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El mercado interno seguirį siendo el motor del crecimiento
La industria manufacturera, clave en el desarrollo económico.
Se mantendrá la apuesta al consumo para sostener el Producto Bruto.

Habiéndose cumplido cinco años desde el abandono de la convertibilidad, y a partir de nuevos paradigmas, la economía argentina transitó un sendero de crecimiento con tasas cercanas al 9% anual, lo que le permitió alcanzar al tercer trimestre del 2006 un Producto Interno Bruto (PIB) de 324.810 millones de pesos a valores constantes (precios de 1993).  Este valor resulta un 39% superior al registrado en igual período del 2002.
Así lo destaca un reciente informe elaborado por la consultora Economía & Regiones (E&R) en el que se destaca que la economía argentina halló el sustento de su crecimiento en la dinámica del mercado local, donde los pilares de la política oficial aplicada a partir del 2002 fueron el sostenimiento de un tipo de cambio  “competitivo”, el superávit fiscal y el nivel de precios internos controlado.
Dejando de lado la discusión centrada en si con estos tres parámetros es suficiente para sostener un crecimiento constante en el mediano plazo, resulta evidente que la estrategia oficial está dando sus resultados. 
Entre el tercer trimestre del 2002 e igual período del 2006, el estudio de E&R remarca que la demanda interna fue un 12,7% superior al aumento del PIB, siendo este desequilibrio compensado por el mercado internacional (a través de las importaciones).
Un enfoque sectorial del crecimiento deja entrever que el incremento de la competitividad-precio, la distorsión de precios relativos y el efecto proteccionista generado por el incremento de la paridad cambiaria, así como un contexto internacional favorable (precios de los commodities en alza), han propiciado que los sectores productores de bienes crecieran (alcanzando un aumento del 50%) 21 puntos porcentuales más que los prestadores de servicios (los que lo hicieron a una tasa del 29%). Sin embargo, se expresa en el informe, dado el mayor peso relativo en el PIB de estos últimos, el aporte del sector servicios al crecimiento económico (55%) fue superior al del sector de bienes (45%).
Dentro del período analizado, los sectores productivos muestran un comportamiento acorde con sus precios implícitos.
La producción de bienes expone mayores tasas de crecimiento en los primeros tres años y la prestación de servicios, en los últimos dos.
Entre el primer trimestre del 2002 y el segundo del 2004, los precios implícitos de los sectores productores de bienes se duplicaron y los correspondientes a los prestadores de servicios crecieron un 24%.
Con posterioridad, y hasta el tercer trimestre de 2006, estos últimos se incrementaron un 31% mientras que aquellos asociados a los sectores productores de bienes lo hicieron un 8%. Dentro del sector bienes, los componentes más dinámicos han sido los vinculados con la evolución del mercado interno, en tanto que los puestos de retaguardia son ocupados por sectores que, presentando una mayor inserción internacional y siendo precio aceptantes, han sido objeto de medidas de restricción comercial.
La construcción (+144%) fue el componente más dinámico, seguido por la industria manufacturera (+52%) y el suministro de electricidad, gas y agua (25%), la agricultura, ganadería, caza y silvicultura (20%), la pesca (20%) y, por último, la explotación de minas y canteras (4%).
Entre los sectores prestadores de servicios, el de transporte, almacenamiento y comunicaciones (57%) –a partir de la tracción generada por el crecimiento de los sectores productivos y el boom de la telefonía celular– y el comercio mayorista y minorista (49%) –por la sostenida expansión del consumo interno– han sido los subsectores más dinámicos.
Detrás de ellos se ubicaron la prestación de servicios comunitarios, sociales, personales y doméstico (33%); hoteles y restaurantes (31%); actividades inmobiliarias (17%); enseñanza y salud (15%); la administración pública y defensa (12%) y la intermediación financiera (9%).
En el último caso, es necesario aclarar que éste, junto con la pesca, han sido los únicos subsectores que han experimentado mermas en sus niveles de producción dentro del período 2002-2006. El mismo expone caídas del 20% en el 2002, del 16% en el 2003 y del 5% en el 2004, fundamentalmente a consecuencia del derrumbe del régimen de convertibilidad, la pesificación asimétrica, la mayor incertidumbre y las tasas de interés reales negativas a partir del cambio de modelo económico.
Sin embargo, la consolidación del crecimiento económico y el ordenamiento del sistema financiero resultaron ser dos elementos fundamentales en la recuperación del sector de inter- mediación financiera, que hacia fines del período analizado presenta las mayores tasas de crecimiento del conjunto de sectores productivos.
Al considerar el aporte realizado por los sectores productivos, se aprecia, por un lado, que cuatro subsectores han sido responsables del 70% del crecimiento experimentado por la economía argentina en el período posconvertibilidad.
Asimismo,  en otro de sus párrafos el estudio de E&R señala que, a pesar de haber existido un contexto internacional con precios de materias primas en alza a lo largo de todo el período, los sectores vinculados con dichos mercados no presentan contribuciones significativas.
En definitiva, si se analiza la performance de los sectores productivos en el período 2002 - 2006 en el marco de una economía basada en el sostenimiento de un tipo de cambio competitivo, superávit fiscal y precios internos regulados, se aprecia que han sido los sectores productivos vinculados con el mercado interno los que han determinado el comportamiento de la economía nacional.
Esta situación responde al vertiginoso recupero de los niveles de consumo del mercado interno, por un lado, y al impedimento por parte de los sectores exportadores de commodities (agricultura, ganadería e hidrocarburos) de tomar el máximo provecho de un contexto internacional favorable (precios en alza) a consecuencia de la política comercial externa aplicada (derecho a las exportaciones), por el otro.
Para este año se prevé un piso de crecimiento del 6%. El motor de este esquema continuará siendo el consumo, que sigue  controlado –vía precios– por el gobierno nacional.

¿Es sostenible este esquema?
Cinco años de crecimiento al 9% anual no son poco.
Si bien parte de este incremento se debe al piso en el que se encontraba la economía en el 2002 y al rebote natural que se produce luego de un período de crisis profunda, el gobierno y los mercados internacionales hicieron también lo suyo para mantener el impulso favorable de estos indicadores. Lo que todos los analistas coinciden en señalar es que los márgenes con que cuenta el gobierno para sostener en el tiempo estas tasas de crecimiento son cada vez más limitados.
La falta de competitividad que se está observando en los productos exportables argentinos a consecuencia de la presión sobre los costos, las limitaciones de infraestructura con que cuenta el país, los problemas energéticos sin resolver todavía por el gobierno y una política intervencionista sobre los precios (generando un escenario de inflación reprimida) son los argumentos que muestran los límites potenciales que ofrece hoy el plan económico del gobierno.
Cada vez con más profundidad la administración Kirchner intenta controlar la inflación vía precios sin afectar la demanda, pilar esta última del crecimiento sostenido que ha tenido la economía en el período 2002-2006.
El problema es que en algún momento el ajuste aparecerá, en forma compulsiva o través de un ‘aterrizaje suave’. El escenario dependerá de las medidas que tome el gobierno a partir del segundo semestre de este año. El esquema de sostener un dólar “competitivo” para exportar y generar así divisas para mantener superávit fiscal no es compatible en el tiempo con la inflación (más que nada la que no muestra el INDEC) que presenta la economía argentina. Las reformas estructurales pendientes serán la clave para definir el tipo de ajuste que habrá que esperar a partir del 2008. (J. L.)



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