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Un pie y medio adentro...
... de la segunda fase. Roca superó 3-0 a Cruz del Sur y le sacó 8 puntos al segundo, con 12 por jugar.

La materialidad de los sueños naranjas encerrados en 90 minutos de fútbol.

Ayer en el Luis Maiolino, y como en buena parte del torneo, este Deportivo Roca lució un aceitado juego colectivo e individual (con varios puntos altos), además de ser solidario entre sus líneas. Pero por sobre todas las cosas, el equipo de Ricardo Pancaldo tuvo la actitud de un equipo que busca cosas importantes.

Las diferencias entre el cada vez más líder del Grupo 1 y Cruz del Sur no fueron sólo futbolísticas. Más allá del 3-0, la postura del Depo en todo el partido fue la de un equipo insaciable, voraz, que sale a buscar los partidos con convencimiento ya que es consciente de que cuenta con argumentos para intentarlo.

El Cruzado llegó diezmado por las lesiones y suspensiones, y su presente está muy lejos de aquel equipo sólido de las dos primeras rondas. Ayer apostó sólo a la movilidad de Zambrano y a lo que pudiera hacer el reaparecido Asencio. Demasiado poco para un equipo que buscaba la recuperación después del 0-3 de la fecha pasada ante Boca (RG).

Roca fue muy superior y lo empezó a ratificar temprano. Apenas se llevaban jugados 6´ cuando Jara, con un centro desde la derecha, asistió a Emiliano López que sólo tuvo que poner la cabeza para el 1-0. Después llegaría un verdadero monólogo del Depo, pero su falta de eficacia lo privó de cerrar el partido en la primera mitad, ya que tuvo al menos media docena de posibilidades claras de gol. Algunas desperdiciadas, otras impedidas por los buenos reflejos de Pablo Schab.

Antes del final de la etapa, el Cruzado tuvo su chance más clara pero el cabezazo imperfecto de Ludueña le permitió a Sand mantener su arco en cero.

El dominio local se extendió en el complemento y lo que no pudieron hacer los hombres de ataque del Naranja, lo simplificó José Fleitas. Como ante Independiente la fecha pasada, el zaguero, de cabeza, cuando se jugaban 15´ anotó el segundo.

Fue cosa juzgada, a pesar de que los barilochenses tuvieron un atisbo de reacción de la mano de Asencio. Antes del final, el ingresado Federico Liguori resolvió con un latigazo de derecha al primer palo, una diagonal de izquierda al centro del área para que el hincha naranja despida de la mejor manera a un equipo que no para de ganar y que ya ilusiona con dar el gran salto.



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