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Fútbol inofensivo
Tigre y Racing empataron sin goles en un mal partido, donde jugaron poco y se pegaron mucho.

Tigre y Racing protagonizaron un mal partido con escasas situaciones de gol y por eso empataron sin goles en Victoria. Un bombazo de Fernando Telechea al travesaño en la parte complementaria y algunas apariciones de Pablo Lugüercio en la etapa inicial fueron lo mejor que hicieron los dos equipos.

La primera parte tuvo un pobre nivel porque el juego se cortó permanentemente por infracciones y porque los dos conjuntos carecieron de creatividad para romper las dos líneas de cuatro que dispuso el rival.

Otro déficit que tuvieron ambos equipos fue la escasa participación de los mediocampistas en ataque, preocupándose más por defender.

Racing salió con la idea de cederle el balón a Tigre para salir rápido de contragolpe y encontrar mal parado al equipo de Victoria. Por momentos lo consiguió, pero la falta de precisión de sus jugadores le impidió abrir el marcador.

Fue Lugüercio quien protagonizó lo más peligroso que generó la visita, pero se encontró con un sólido arquero Luis Ardente, quien a los 18 le tapó un mano a mano.

Tigre dependió demasiado de Román Martínez, pero el volante estuvo contenido y los avances del local se dieron por centros hacia Denis Stracqualursi o remates desde fuera del área.

En el complemento, los dos equipos siguieron jugando igual de mal, los entrenadores no arriesgaron y el encuentro se hizo intrascendente.

Lo más destacable pasó a los seis minutos cuando un violento remate de Telechea se estrelló en el travesaño, jugada que pudo haber cambiado el desarrolo del partido.

Por su parte, Racing casi ni se acercó al arco de Ardente ni tampoco encontró fluidez ofensiva con el ingreso de Gabriel Hauche.

El resultado fue justo por la mediocridad del juego, un reflejo de la irregularidad de los dos en este campeonato, pero injusto para los miles de hinchas que fueron al estadio.



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