Ayer se cumplió un año de la final por el Mundial de Clubes que el Barcelona le ganó al gran Estudiantes de Juan Sebastián Verón y Alejandro Sabella. El sábado el Inter conquistó la versión 2010 de esa corona y se sentirá el mejor del planeta durante los próximos doce meses. Con sus características, con matices diversos, esos dos equipos marcarán una época en la historia del fútbol.

Aquí no se debatirá si el mejor es quien suma más vueltas olímpicas o aquel que mayor placer ofrece a los ojos. Sólo es un simple homenaje para dos conjuntos extraordinarios, que redefinieron ciertos conceptos y que, además, hicieron figuras a muchos argentinos.

El Barcelona de Pep Guardiola es el fútbol total, el de la precisión, el virtuosismo y la letalidad en el área contraria.

Simplemente hay que decir que es un lujo ser contemporáneos de un equipo que roza la perfección, que golea con una facilidad sorprendente (en la liga convirtió 51 tantos en 16 fechas, a un promedio de más de tres goles por partido) y que incluso cuenta con todos los hombres que este año pugnarán por el Balón de Oro: Xavi, Iniesta y nuestro Lionel Messi. Así y todo, en materia de resultados este no fue su mejor año ni por asomo, ya que sólo obtuvo la liga española y se despidió de la Champions en semifinales y justamente a manos del Inter del inefable José Mourinho. Desde las estadísticas suena a poco si se compara con la campaña del 2009 de los catalanes, cuando ganaron los seis títulos que disputaron ( (Copa del Rey, liga, Copa de Europa, Supercopa de España, Supercopa de Europa y Mundial de Clubes).

El 28 de abril el portugués reconoció, con una sonrisa jocosa, que había vivido "la derrota más bonita" de su vida. Ese día, el Inter de Javier Zanetti, Esteban Cambiasso, Walter Samuel y Diego Milito detuvo las coordenadas del mundo futbolístico al eliminar al 11 de excepción, nada menos que en el Camp Nou y con un sistema de juego que fue tan criticado como elogiado. Fue en esa noche catalana que Mourinho y sus muchachos se terminaron de ganar el respeto de una opinión pública que en la previa los veía inferiores al ballet de Messi.

Para Guardiola esa eliminación fue una lección. No encontrar la forma de quebrar el cerrojo defensivo impuesto por Mourinho lo volvió, según sus colaboradores, un obsesivo táctico. La revancha personal llegó en la liga española, cuando su equipo jugó un partido perfecto y avergonzó con cinco goles al Madrid del portugués, al que además le arrebató el ´1´ de la tabla.

Claro, quién le quita lo bailado a un Mourinho que transformó al Inter en una máquina sin fisuras, precisa y letal. Tanto que durante este año los italianos obtuvieron cinco títulos: la Copa Italia, el Scudetto, la Liga de Campeones, la Supercopa de Italia y Mundial de Clubes.

Lógico es entonces que Mourinho diga cosas como estas: "Es el mejor año de mi carrera y si tengo que poner una nota a mi año desde el punto de vista profesional de 1 a 10, 11".

La satisfacción que genera para los amantes de este deporte presenciar el juego atildado y fantástico del Barça se hace inigualable cada vez que Messi entra en acción. El sábado la Pulga metió tres pases gol en el 5-1 ante el Espanyol y además de ser el mejor asistidor de la liga, también es el máximo artillero 2010 de España: el rosarino suma 42, Cristiano Ronaldo 36, Pipita Higuaín 24, Llorente y Villa 20 y Forlán 18. En el último semestre el genial peque gritó 27 veces con la casaca blaugrana y sus compadres no se quedaron atrás (Villa 13 y Pedro 11).

Si de goleadores se trata, antes del Mundial de Sudáfrica el Inter gozó de un Diego Milito avasallador, que marcó el tanto ante el Siena para ganar el Calcio, repitió contra la Roma para alzar la Copa Italia y se consagró como el Príncipe con su doblete ante el Bayern Munich, en la final de la Champions.

Dos equipos fabulosos, muchos argentinos colaborando con esa grandeza y la firme sensación de que marcarán una época en el fútbol mundial.