El titulo mundial obtenido por las Leonas en Rosario 2010 se agradece por varias razones.

La primera, terapéutica, al ahorrar a muchas argentinos el tratamiento del complejo que traería aparejado no salir campeones del mundo de nada.

Desde ahora, huelga decirlo, todos somos entendidos del deporte del palo y la bocha.

La segunda, por dar un toque de belleza femenina a la pantalla, luego de hartarnos de tanta testosterona futbolera.

La tercera, por demostrar que el deporte femenino también puede ser entretenido y bien jugado -desmitificando preconceptos machistas-. Y la cuarta, por dejar con su actitud y ejemplo un legado a futuras deportistas que seguramente seguirán sus pasos.

Al unísono e hipertrofiando el dedo pulsor pudimos ver cómo en Turquía nuestros muchachos del básquet también defendieron como gladiadores la albiceleste.

Se les reconoce a ellos las agallas de jugar partidos tan intensos como el de Brasil o Australia; por no "llorar" nunca, ni aún en la adversidad de las ausencias de Nocioni y Ginóbili o en la dura derrota contra Lituania. Por tener la resiliencia de salir a jugar al día siguiente y ganarle un partido tan difícil a los rusos y el carácter para frenar la embestida española en el cuarto tiempo del juego por el quinto puesto.

Ambos equipos se destacan tambien por tener técnicos prudentes, que no pretenden ser estrellas y colocan siempre a sus jugadores en el centro de la escena, demostrando que con organización y trabajo podemos funcionar colectivamente.

Pero lo que más se agradece es el dejarnos tan tranquilos y sin reproches, sabiendo que han dado lo mejor de sí mismos.

Gracias a tan selecta embajada, por darle tanto "valor" al espíritu amateur, por sudar y sentir tanto la camiseta.

Gracias chicas y muchachos por ser tan argentinos.

*Abogado. Prof. Nac. De Educación Física.

marceloangriman@ciudad.com.ar