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Recuerdos de un coronel | ||
Un militar retirado .que colaboró con la .CIA asegura que los estadounidenses siempre fueron "glotones" de información, a veces poco útil. El rol de los embajadores. | ||
El coronel entra a "Nucha". Luce impecable sus largos 80 años a pesar del bastón, que ha colgado en el antebrazo con gesto displicente. "Lo uso para bajar el cordón", se justifica rato después. Pasea su mirada y detecta a "Río Negro". Avanza. Gesto franco, abierto. Pregunta por algunos de "los sabandijas" amigos del periodista que él conoce. Pide un té. -¿Qué quiere saber? ¡Por supuesto que le voy a contar lo que yo quiera! -En el Ejército se dijo siempre que usted es el oficial que más trabajó con los americanos en inteligencia. -Convergencia de intereses, nada más. Sí, muchos años. Arranqué con Frondizi, yo era teniente... se imagina. Caso extraño el de Frondizi con ellos. -Camilión dice que tenían enemigos muy duros en el aparato de inteligencia americano? la CIA, concretamente. -Sí, lo detestaban. Pero caso raro, por así llamarlo, porque Frondizi le cayó muy bien a Eisenhower, que estaba en los finales de su mandato cuando asumió Frondizi y luego gestó una muy buena relación con Kennedy. Pero claro, estaba el caso Cuba y los duros no querían saber nada con Cuba. ¿Sabe lo que les pasa a los americanos con la información? ¡Son glotones! ¡Quieren saber todo de todos! Gastan millones a veces por nada. En cambio los ingleses... -¿Qué? -Son sutiles, sigilosos, siempre con la misma cara... nada de rusticidad. "Gamuza suave" se les dice en el ambiente a los ingleses. Tradición, ¿no? Como escribió Wright, uno del contraespionaje británico durante finales de la Guerra Fría: ni el mejor espía soviético puede evitar nuestro té de las 5. Margaret Thatcher quiso prohibir las memorias de Wright, no pudo. Sí, es cierto que él habla de la ineficiencias del MI 5, que también se equivoca. ¿Sabe lo que les pasó en Malvinas? Siguiendo una vieja tradición que nace con el almirante Nelson de saber todo sobre el comandante enemigo al que se va a enfrentar, cuando el general Jeremy Moore tomó el mando de las fuerzas que luego desembarcarían en las islas pidió a inteligencia que lo datearan sobre el comandante de las fuerzas argentinas, Mario Benjamín Menéndez. Durante una semana la inteligencia británica le alcanzó todo lo que sabía de Menéndez, pero era otro, también general: Luciano Benjamín Menéndez... el duro, el de Córdoba, que está preso, el que condujo el Tercer Cuerpo de Ejército durante el Proceso. -Sí, el que prometió "lavarse las bolas" en el Mapocho cuando por el Beagle tomara Santiago de Chile... -Sí, sí, ése. Lo cierto es que Moore se interesó en el Menéndez que le vendían: ¡Joder, con quién me voy a enfrentar! Y pedía y pedía información y le daban y daban información hasta que un ayudante suyo pescó el error. Fueron ellos los que comenzaron a revisar la basura para informarse sobre usos y costumbres del espiado. -Pero volvamos a Estados Unidos. Usted trabajó con los americanos y... -Cambiemos los términos: yo coincidí a veces con los americanos. Sí, conocí gente de la CIA que dio que hablar; incluso estuve con ellos allá, en Langley (N. de la R.: la sede en Virginia), en varias oportunidades. Ahí conocí a agentes que habían estado en Corea, Indochina... Y, mire, en Montevideo, allá lejos y hace mucho, conocí a algunos cuadros de la CIA que terminaron dándole mucho trabajo a la agencia. -¿En Montevideo? No parece ser una plaza importante para la CIA... -Pero lo fue en los 50 hasta muy avanzados los 70, entre otras razones porque por la naturaleza del sistema político uruguayo de esos años la izquierda del continente se movía mucho allí. Además, Montevideo era una pantalla para trabajar sobre la política argentina. Ahí conocí, a mediados de los 60, a Philip Egee. Sabe quién es, ¿no? -Sí. -Murió en Cuba hace poco, un pibe flaquito, especialista en movimientos estudiantiles y sindicalismo. Pero en Montevideo terminó siendo especialista en el gordo Cooke. -¿John William Cooke? -Sí. Los americanos lo seguían paso a paso, por sus viajes a la Cuba de Fidel, por insistir en que el peronismo tenía que radicalizarse, etcétera. Pibe inteligente Egee. Cuando traicionó me quedé helado... en realidad, más que seguir a Cooke terminó siguiendo la actividad sexual de la señora de Cooke. -Está desaparecida... -Sí, lo sé. Un día, desde Buenos Aires, la CIA le informa a Egee que ella iría a Montevideo, donde tenía un departamento. Y que seguramente habría allí una reunión de gente de izquierda. Le ordenan "filtrar" el departamento y Egee lo hace. Y sí, hubo una reunión pero de ella con un amante. Lo único que grabó Egee durante dos días fue... bueno, usted sabe. Y en Montevideo, años antes de Egee estuvo un CIA famoso: Howard Hunt. ¿Le dice algo? El que organizó la "filtración" al complejo Watergate. Ahí perdió, y en los servicios de inteligencia es como en los submarinos: el primer error suele ser el último. Yo no lo conocí, pero tenía una historia larga, venía de la Segunda Guerra, de la OSS, de la que luego nació la CIA. Había estado en Corea, Guatemala, Dominicana, Bahía Cochinos, Vietnam... pero un día perdió. Yo no lo conocí, pero es leyenda. -¿Qué opina de las filtraciones que acaban de conocerse? -No he seguido mucho el caso, casi ni leo los diarios. Mire, lo que siempre noté en la diplomacia americana, al menos la que yo traté en Argentina, es que en relación con los servicios de inteligencia propios hay dos tipos de embajadores: los que están, vamos a llamarlo así, muy cerca de lo que hacen los agentes y los que son más distantes. En general, los primeros están muy ligados a los republicanos, los segundos a los demócratas. Acá, en los últimos 30 años hubo varios embajadores muy duros, profesionales de la diplomacia: Shlaudeman, Frank Ortiz... ambos eran hombres de Kissinger, de John Negroponte, toda gente para lugares complejos. Shlaudeman y Ortiz habían estado en Perú mellando el poder del general nacionalista Velazco Alvarado. En el 83 los americanos creen que ganará el peronismo y lo mandan a Ortiz para acá porque era especialista en sindicalismo y cosas complejas. Pero la historia cambió la bocha: ganó Alfonsín. (Terence) Todman (primer embajador del gobierno de Menem) también era especialista en situaciones difíciles... creo que fue a él que en España le tocó manejar el comienzo de las negociaciones con los socialistas para el retiro de las bases americanas que se habían instalado en tiempos de Franco. Todos estos embajadores estuvieron muy encima de las tareas de inteligencia aquí. Recuerdo que en tiempos de Frondizi había un embajador que quería saber y saber si Frondizi había estado separado y si había vuelto a vivir con su esposa. -Elena Fagionatto? -Sí, sí, y si había vuelto con ella para dar buena imagen. Y se preocupaba por la viuda privada de Frigerio, de Odena. Tenía locos a los CIA con esos temas. -Los radicales del pueblo eran muy permeables con los servicios de inteligencia, ¿no? -¿En tiempos de Frondizi? -Sí. -Sí, especialmente dos hermanitos radicales muy conocidos y muy alcahuetes de los americanos y de la Marina. Odiaban a Frondizi y fogoneaban, fogoneaban. No le voy a dar el apellido, pero tuvieron altos cargos con Illia -los dos- y uno con Alfonsín. ¡Muy alcahuetes! Los Federales le seguían todo lo que decían. Buenos los Federales: si quieren, los mejores para cosechar información. Todo de la vida privada del poder. Le cuento una de ellos y me voy: un día de 1973 el ERP secuestra a un famoso director de diario de tirada nacional... -Héctor García, de "Crónica", que estaba en la cama con una famosa actriz? -O famosa locutora. El secuestro es a los fines de no sé qué cosa periodística. Lo cierto es que nosotros -Ejército, entiéndase- nos interesamos en el hecho. Y los Federales nos dieron una clase en materia de vida privada del poder. Nos pasaron la lista de quién con quién, cuándo y cuándo, dónde y dónde. Ya hablé demasiado, mejor me voy -dijo el coronel. Pero no se fue, siguió hablando. |
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