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Jaime Roos en Neuquén Sello propio
Este domingo, a las 22, el cantante uruguayo se presentará en el .Cine Teatro Español. Repasará sus clásicos, esos que lo representan desde siempre y que aún hoy lo identifican.

Eduardo Rouillet

Jaime Roos, músico, compositor y productor, vuelve a la región. Se presentará el domingo, a las 22, en el Cine Teatro Español con el grupo "Contraseña", con Hugo Fattoruso en teclados y bandoneón, Gustavo Montemurro en acordeón y teclados, Nicolás, Martín y Andrés Ibarburu en guitarra, batería y bajo respectivamente; el guitarrista Ney Dalton Peraza, Álvaro Fonte, Bedrós Takorian y Emiliano Andrés Muñoz en voces y Freddy Edgardo Bessio en percusión y voces.

Traerá sus clásicos. Y de ellos habló con "Río Negro" antes del show.

"A diferencia de Argentina, donde fue como una espada divisoria, en Uruguay eso no pasó. Siempre hubo un respeto por las distintas corrientes, llámense folclore, candombe, murga, jazz... por los milongueros del interior o por el rock. Ya se ve en las grabaciones de fines de aquellos años que empieza a fusionarse la música en el Uruguay y que la identidad se mantiene. O sea, está grabado, se hacían espectáculos conjuntamente, se juntaba tal con tal, siempre de distintos palos. En mi caso, fui un eslabón más dentro de esa cadena, pero grabé como bajista con Los Olimareños. El Sabalero (José Carbajal) ya en 1979 cantaba conmigo y yo le produje un álbum en Amsterdam. Canté con Rubén Rada, con Eduardo Mateo y con Hugo Fattoruso en recitales y en discos.

-Con el Canario Luna.

-Por ejemplo. Le produje el primer disco a sus cincuenta años. Fue un caso muy curioso, ¡imaginate! Grabar a esa edad...

-Con una enorme trayectoria detrás?

-Carnavalera, pero totalmente marginal, como era el carnaval por entonces. Luego yo sé que los temas míos en forma de murga-canción -fusionada con rock- le dieron un empujón a la murga-murga, al espectáculo folclórico urbano montevideano. Por ejemplo, en Argentina empezó a actuar una cantidad de murgas porque la gente se había arrimado al género a través de mis canciones, que no son exactamente tradicionales pero están basadas en la esencia murguera. Lo mismo sucede con Rada y el candombe. Nosotros nos conocemos todos, tocamos juntos y le dimos siempre mucha importancia a nuestro sello de identidad. En eso estamos todos de acuerdo. En el caso de quienes crecimos en las décadas del 60 y 70, por un lado, fue por una cuestión instintiva y, por otra parte, por un asunto ideológico. Creo que si hago una hamburguesa, por más rica que esté, nadie sabe de dónde viene; en cambio, si cocino un plato muy simple de mi tierra, todo el mundo va a preguntar de dónde salió.

-En este tiempo seguís con tu música, Rada, los Fattoruso, Galemire con la suya, y ya aparecen los hijos del Negro, Matías, Lucila y Julieta y La Vela Puerca, Cuarteto de Nos, No te va gustar, Ana Prada...

-Sí, sé que están teniendo una consideración fantástica en Argentina; los conozco, son mis amigos y me pone muy contento que así suceda. Ellos, en este momento, están haciendo cada uno su línea, pero siempre aparece el toque del uruguayo por algún lado.

-Vos te fuiste a Francia y a Holanda y debiste mostrar que eras de Uruguay y defender esos colores.

-Sí, hasta pude grabar en Europa, pero no tocaba mi espectáculo allá puesto que no tenía músicos que pudieran hacer ese género y, además, porque no le interesaba mucho a la gente en aquel momento lo que yo hacía. Con la salida de mis primeros discos recién se empezó a generar cierta curiosidad. Pero sí vi que el sello propio es absolutamente fundamental y, además, que es muy importante desarrollar lo que uno hace en su propia tierra para adquirir la legitimidad y llevarlo adelante, más allá del talento. Hay muchos instrumentistas de Brasil en París, pero generalmente tocan en lugares chicos. Cada vez que va Caetano (Veloso) llena el Olympia dos veces, porque es quien es en su propio país. Ta? Fue por eso que me vine en 1984 de Holanda, a abrirme camino en Uruguay. Me dio muchísimo trabajo, pero con el paso del tiempo lo logré.

-Eso produce, imagino, regocijo. Debe ser halagador lograr una identidad.

-Sí... estoy de acuerdo contigo en lo del regocijo y con la paz que da saber que lo que saco del alma puedo compartirlo con los demás, porque de eso se trata. Yo hago las cosas para mí. Cuando escribo una canción la hago pensando en mi punto de vista y en mi placer al escucharla. Como decía (Astor) Piazzolla, escribo para mí con la esperanza de que les guste a los demás. Cuando se consigue eso es porque se tiene la suerte de que ese gusto personal les agrade a los demás y lo puede compartir. Efectivamente, da cierta calma... hace treinta y cuatro años que grabé mi primer disco y conseguir que tiempo después pueda seguir subiéndome a un escenario, tocando canciones desde aquel trabajo hasta el último, da regocijo, calma, paz...



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