Desde el punto de vista de la recaudación es conocido por todos el incremento que el Estado dio a conocer en el transcurso de los últimos días.

"La recaudación impositiva registró en agosto un crecimiento de 36,7% respecto de igual mes del 2009, al alcanzar los $ 34.555,2 millones, informó la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP)".

Sin dudas que el proceso inflacionario en el que hoy vivimos contribuye a que el Estado vea incrementados sus recursos tributarios producto de este desequilibrio en los precios.

Basta para ello con analizar los dos impuestos pilares de nuestro sistema tributario

El IVA, que es un impuesto indirecto, llamado así porque es trasladable y lo soportan los consumidores finales, al estar directamente vinculado con los precios el incremento de éstos genera una relación directa en el aumento de este recurso.

Es probable que exista mayor valor agregado, pero sin dudas la noticia del incremento en la recaudación tiene como contrapartida la creciente escalada en los precios.

En el Impuesto a las Ganancias, impuesto directo -lo soporta quien lo paga-, también sucede lo mismo.

La prohibición de practicar el ajuste por inflación impositivo -método correctivo que tiene por fin atenuar las diferencias de valuación de los inventarios- hace que se produzcan distorsiones al momento de liquidar y pagar este tributo.

Para poder ver esto se requiere un grado mayor de análisis.

De acuerdo a la ley, los inventarios se valúan a valor de últimas compras, esto quiere decir que, si un contribuyente compró una mercadería a principio de año que le costó $ 100, que la mantiene en su stock al cierre, y a fin de año realiza otra compra de la misma mercadería, pero esta vez el precio es de $ 130, por cuestiones de valuación todo su stock quedará valuado a este último valor. Obligando a liquidar y pagar Ganancias por un bien que no ha sido vendido y que sólo ha tenido un cambio de precio. Efecto inflacionario.

Cabe preguntarse, entonces, cuál es efectivamente el incremento genuino de la recaudación o bien si la recaudación aumentaría sin inflación.

MAURO C. BARTOLOME

(*) Contador.

Chinni, Seleme, Bugner y Asoc.

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