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Viejos y cansados

-Vi partir al "Belgrano" desde Ushuaia y me di cuenta de que era un buque vencido -reflexionó meses después de Malvinas el almirante Zaratiegui. Durante el conflicto fue jefe de la Región Naval Austral.

-Mientras lo vi alejarse supe que no lo vería más -acotó.

Sí, no lo vería más.

El Grupo de Tareas 79.3 que integraban el "Belgrano" y los destructores "Piedrabuena" y "Bouchard" sumaba, entre los tres, más de un siglo de edad.

En una de las más rigurosas investigaciones que por el lado argentino se han realizado sobre las operaciones navales en el Atlántico Sur -"No vencidos", del contralmirante (RE) Horacio Mayorga y el capitán de navío (RE) Jorge Errecaborde- se define la misión que tenía el GT 79.3: "Desgastar, neutralizar o destruir unidades del enemigo cuando la oportunidad se presentara favorable, para lo cual debería navegar en un área de espera entre la Isla de los Estados y el sur del Banco Burdwood -áreas de menores profundidades ubicadas al sur de Malvinas- y mantenerse fuera de la zona de exclusión, ejerciendo vigilancia sobre los accesos al Teatro de Operaciones desde el sur a la par de servir como disuasivo para el Marco Regional (diferendo con Chile por el Beagle)".

Luego de pasar revista al estado de los buques del GT 79.3, la investigación llega a una conclusión: "No estaba en capacidad para participar en operaciones de guerra excepto el accionar sobre unidades auxiliares (del enemigo) y exclusivamente en aguas bajo control propio".

El propio comandante del crucero -capitán de navío Héctor Bonzo- en su libro "1.093 tripulantes" convalida que el crucero operaba bajo fuertes limitaciones de poder. "Aquellos orgullosos 32 nudos de velocidad que le daba el diseño estaban reducidos a una aceptable velocidad de 18,5 nudos".

Luego, este marino sentencia que la capacidad de defensa antisubmarina del crucero era nula. Total indefensión.

Presa fácil para el "Conqueror", claro.



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