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Un macho, de gira
Hoy en Regina y mañana y pasado en Neuquén, "Coco" Sily presentará "La cátedra del macho", su versión humorística de lo que -dice- está ocurriendo con los hombres en la modernidad.

EDUARDO ROUILLET

Fernando "Coco" Sily, del barrio porteño de Parque Patricios, fana de Huracán y padre de tres varones, 1,82 de humor, es actor, conductor, presentador de televisión, guionista, productor y director de teatro.

Fue parte de "El loco de la colina", en la Rock & Pop; en tele actuó junto a Tato Bores, Guillermo Francella, Antonio Gasalla y Carlos Calvo; escribió para los ciclos "¿Son o se hacen?" e "Infómanas"; cuando conoció al actor cordobés Daniel Aráoz, surgió una amistad y las obras "Ataque de pánico", "Aryentains" y "Compatriotas". "Coco" produjo también los "Cuentos de Fontanarrosa" y "Tinta argentina", entre otras cosas.

Ahora viene a la región a presentar "La cátedra del macho", que subirá a escena hoy en el Círculo Italiano de Regina y el sábado y domingo en Casino Magic de Neuquén.

"Este espectáculo lo escribí de casualidad, porque estaba trabajando en el libro ´La cátedra del macho argentino´ (2008, con Sergio Salasa). Cuando (Editorial) Planeta me convoca, voy dándome cuenta de que ahí había un monólogo, un unipersonal. Y pensé la obra como un juego. Nunca tuvimos ni el diez por ciento de expectativas frente a lo que luego sucedió con ella. Tomó dimensiones mayúsculas, pero para nosotros era para hacer en una gira chiquitita, una sala chica, y terminamos una temporada de año y pico en la calle Corrientes, una gira nacional ante más de 150.000 espectadores. Nunca soñamos eso?"

-¿Por qué dio ese resultado?

-Porque es muy divertida. Las lecturas son simples. A la gente le encanta un espectáculo cuando no tiene ínfulas, cuando apunta a que se ría y la pase bien. Aparte, hay una identificación fuerte con lo que digo. Yo hablo de códigos, de la amistad, de las minas, de cuestiones muy identificables en Neuquén, Jujuy y en Ucrania. Son cosas relacionadas con la condición humana, vista desde el más absoluto de los humores. El mundo se está aputazando a pasos agigantados, entonces los machos estamos reaccionado. Más que una gira es una campaña de prevención -dice Sily.

-No podés salir de humor?

-Pero es así, ¡ideológicamente es así!

-Se transformó en un fuerte trabajo cuyo texto repetís dos o tres veces cada fin de semana. ¿Cómo lo tratás para que no se vuelva rutina y te interese?

-Lo llevo muy relajado. La gente ama, quiere mucho al personaje "Coco" Sily. Me divierto mucho, la paso bárbaro. Es una gran charla con el público. Muchas veces me gritan cosas de abajo, me preguntan, porque están metidos con el tema de haber perdido nuestros lugares. Por esta guerra que yo planteo desde el juego, entre la modernidad, entre la putez y lo macho, digamos, sin ninguna connotación sexual. Yo uso mucho la palabra puto que es maravillosa, para el humor es genial. Pero jamás con un condicionamiento sexual.

-Te han criticado desde el lado de lo que el machismo produce en sociedades como la nuestra o?

-Este espectáculo no es machista ni mataputos. Sí me han dado las minas, no la comunidad homosexual. Nunca. Algunas críticas se hacen desde un lugar muy zonzo, realizando un análisis literal. Si lo hacés, estamos en el horno, porque no resiste ni cinco minutos de razonamiento. Es un chiste, una broma. Si analizás literalmente "Otello", podés decir que era un negro al que hay meter en cana porque mató a la señora? Entonces, las críticas del espectáculo que actúan así, creen que yo siento las barbaridades que digo en el escenario. No son tales, son chistes, juegos.

-¿Dónde ponés los límites a esas "barbaridades"?

-No se los pongo. Hasta donde a mí me divierten, ése es el límite. Hablo sólo de lo que creo que me hace gracia y se la va a hacer a los demás. Es una hora y media muy eficaz, y dentro de ese módulo siempre queda un hueco para jugar un poco y meter cositas nuevas que yo escribo arriba del escenario, por alguna ocurrencia del momento.



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