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Como un tributo al mar
La casa Lefevre se levanta en .Punta Misterio, en Lima. Sobre un terreno árido luce y desafía. De los arquitectos Longhi. Imponente.

A lo lejos parece una enorme fortaleza que se conecta con el terreno por la parte posterior, dando la impresión de ser una extensión del terreno. Por la parte frontal se deja ver una especie de cubo de vidrio suspendido gracias al volumen que existe en la parte superior de la misma. Aquí, donde se ubica la sala y el comedor, los amplios vidrios invitan a deleitarse con el paisaje.

Es probable que al observar esta casa se piense en que todo es posible de vincularse, más aún si, como en este espacio, el desierto lo hace generosamente con la esta obra arquitectónica. Así como cada elemento de la construcción lo hace con el resto.

Aquí todo está hecho a la medida y el diseño ha sido intachablemente logrado. Luego de atravesar las escaleras, sobre las cuales penden unas luces que recuerdan las estrellas en lo alto, se llega a las habitaciones.

 

COMO EN EL VACÍO

 

En estos ambientes uno se siente como si estuviera en el aire, dicen sus moradores: a través de la ventana se divisa la línea horizontal donde se pierde el mar y el terreno desértico cuyo color tierra se asemeja mucho al de las bases de las camas en el dormitorio. Incluso esa plataforma que sostiene una más amplia hace parecer como si hallara sobre el piso.

En cuanto a la decoración, ésta es sobria y elegante. Los espacios no son saturados con objetos innecesarios porque la mayor atracción se halla en los materiales empleados (madera, vidrio y concreto).

Los espacios bien logrados también complacen la visión y el mejor cuadro, sin duda, es el del paisaje, el mismo que se pierde con la construcción por la noche, como si se mimetizaran en la oscuridad y fueran parte de un mismo volumen. Sólo las luces cenitales bien ubicadas anuncian que aquí el hombre comparte con la naturaleza.

En la parte posterior se abre una entrada a especie de cochera que, a la vez, sirve para permitir el acceso a la casa, tal como muestra una de las fotos de esta página.

En la parte frontal inferior de la construcción hay otra puerta que guía el paseo hacia un ángulo diferente del acantilado. Sin embargo, de atrás para adelante, de arriba hacia abajo, por donde se la mire, esta obra mantiene el diseño en cada rincón. Combina así materiales de piedra con colores plomizos que se integran con los tonos claros de otras áreas donde también la madera es la protagonista. Y es que en esta obra el paisaje y la arquitectura se fusionan para descubrir la esencia de Lefevre, donde el aire, el mar y la tierra se combinan.

Fuente del texto y fotos:

Longhi Architects



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