llama a esta poderosa instalación cultural con las cañerías al descubierto, es único en su tipo. En ningún otro lugar hay un centro que junto a un museo gigante de arte moderno tenga una biblioteca tan significativa y un instituto tan prestigioso de investigación electroacústica (Ircam). “Con este centro conseguimos superar la brecha entre sociedad y cultura”, aseguró Racine, que es director del Centro Pompidou desde 2002. De esta manera, se hizo realidad el sueño del entonces presidente Georges Pompidou, iniciador del proyecto.
Pompidou, que ocupó la presidencia entre 1969 y 1974, quiso democratizar la cultura y alzar a París al rango de metrópoli cultural y artística internacional con la primera biblioteca de información de acceso gratuito en Francia y un hogar para el arte contemporáneo. Con 6.000 visitantes diarios, la biblioteca (BPI), que dispone de 350.000 libros, 2.200 películas, 2.500 revistas en 220 lenguas, es la que registra el mayor éxito. Los lectores, en promedio tienen entre 23 y 24 años y deben esperar en general varias horas. La biblioteca sólo puede albergar a 2.500 visitantes a la vez. A nivel internacional, lo más conocido es sin duda el museo de arte moderno.
Con alrededor de 59.000 obras encabeza la lista de los grandes museos europeos y ocupa el segundo lugar a nivel mundial, justo detrás del Museum of Modern Art de Nueva York. De las valiosas pinturas, esculturas, dibujos y fotografías, sobre todo del siglo XX, sólo pueden exponerse constantemente 2.000. Por eso, el museo está llevando adelante una masiva política de expansión.
Así, a fines de 2008 abrirá una gran filial de 10.000 metros cuadrados en Metz, cuya piedra fundamental fue colocada en noviembre del año pasado. Los costos del edificio futurista, que se asemeja a un sombrero chino sobre cuatro pilares, se estiman un unos 40 millones de euros (unos 50 millones de dólares). Impulsado por la globalización, el museo también quiere abrir una sede en Shanghai. “Francia desempeñó un papel importante en el ámbito del arte en la primera mitad del siglo XX. Pero dada la globalización mundial no podemos permanecer como una provincia”, explicó el director, de 55 años.
El arquitecto Renzo Piano, que junto con Richard Rogers diseñó el “Pompidoleum”, recuerda aún con exactitud la inauguración, el 31 de enero de 1977, por parte del entonces presidente Valéry Giscard d’Estaing. “La mayoría de los 5.000 invitados, entre los que había muchos reyes y reinas, se enteró ese día de que el edificio estaba acabado tal como estaba y no en obras como creían”, recuerda el arquitecto con picardía.

 



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