Si se entiende por revolución un cambio brusco y violento de la estructura social y política de un Estado, habrá que reconocer que la mayor parte de las “revoluciones” llevadas a cabo en nuestro continente no dan la talla para ser llamadas de esta manera. Los movimientos políticos populistas (que pretenden defender los derechos y aspiraciones del pueblo) por lo general suelen adoptar un vocabulario singular caracterizado porque su significado se diferencia por completo de lo que comúnmente entiende el hablante normal. En Bolivia, por ejemplo, los discursos de Evo Morales y del MAS, su partido, desconciertan a sus oyentes con su versión sui géneris de una terminología que sirve para enturbiar el agua en vez de aclararla. Este cuadro ejemplifica algunas.
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