Cuando hablamos de los problemas que debemos sortear en el verano para regar nuestros jardines, tenemos que tomar como referencia obligada el césped. A mí no me caben dudas de que para muchas personas, es el sector más importante del jardín. Al menos, de las muchas consultas que recibimos hay dos ítems que se llevan las palmas: en primer lugar el césped y -casi con la misma importancia- los árboles. En lo que respecta al riego, ese orden de prioridades debería invertirse, ya que los árboles son los que más agua consumen. Nos confundimos al respecto porque, al escasear el riego, lo que primero observamos es el decaimiento del césped, pero esto se explica porque los árboles, al explorar en profundidad con sus raíces, tienen la posibilidad de encontrar agua subterránea, cosa que un césped, que coloniza aproximadamente 30 centímetros, no tiene y depende de la humedad que pueda existir en esa porción superficial. SIEMBRA Esto obviamente se agrava con un césped recién sembrado, en el que su sistema radical aún está en pleno desarrollo. Cualquier desecamiento de los primeros 5 a 10 centímetros de suelo es fatal. La primera medida para evitar el derroche de agua es, entonces, sembrar en otoño, para que al comienzo del verano, cuando el calor se hace sentir, tengamos la mayor profundidad posible de esas raíces de césped. Eso, unido a un buen laboreo del suelo para asegurar un buen drenaje y a su vez esté mullido, como una esponja capaz de absorber y retener el agua. Si tenemos en cuenta que tenemos la manía de cambiar la tierra existente, generalmente algo arcillosa, por una “importada” desde las bardas o cercanías del río, arenosa, podremos comprender otro motivo del gasto innecesario en riego. Un suelo arenoso retiene menos agua que uno arcilloso. ELECCION Siempre recomiendo usar festuca alta (Festuca arundinacea) antes que raigrás (Lolium perenne) u otras gramíneas más tiernas. No es caprichoso, sino que se debe a que la festuca es resistente a suelos moderadamente salitrosos y alcanza buena profundidad de raíces ... sembrada en otoño, puede soportar mucho mejor los rigores de la primavera y verano que otras. Algunos argumentan que en los campos de golf se usan otras gramíneas y que se logra una carpeta suave y tierna. Olvidan que en esos sitios alrededor de los hoyos se riega y fertiliza constantemente, se corta tres veces por semana y se airea en varias oportunidades ... un trabajo intensivo que puede hacer en su jardín, pero no se lo envidio. ALTURA DE CORTE La altura de corte es fundamental. En mi opinión la mínima son 5 centímetros pero, si puede llevarla a 8, mejor. Si se corta al ras, el sol será implacable con la humedad del suelo, el tránsito de personas y mascotas lo apelmazará y dejará de ser mullido. Las gramíneas de un césped macollan, eso quiere decir que emiten brotes laterales en profusión que forman una capa densa de hojas. Esas hojas alimentan a las plantas por medio de la fotosíntesis, sombrean el suelo y amortiguarán el pisoteo ... la festuca es muy macolladora, pero lo hace a partir de varios centímetros sobre el suelo. Esa altura permite además que las hebras cortadas queden sobre el césped, se sequen con el sol y resbalen hasta el suelo, cubriéndolo con una capa protectora que retardará la evaporación del agua y, al descomponerse, devolverán los nutrientes que las plantas han extraído. Es cierto que a mayor volumen de hojas habrá mayor traspiración del césped en general, pero esta traspiración baja la temperatura ambiente del jardín, especialmente al atardecer y esto es realmente muy agradable de sentir. Esa pérdida será compensada largamente por la conservación de la humedad del suelo. En las fotos de la izquierda se observa la humedad y descomposición de un mulch (o compost superficial) y más abajo un mulch de paja entre hortalizas y de chips de madera entre ornamentales. Arriba de estas líneas, una máquina tipo sacabocados para airear el césped de un green de golf. CALIDAD DEL CORTE Un corte de césped bien realizado, sólo se logra con ciertas precauciones. Una de ellas es hacerlo en lo posible con el césped seco, principalmente si se trabaja con máquinas eléctricas, por motivos obvios de seguridad. También hay que tener en cuenta que si está húmedo o mojado, el agua actúa como lubricante y el corte no es neto, además de pegotearse dentro de la carcaza y dificultando su expulsión uniforme sobre el piso. Pero también es muy importante el buen filo de las cuchillas. Como el corte se produce por el golpe de los bordes cortantes contra las hebras del césped, si este borde está “mocho” (obtuso) o tipo serrucho (dibujo derecha), la hebra se defleca y esa porción machucada se seca y a primera vista produce un aspecto como de falta de agua.
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