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Alejandro Sabella, el estratega oculto
A sus 54 años, el Pincha fue su primer equipo como técnico.

En silencio, Alejandro Sabella no sólo se convirtió en el técnico de Estudiantes, en este último tiempo, sino que también se erigió en un enorme estratega.

Cultor del perfil bajo, su única y anterior experiencia residía en haber sido ayudante de campo de Daniel Passarella, al frente del seleccionado argentino (1994-1998).

Hombre de River en los 70, como jugador también descolló en el club platense. Carlos Bilardo lo rescató del fútbol inglés, a principios de los 80, y fue contratado para la temporada 1982-1983.

Se armó entonces un gran equipo, con Marcelo Trobbiani, Julián Camino, José Daniel Ponce, José Luis Brown y Miguel Ángel Russo, que llegó a las semifinales del torneo Nacional 1982, pero que se quedó con el Metro 82 y el Nacional 83.

Tras retirarse del fútbol, Sabella se convirtió en entrenador, aunque se desempeñó como ayudante de Passarella. La dupla entrenó al seleccionado argentino, a Parma de Italia, a la selección de Uruguay, al Monterrey de México, y en Brasil al Corinthians. En 2006 fueron contratados nuevamente por River, que terminó en el tercer lugar en el torneo Apertura.

El 15 de marzo del 2009, con 54 años, Sabella asumió como DT de Estudiantes, club con el que logró la Copa Libertadores. En su asunción expresó: "Vuelvo a un club que me recibió como un hijo, que me dio todo y al que di todo. Ésta es una profesión muy linda por un lado y por otro muy ingrata, pero es un desafío enorme, porque me considero un hijo de la institución y si me llama mi padre tengo que responder".

De inmediato, explicó que "a mí me gusta tener un equipo que con once jugadores pueda implementar diferentes sistemas de juego, es decir que no necesite gastar un cambio para cambiar de sistema".

En el momento de tomar el cargo, Estudiantes estaba último en el Clausura local y estaba a un paso de quedar eliminado de la etapa de grupos de la Libertadores, pero Sabella aplicó paciencia y delicadeza para armar un equipo compacto y solidario en todas sus líneas, y al que inculcó la añeja "mística" para potenciarlo.

Con Juan Sebastián Verón como estandarte, pero también con un grupo de jugadores que aceptaron la propuesta y redoblaron su esfuerzo, Sabella consiguió una proeza futbolística, y a fin de año estuvo a punto de dar el gran golpe ante el poderoso español Barcelona en el Mundial de Clubes, aunque cayó en tiempo extra.

En el primer semestre de la temporada, Estudiantes peleó hasta el final el Clausura, pero el título fue de Argentinos, y en la segunda parte, a pesar de las numerosas bajas por lesiones y transferencias, dominó el Apertura de punta a punta para conquistar su quinto título en el fútbol argentino.



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