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El campeón vino de abajo
Petrolero estaba a un punto, ganó y cosechó su segundo título.

PLAZA HUINCUL (AZ).-Petrolero pegó el segundo grito grande de su historia. El elenco de Ariel San Martín le ganó a Maronese 2-1 y con la ayuda de Independiente, que bajó a Bicicross por el mismo resultado, le alcanzó para conseguir el título de campeón del Clausura.

El héroe de la tarde fue Enrique Zapata que marcó los dos tantos y se transformó en la gran figura. La fiesta fue completa para los de Plaza Huincul que celebraron con una vuelta olímpica cargada de dedicatorias para los "primos" de Alianza.

Petrolero corrió de atrás toda la recta final del certamen y ayer demostró que sin grandes figuras también se puede festejar.

La historia arrancó complicada para el campeón. Maronese, con un plantel plagado de pibes, salió a jugarle de igual a igual y en la primera llegada se puso en ventaja.

Juan Pablo Vázquez metió un tiro libre que parecía fácil pero el arquero Walter Gutiérrez se confió y la pelota fue a la red.

Petro salió con todo a buscar el empate y forzó varias ocasiones. La más clara fue de Gonzalo Barrionuevo, que alcanzó a tapar Fabio Vázquez.

El empate llegó apenas un rato después. Zapata apareció por la derecha y sacó un latigazo cruzado. Inatajable.

Apuntalado por una multitud naranja que copó la cancha de Plaza Huincul, el local fue por más y otra vez fue Zapata el que definió. El volante por derecha tocó debajo del arco una preciosa jugada colectiva que armaron entre Manuel Montt y Barrionuevo.

Antes del cierre de la etapa llegaron buenas noticias de la capital neuquina. Toda la tribuna local se paró para gritar el gol del Rojo que a esa altura significaba un campeonato.

El complemento fue muy friccionado. "Maro" se quedó con uno menos por la expulsión de Sánchez Laudari pero los del "Corcho" no estuvieron precisos en la puntada final. Lo mejor fue una bomba de Zapata desde 30 metros que se fue apenas por arriba del travesaño.

Los minutos finales se consumieron con las orejas pegadas a los celulares esperando una mano desde la capital. Cuando ya no quedaba tiempo llegó el estallido que bajó de la tribuna y se instaló en la cancha. Gol del Rojo y vuelta olímpica asegurada.

La última postal de la tarde fue un festejo interminable entre los jugadores y la hinchada con una vuelta olímpica envuelta en trapos naranjas y negros.



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