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Río Negro y el sistema financiero
No crece la masa crediticia en la provincia.
Los préstamos personales lideran la demanda.

De acuerdo con los últimos datos publicados por el BCRA en el 2006, el saldo de los préstamos otorgados en Río Negro ascendería a 347 millones de pesos (unos 112 millones de dólares), lo que equivale al 0,4% del volumen de crédito nacional.
Como dato sobresaliente del mercado de crédito rionegrino merece destacarse el importante peso relativo de los préstamos otorgados a personas físicas en relación de dependencia (51,2%) en comparación con el promedio nacional (26,9%). Nótese que tales guarismos muestran una exacerbación del fenómeno en relación con el 2005: en ese período los créditos a personas físicas en Río Negro involucraron el 43,4% del volumen total, que alcanzó los 111 millones de dólares.
Como se puede apreciar en los infogramas, el mercado de crédito rionegrino muestra una dinámica notablemente diferente al nacional. En efecto, mientras que en ese ámbito la masa crediticia se expandió un 21,7%, en Río Negro prácticamente se mantuvo sin cambios.
Ahora bien, si se excluyen los préstamos a personas físicas, el volumen prestado en la provincia se contrajo un 11% (- 21 millones de pesos) mientras que la misma variable a nivel país mostró una expansión (+ 10,9%). Este fenómeno fue inducido esencialmente por la contracción del crédito a la actividad frutícola. En efecto, entre el 2005 y el 2006, el volumen de crédito para esta actividad en Río Negro cayó en 14 millones de pesos, explicando el 69,4% del descenso global del crédito dirigido a las empresas.
En este contexto, resulta apropiado evaluar el eventual impacto de los fondos del Programa de Apoyo a la Modernización Productiva en el mercado financiero local. Esto es, 40.000.000 de dólares aportados por el BID para financiar proyectos productivos de empresas rionegrinas.
Para tener una idea acabada de tal impacto, se podría relacionar el monto de los fondos BID con el volumen de  crédito actualmente canalizado por los bancos comerciales: aquellos fondos representan el 74,1% de tal volumen. Al mismo tiempo, si se consideraran exclusivamente las actividades frutícola y hotelera, tal guarismo crecería diez veces.
A modo de ejemplo, y respecto de este último punto, corresponde señalar que, si solamente se considerara el volumen de las primeras operaciones crediticias ya realizadas en el marco del programa (851.000 dólares), se podría ver que representan el 21% del monto financiado por los bancos comerciales para el conjunto de las actividades mencionadas.
En conclusión, la incidencia ya resulta importante y lo será  aún más en el futuro. Demostración de ello es que hoy el programa tiene planes de negocios presentados en cartera por 12.281.400 dólares.
Crear herramientas financieras genuinas, eficientes, que tengan impacto y que generen modernización, trabajo y crecimiento ha sido siempre el objetivo de toda estrategia para el desarrollo. Claro está; es lo que todo el mundo quiere, aunque se sabe que para nada es una tarea sencilla. Leyes, normas, intereses opuestos, voluntades políticas, el entorno internacional, cambios culturales y tipos de cambio son siempre impedimentos que van demorando en el tiempo la puesta en marcha de un sistema que anhelamos y necesitamos pero pareciera que nunca llega.
Ninguna duda cabe acerca de que, para que algo cambie, todos tienen que estar de acuerdo. Este es uno de los logros importantes que está generando el Pro Río Negro.
Sumando a bancos privados, multilaterales, fiduciarios, los gobiernos nacional y provincial, pymes y organismos reguladores (BCRA, AFIP, DGR), convencidos de que se puede y se debe, sin pensar en conveniencias para pocos ni objetivos políticos mezquinos, basando los avances en cimientos donde todos acordamos... así se pueden generar herramientas que desde la claridad, la transparencia y la agilidad consolidan un sistema que “no es original” en los países desarrollados.
Es normal que el sistema financiero acompañe los buenos proyectos, porque ése es su negocio, y que las pymes aporten lo que saben hacer, lo que también constituye su negocio, pero con reglas claras, con condiciones lógicas, con ganancias acordes... es allí donde empezamos a ganar, a crecer y a creer, dejando definitivamente atrás el individualismo que tanto daño nos ha hecho en la creencia de que lo único importante es tener como meta crecer a costa de los demás, sin interesarnos si al resto le va bien. El sistema financiero debe consolidarse apoyando a las pymes, que son las que generan desarrollo y distribuyen riqueza, más allá de ser bueno que también financie televisores, lavarropas, viajes de placer o tarjetas de crédito.


Oscar Gómez
Director ejecutivo de UPCEFE

 



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