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Irán prepara un presupuesto con sabor a petróleo

El presidente de Irán, Mahmoud Ahmadinejad, presentó el domingo un proyecto de presupuesto para 2007-2008 en alza de casi un 20% y calculado con un barril de petróleo a 33,7 dólares para protegerse de un eventual plan de sus "enemigos" para hacer bajar el precio del crudo.

Los presupuestos generales del Estado para el año iraní, que comienza el 21 de marzo, ascienden a 248.000 millones de dólares, lo que supone un aumento de un 19,6% respecto del aprobado por el Parlamento el año pasado y de un 17,7% en comparación con los inicialmente propuestos.

Ahmadinejad indicó que el presupuesto se calculó sobre la base de un precio del barril de petróleo de 33,7 dólares, frente a los 44,1 dólares actuales. El precio del barril de petróleo, que superaba los 68 dólares hace seis meses, se sitúa actualmente en torno de los 50 dólares y "existe la posibilidad de que los enemigos busquen hacer bajar los precios del petróleo para dañarnos", explicó el presidente iraní.

En una reciente carta abierta, 150 diputados es decir, la mayoría del Parlamento criticaron la política económica del gobierno y pidieron al presidente que redujera "la dependencia del presupuesto de las divisas petroleras" y limitara "los gastos gubernamentales". Los diputados también atacaron la acción de Teherán en los ámbitos de la inflación, el creciente desempleo y la desaceleración de la economía.

La economía iraní es extremadamente dependiente del precio del barril de crudo, pues sus ingresos petroleros representan el 80% de la entrada de divisas y contribuyen a más de la mitad del presupuesto estatal.

Por ello, Ahmadinejad se comprometió a que la parte de los ingresos petroleros en los presupuestos pase del "actual 58,3% a un 42,9% el próximo año". Sin embargo, no explicó qué sectores cubrirán la diferencia.

El presidente también anunció que el gobierno limitará sus gastos de divisas de "38.000 millones de dólares este año a sólo 29.500 millones de dólares en el próximo presupuesto".

Teherán no sólo debe hacer frente al descenso del precio del crudo en los mercados internacionales sino también a una serie de presiones económicas que comienzan a afectar la economía del país. La ONU aprobó en diciembre una resolución que impone sanciones a los programas nuclear y balístico iraníes tras su negativa a suspender su programa de enriquecimiento de uranio.



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