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Entre los 1.000 millones de personas con hambre en el mundo, hay argentinos | ||
"Un trágico logro en estos tiempos modernos", cuando la humanidad produce más que en toda su historia. Después de los dos años de edad, los efectos negativos de la desnutrición son en gran parte irreversibles. | ||
Jefes de Estado y de gobierno, y también representantes de países, fueron invitados por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) a la Cumbre Mundial sobre la Alimentación, entre el 13 y el 17 de noviembre de 1996. El encuentro culminó con la "Declaración de Roma sobre la Seguridad Alimentaria Mundial", en la que expresaron su "voluntad política" y prometieron erradicar el hambre de todas partes y reducir el número de personas desnutridas a la mitad, "no más tarde del 2015". Creyeron que era "intolerable", entonces, que "más de 800 millones de personas de todo el mundo, y en particular de los países en desarrollo", no dispusieran de "alimentos suficientes para satisfacer sus necesidades nutricionales básicas". Y eso lo atribuyeron a "la continua insuficiencia de los ingresos familiares y nacionales para comprarlos, así como a la inestabilidad de la oferta y la demanda y las catástrofes naturales y de origen humano". Incluso reafirmaron que "un entorno político, social y económico pacífico, estable y propicio" permitiría que las naciones otorgaran "debida prioridad a la seguridad alimentaria y la erradicación de la pobreza". Los "más de 800 millones de personas" que en 1996 no disponían de "alimentos suficientes...", en el 2009 aumentaron a 1.000 millones, "en parte debido a las subas de los precios de los alimentos y a la crisis financiera", admitió Jacques Diouf, director general de la FAO, quien interpretó lo ocurrido como un "trágico logro en estos tiempos modernos", cuando la humanidad produce más alimentos que en toda su historia. La estimación de 1.000 millones de personas con hambre -en su mayoría chicos- reapareció en el índice global del Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias (Ifpri, por sus siglas en inglés), que incluyó datos de 122 países. En 25 de ellos comprobaron niveles "alarmantes", siendo el peor ubicado la República Democrática de Congo, con tres cuartas partes de su población subalimentada y la mayor tasa de mortalidad del mundo. "Después de los dos años de edad, los efectos negativos de la desnutrición son en gran parte irreversibles", subrayó Marie Ruel, una de las autoras del trabajo del Ifpri. La FAO proclamó el 16 de octubre de 1979 como el "Día Mundial de la Alimentación", por coincidir esa fecha con la de su fundación en 1945. Integrada por 189 Estados más la Unión Europea, pese a que su finalidad es promover políticas contra el hambre, la desnutrición y la pobreza, debió tener en cuenta que a esos 1.000 millones que padecen "hambre crónica", se agregan otros tantos "obesos" que no están bien alimentados, por lo que cerca de las dos terceras partes de la población mundial están "malnutridas". Hubo organizaciones no gubernamentales y sociales que resignificaron el 16 de octubre como el "Día Mundial por la Soberanía Alimentaria", con parecidos objetivos a los de la FAO y enfrentadas con entidades financieras internacionales y corporaciones agrícolas que controlan más del 40% de todo el comercio de alimentos. "En vez de alimentar a los hambrientos con cereales del exterior, gracias a la ´Revolución verde´ se desarrollaron tecnologías que aumentaron la productividad y permitieron que los alimentos pudieran cultivarse internamente. Esto provocó que la dependencia de los países del sur global pasara de los alimentos en sí mismos a las tecnologías". Así lo documentó el inglés Raj Patel, escritor, académico y especialmente activista, un egresado de las universidades de Oxford y Cornell y de la London School of Economics que trabajó en el Banco Mundial y la Organización Mundial de Comercio (OMC). Considerado un "loco peligroso" por las corporaciones que denunció conformaban "la injusta cadena alimentaria transnacional", aseveró asimismo que "la investigación creó variedades de semillas híbridas que rendían más que las tradicionales. Para crecer, las semillas requerían condiciones casi de laboratorio, que demandaban irrigación, fertilizantes y pesticidas. Éstos, a su vez, dependían de los combustibles fósiles para su producción. Y toda la operación requería eliminar la biodiversidad nativa para que las hileras de las nuevas semillas pudieran ocupar sus lugares"... Cuando en la Argentina tanto se publicitan las políticas gubernamentales contra las desigualdades sociales y la disminución de la mortalidad infantil, continuaron conociéndose fallecimientos de chicos por desnutrición. De los más recientes y difundidos, uno en Montecarlo (Misiones), a pesar de que allí se implementó el "Plan hambre cero"; el otro en Colonia Santa Rosa (Salta), aunque se puso en marcha otro que contempla el programa "Nutrivida". Aunque suele reiterarse que el potencial para obtener alimentos permitiría cubrir necesidades superiores a las de la población local, entidades y expertos dudan acerca de la eficacia de los intentos por combatir la desnutrición y la mala alimentación de hijos y madres. "A quienes más afecta la pobreza es a los niños", admitieron desde el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef). "Aunque la privación grave de bienes y servicios perjudica a todos los seres humanos -explicaron-, resulta más amenazante para los derechos de la infancia a la supervivencia, la salud y la nutrición, la educación, la participación y la protección contra el peligro y la explotación. Establece un entorno que perjudica el desarrollo infantil de muchas maneras: mental, física, emocional y espiritual". El capítulo local de la citada organización internacional reclamó reiteradamente "políticas sanitarias integrales" y aseguró que aquí, durante el 2008, hubieran permitido "evitar la muerte por año de unos 9.000 menores de 12 meses", de los cuales "más de 4.000 se salvarían si se lograra reducir lo reducible"... "Hay más de 4 millones de niños -sólo niños- con necesidades básicas insatisfechas; hay 45.000 familias miserables", afirmó el año pasado el médico Abel Albino, titular de Red Conin, una organización no gubernamental que desde hace 17 años lucha contra la desnutrición infantil en Mendoza y varias provincias. Confesó su "vergüenza" por la "desnutrición en un país como el nuestro" y su sueño de "un país en el que todos vivamos mejor, donde se iguale hacia arriba, no hacia abajo. Porque es responsabilidad nuestra hacer que los chicos puedan desplegar su potencial genético para tener igualdad de oportunidades. Porque estoy convencido de que tenemos que terminar con el aborto infantil, la prostitución infantil, el maltrato infantil y las enfermedades infantiles que mutilan el rostro de nuestra civilización. Esto es una cuestión de prioridad política..." Los casos de exclusión, pobreza, indigencia y hambre que a veces se conocen preocupan cada vez más a las organizaciones no gubernamentales y sociales que impulsan la agricultura y la ganadería familiar y campesina y fomentan el cooperativismo en la producción y la comercialización. "Soberanía alimentaria en Argentina: reflexiones urgentes para la construcción de un nuevo modelo de desarrollo" fue la denominación elegida para la primera audiencia pública coordinada por la organización "La masa al sur", en la sala I del Congreso de la Nación el 26 de octubre pasado, que se prolongó por más de cinco horas. Congregó a representantes de las organizaciones citadas, profesionales y sindicales y hasta diputados del Proyecto Sur, la Generación para un Encuentro Nacional (GEN) y el Partido Socialista, quienes coincidieron en que la cuestión "entra en conflicto con la idea dominante de la globalización y la existencia de una forma de producción absolutamente despareja, con regiones que podrían tener resuelta la soberanía alimentaria y no lo consiguieron por el avance de la agricultura extensiva y un modelo productivo construido en función de las modas o las necesidades externas de alta rentabilidad, que no respetan el medio ambiente ni al hombre que vive en pueblos fumigados". Entre tantas ideas, el mes pasado se propuso "fortalecer y consolidar el poder popular que emana de la lucha que dan cientos de organizaciones sociales, movimientos campesinos e indígenas, a partir de las experiencias cotidianas de resistir y trazar estrategias de producción y comercio alternativas". De cualquier manera, se aclaró que "un nuevo modelo de desarrollo precisa de otro Estado, que se abra a dialogar con organizaciones sociales y esté dispuesto a trabajar articuladamente con ellas". La crisis económica debatida en la reciente reunión del Grupo de los 20 (G20) en Seúl (Corea del Sur), "debe ser tomada en toda su seriedad: tiene numerosas causas y llama a una revisión profunda del modelo de desarrollo económico y global", aseveró el papa Benedicto XVI. Dijo que se suma a otros "síntomas mucho más graves y más que conocidos", como "el desequilibrio entre ricos y pobres, el escándalo del hambre, la emergencia ecológica y el problema de la desocupación". Por eso le pareció "fundamental" un relanzamiento "estratégico" de la agricultura, así como un cambio de estilo de vida.
Cada país debe definir sus propias políticas Diferentes organizaciones sociales concurrieron al Foro Mundial por la Seguridad Alimentaria, paralelo a la mencionada Cumbre Mundial de la Alimentación de la FAO, en la capital italiana, en las postrimerías de noviembre de 1996. Allí, Vía Campesina lanzó el entonces nuevo concepto de la "soberanía alimentaria", entendida como "la facultad de cada Estado para definir sus propias políticas agrarias y alimentarias". Ello implicaba "la protección del mercado doméstico contra los excedentes productivos que se venden más baratos en el mercado internacional y la práctica del ´dumping´ (ventas por debajo de los costos de producción)". Constituyó, también, una ruptura con relación a la organización actual de los mercados agrícolas puesta en práctica por la Organización Mundial de Comercio (OMC) y contrastó con el criterio de la "seguridad alimentaria" impulsado por la FAO. La "soberanía alimentaria" se debatió luego en otros encuentros y hasta en las Naciones Unidas (ONU). En la declaración del foro de organizaciones no gubernamentales (ONG) y de la sociedad civil (OSC), otra vez en la capital italiana, en junio del 2002, se destacó "el derecho de los pueblos, comunidades y países a definir sus propias políticas agrícolas, pesqueras, alimentarias y de tierra que sean ecológica, social, económica y culturalmente apropiadas". Esto incluyó "el verdadero derecho a la alimentación y a producir los alimentos", o sea que "todos tienen el derecho a una alimentación sana, nutritiva y culturalmente apropiada y a la capacidad para mantenerse a sí mismos y a sus sociedades". Vía Campesina es un movimiento que coordina entidades de Asia, África, América y Europa, preocupado por aclarar que la "soberanía alimentaria" va más allá del concepto de "seguridad alimentaria", que se planteó sólo para asegurar la producción de suficiente cantidad de comida con garantía sanitaria sin considerar demasiado qué se hace, cómo, dónde y en qué escala. Por opinar que aplican políticas dictadas por "los intereses de las empresas transnacionales y de las grandes potencias", los partidarios de la soberanía alimentaria critican al Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM) y la OMC.
Miguel Angel Fuks |
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