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Apuesta a la caja
Con la consigna de trabajar lo menos posible para disminuir riesgos, las exportadoras cambian su estrategia.

Para esta temporada en el Valle se espera una cosecha completa.

Difícil es arriesgar un número sobre el volumen proyectado, pero en lo que sí la mayor parte de los productores coincide es en que, por ahora, la oferta de fruta será mayor que la del año pa-sado.

¿Cuánto más? Algunos arriesgan arriba de un piso del 30% en relación con la temporada que ya está terminando. Todo dependerá de las condiciones climáticas de los próximos días, que podrían afectar los números proyectados al cierre de esta semana.

Pero, independientemente de ello, el mercado ya está mostrando algunas señales.

En principio, una buena cosecha permite prever una caída de los costos fijos de la actividad, ya que, en teoría, se cosechará más fruta, se trabajará más en los galpones y un volumen mayor de bultos debería salir hacia los distintos mercados.

Sin embargo, todavía hay ciertos interrogantes sin resolver.

Uno de ellos es que varias son las empresas exportadoras que cambiarían su estrategia comercial en busca de minimizar los riesgos económicos. La idea, en principio, es disminuir la participación de la compra de fruta a productores para adquirir directamente el bulto cerrado en aquellos galpones que trabajan para terceros (exportadoras).

¿Qué les permite esto a las empresas?

Según señalan sus mismos ejecutivos, así dejan de lado los problemas que trae aparejados la primera parte de la cadena (comprar la pera y manzana de productores) y evitan recibir fruta que no esté en condiciones comerciales para ser colocada en fresco.

"Este año será complejo. Va a faltar capital de trabajo y, con los costos proyectados por las nubes, los márgenes serán ínfimos, por lo que no se podrá absorber fruta de baja calidad. Negociando el bulto cerrado nosotros pagamos la fruta que queremos y evitamos problemas", aseguró uno de los exportadores consultados por el tema.

"Se espera mucha fruta en el mercado y lamentablemente, por lo que se ve, hay un importante volumen que no tendrá calidad. Hay grandes extensiones sin podar o con una poda liviana y tendremos problemas sanitarios graves en determinadas regiones del Valle. Comprando por bulto cerrado sin dudas disminuiremos la estructura de nuestros costos internos, dejaremos de pelearnos con Moreno (por el actual secretario de Comercio Interior) para ver qué es lo que se les paga o no a los productores y ganaremos en eficiencia", destacó en la misma línea otro operador del mercado internacional.

Todas estas conductas son reflejo de los malos resultados obtenidos en la presente temporada, a punto de finalizar. Es que quien se quema con leche, cuando ve una vaca llora.

Las mermas de cosecha en pera y manzana registradas este año en el Valle (2009/ 2010) llevaron a que algunas empresas que tenían compromisos comerciales cerrados terminaran ofreciendo por la fruta de los productores valores que luego el mercado no convalidó.

En lo que respecta al servicio de empaque, este año los costos alcanzaron nuevos máximos, lo que generó desvíos importantes en la actividad integrada. Por lo tanto, las empresas compraron cara la fruta, gastaron por encima de lo previsto en el empaque y, con ese bulto cerrado, llegaron a un mercado que, pese a haber tenido precios históricamente altos en las góndolas, no pudo compensar los sobrecostos generados en la primera parte de la cadena (producción y empaque). De ahí la reacción inmediata de los exportadores: evitar estos dos primeros eslabones de la cadena y salir a comprar fruta por bulto cerrado.

Según una encuesta propia, para este año se espera que la demanda de fruta por bulto cerrado crezca en un piso de cuatro millones de unidades (aproximadamente unos 80 millones de kilos).

La cifra, en el contexto global del sistema, no es de suma importancia. Para este año las proyecciones privadas dan cuenta de que la exportación total de peras y manzanas se ubicará en 27 millones de cajas, por lo que la puja de la que hablamos representa el 15% de esa cifra.

Cabe destacar que en los 27 millones de bultos mencionados se incorporan varios galpones de empaque de empresas que en la próxima temporada seguramente no funcionarán y se parte de una campaña con bajos volúmenes de producción.

 

Datos a tener en cuenta

Si bien éstos son posibles (o potenciales) escenarios que podría atravesar en el corto plazo la fruticultura local, no por ello hay que desestimarlos a la hora de evaluar el posicionamiento de los distintos actores de la actividad de cara a la temporada que se avecina.

Tal como se presentan los hechos, se pueden anticipar algunos puntos del complejo año que se acerca al Valle, muchos de los cuales se está a tiempo de corregir.

* Como lo establece la ley de mercado (pese a que algunos intenten negarla), si existe una mayor demanda por bulto cerrado en la región los precios estarían bajo presión porque la oferta no tiene cómo satisfacer en forma inmediata este nuevo escenario. La estructura de galpones de empaque no tiene la posibilidad de crecer en el corto plazo de acuerdo con los requerimientos del mercado. Entonces es posible que exista una puja por el bulto cerrado. Lo que habría que evaluar es cuánto están dispuestos a pagar las empresas por este presunto costo marginal generado por estos desvíos en el mercado. Algunas ya anticiparon que no ingresarán en esta compulsa de precios. Otras señalaron, frente a este contexto, que esperarán a ver cómo evoluciona la temporada para tomar las decisiones correspondientes. No hay que descartar, con este panorama, que ciertas exportadoras disminuyan su volumen comercializado para la próxima temporada, pese a existir una mayor cosecha.

* De no existir condiciones climáticas adversas, como se mencionó al principio de esta nota, el Valle espera una cosecha completa. La decisión de modificar la matriz de compra por parte de algunas empresas puede tener efectos muy negativos sobre el productor primario. Si las exportadoras no trabajan con capacidad plena en sus instalaciones, mucha fruta quedará fuera del canal de comercialización en fresco. Decir que cuatro millones de cajas adicionales se comprarán dentro del sistema de empaque (bulto cerrado) significa que esas empresas dejarán de adquirir unos 80 millones de kilos de fruta de chacra, mucha de ella de productores. Esto puede tener un efecto mucho más acentuado si se considera que se espera una cosecha mayor en el Valle.

* La política de minimizar riesgos llevando los volúmenes a comercializar a pisos preestablecidos no es buena para las empresas ni para el sistema frutícola. El escenario para la próxima temporada no será el mismo del año que está por finalizar. Una sola variable cambia parte de la ecuación "costista" para las empresas. El mayor volumen de cosecha esperado para el 2011 determinará que los precios locales de las peras y las manzanas (materia prima para embalar) serán menores respecto de los pagados en esta temporada (donde hubo importantes mermas en cosecha), por lo que las empresas deberían hacer un importante esfuerzo en maximizar la utilización de sus instalaciones y de esta manera trabajar volumen, lo que contribuirá a achicar sus costos fijos así como también ayudará a que los productores puedan colocar la mayor parte de su oferta en el mercado en fresco.

Muchos son los factores que hoy conspiran en la actividad para que la próxima temporada no sea la ideal: altos costos de producción, un dólar poco competitivo, una elevada cosecha local con probabilidades de baja calidad y una mayor oferta del hemisferio sur. Pero, frente a esto, también están los bajos niveles de producción del hemisferio norte (un dato muy importante) y el potencial que tiene la fruta argentina en los mercados hacia donde es destinada.

El Valle todavía está a tiempo de armar estrategias regionales que sumen -y no resten- sobre la compleja temporada que emerge en el horizonte.

 

La industria, frente a un nuevo escenario

Con precios internacionales reacomodándose por la caída de la producción de manzanas en Europa del Este y una menor oferta esperada desde China, la industria de jugos concentrados se muestra algo más optimista de cara a la temporada que se avecina.

A este escenario se suma una cosecha completa en todo el Valle para la próxima temporada, contexto que, por una cuestión de oferta y demanda, hace prever menores costos en la materia prima (pera y manzana de descarte) a adquirir por la industria.

Este año la industria de concentrados tuvo que salir a comprar fruta a valores muy superiores a la media de las últimas temporadas, producto de los bajos niveles de cosecha registrados. Poca manzana y pera fue orientada a molienda y esto se reflejó en las estadísticas de las exportaciones de concentrados, que se desplomaron cerca del 50% respecto de la temporada 2009.

Los industriales estiman que este año no faltará fruta para trabajar, un dato que consideran alentador.

 

Anécdota de los 90

Entre 1998 y el 2001 el empresario italiano Nino Bocchi, en aquel entonces dueño de la empresa Expofrut, adquirió en los puertos europeos cerca de 10.000 toneladas de peras y manzanas argentinas llegadas desde el Valle.

"Es más barato comprar aquí, en Rotterdam, el bulto cerrado que llega desde Río Negro que poner a trabajar todo el sistema para hacer exportar una caja propia a este mercado", explicaba el desaparecido empresario bajo una tenue nevisca en el invierno de 1998 a uno de sus allegados haciendo referencia a cuál era la nueva estrategia comercial para enfrentar el escenario de altos costos relativos que mostraba la Argentina. Frente a la mirada algo confusa de su interlocutor, otro italiano del riñón de la empresa no dudó en señalar: "Son los costos, estúpido" y en forma cariñosa le palmeó la espalda mientras se alejaba con una sonrisa de las instalaciones del puerto rumbo a su tradicional reunión con los referentes de Rewe.
 

 

JAVIER LOJO

jlojo@rionegro.com.ar



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