QUIROGA, LA OBRA PúBLICA COMO EJE
"Cuando asumimos en 1999 Neuquén presentaba un atraso muy importante en infraestructura, por lo que iniciamos un plan de obra pública que fue la marca registrada de nuestras dos gestiones", dijo el ex intendente Horacio Quiroga.
Hizo reconocimientos a su sucesor, el actual jefe comunal, pero también le marcó flaquezas y dijo que aun cuando en la calles los vecinos le piden que vuelva al cargo, aún no lo ha considerado.
Sintetizó sus logros destacando que "planificamos distintos anclajes para la ciudad. Queríamos hacer de Neuquén el faro de la cultura en la Patagonia y decidí la construcción del MNBA; queríamos que fuera el centro de distribución de servicios y construimos la Terminal de Ómnibus; queríamos dejar de darle la espalda al río y apostamos a un proyecto urbanístico transformador como el Paseo de la Costa".
En el mismo sentido incluyó la apertura de calles del Parque Central, la remodelación de la Plaza de las Banderas, el Paseo Recreativo Cultural Parque Central y los planes de iluminación que alcanzaron a barrios y la Ruta 7. "En materia de obra pública fue fundamental el plan de asfalto. En 8 años se ejecutaron 3.700 cuadras cuando en toda la historia se habían hecho apenas 1.900", destacó.
Y pasó lista a temas que a su entender no lo sastisfacen. "Veo que los anclajes que en su momento se imaginaron no tienen la misma fuerza. Por suerte, aunque a menor ritmo, se continuó con las obras licitadas y adjudicadas en mi gestión. Entre ellas el pavimento que conecta el oeste con el centro: Avenida del Trabajador, Novella, Huilén, Rodhe", precisó.
Opinó que inicialmente la administración planteó una continuidad de su plan, que luego eso no se continuó. "Se han realizado cosas,pero no se aprovechó debidamente el envión que se traía de 8 años", disparó. Quiroga señaló que las diferencias con la gestión actual se visualizan en, por ejemplo, la no continuidad de planes sociales como el Comer en Casa, que fue reconocido por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Quiroga, actual diputado nacional, también planteó cuestiones estrictamente políticas. En directa crítica la coalición que hoy gobierna la ciudad dijo que "las diferencias que hoy nota cualquier vecino en cuanto a la presencia y el accionar municipal han demostrado que el pluralismo nos enriquece en la visión y el diagnóstico de los problemas pero eso no alcanza si no va acompañado de capacidad de gestión y ejecución". Añadió que "mayor pluralismo no garantiza mayor eficiencia y eso los ciudadanos lo perciben". Otharán: por la URBANIZACIÓN Y TEMAS SOCIALES
Marcelo Otharán asumió en 1968 como intendente de la ciudad. Reconoce que su acceso al poder no fue legítimo, en cuanto a respetarse el carácter republicano y democrático. Sin embargo aseguró que aspiraba alcanzar el apoyo de la gente por los logros obtenidos y por su buen desempeño. "Yo no renegaba del estilo republicano de país", dijo. Otharán fue miembro del TSJ y convencional en la reforma de la Constitución en 2006.
"Al intervenirse la provincia en un principio, dejaron al intendente que había sido electo, Ángel Della Valentina, pero al renunciar me ofrecieron el cargo y acepté. Lo hice en el afán de restaurar el modo de vida republicana, no obstante reconozco el origen ilegítimo de mi mandato", reseñó.
Estuvo dos años en el cargo. Sobre las causas de su renuncia explicó que "en 1970 el gobierno nacional ya había perdido la legitimidad y el prestigio que tenía cuando accedió al poder y comenzó a resquebrajarse. Surgió la idea de nombrar como interventores de provincias a personajes con más representatividad social y política. Para Neuquén pensaron en Felipe Sapag, que tenía una gran carrera política y había ganado muchas elecciones. En ese momento yo presenté mi renuncia, ya que me consideraba su adversario". Aseguró que quizás hoy se replantea esa acción, ya que cuando fue presidente del TSJ tuvo un vínculo de respeto recíproco con Sapag. Al asumir la intendencia ejercía como abogado y fue el primer presidente del Colegio de Abogados.
Sin jactancia, evaluó favorablemente su gestión: "me desempeñé en mi cargo con absoluta autonomía. Nadie me dio jamás indicaciones, sugerencias ni propuestas de nombramientos", señaló. Le dio una especial importancia a la urbanización "conté con un colaborador excelente a quien la ciudad le debe el nombre de una plaza o calle, el arquitecto Aníbal Muller". Comentó que se fomentó la participación de los vecinos: "Era más fácil porque había 7 comisiones vecinales, hoy hay 45". Resaltó también la creación de la Oficina de Acción Social y la Bolsa del Trabajo y la pavimentación de 90 cuadras.
En cuanto a su visión de la ciudad actual estimó que "se ha hecho mucho más cosmopolita". Lo que advierte es que hay poco "sentido de comunidad" de la población. Respecto de los intendentes opinó que "me parece que la actual gestión de Farizano y las anteriores de Quiroga han sido muy buenas".
"El trabajo del intendente es muy difícil, el asedio de requerimientos es constante. A veces los compadezco", reflexionó. El primer intendente
Los hijos de Máximo Linares y Antonia Díaz habían abandonado su España natal en 1890 para hacer un viaje hacia Argentina. Tardarían 12 años en llegar a estas tierras.
Los tres Linares hicieron base en la Confluencia en 1902. Después de casarse con las hermanas Carnevaro, Pedro y Manuel se iniciaron como comerciantes. Inauguraron "La Nacional", un almacén de Ramos Generales con anexo de hospedaje en las actuales Olascoaga y Sarmiento. Fue el primer comercio de Neuquén y se convertiría en una gran empresa. Manuel, quien sería por varios años vicecónsul de España, y Pedro, quien en marzo de 1906 sería elegido presidente del primer Concejo Municipal, también eran dueños de una fábrica de soda en la que producían un refresco llamado "Bolita" además de la gaseosa "Beri".
Pedro nunca estuvo lejos de la política. En 1904 formó parte de la comisión que organizó los festejos de la inauguración de Neuquén capital.
En 1906 con Miguel Mango, Domingo Mazzoni, Joaquín Portela y José María Pérez como concejales, asumió la difícil tarea de organizar la ciudad. Una de las primeras acciones fue reglamentar la percepción de impuestos y acordar las sanciones de los incumplidores. Cinco años antes de su muerte, volvió a formar parte del municipio como concejal.
Fuente: "100 años/100 calles", de Elsa Esther Bezerra
Solana: "EL CARGO MáS EXIGENTE Y EL DE MAYOR SATISFACCIóN"
Jorge Doroteo Solana es abogado, fue senador, diputado nacional, diputado provincial, miembro del Consejo de la Magistratura; fue fiscal, juez y presidente del Tribunal Superior de Justicia; ha ejercido la docencia universitaria; creó la facultad de Turismo de la Universidad de Neuquén y rector por quince años de esa carrera -siguió en la Universidad Nacional del Comahue-, pero aseguró que ningún cargo le significó tantas satisfacciones como ser intendente de Neuquén.
Ejerció esa función entre el 5 de marzo de 1970 y el 16 de agosto de 1972.
"De tantos cargos que tuve, el de intendente es sin dudas el que más me gustó. Porque se veía el trabajo personal. Era la expectativa de llegar todos los días al municipio para afrontar una agenda que pasaba por todos los temas", señaló Solana, hoy con 94 años.
"Renuncié a la intendencia para poder ser candidato a diputado nacional, porque así lo exigía una normativa de la época", señaló.
Explicó que quien quería ser candidato, si estaba en funciones, por una resolución de orden nacional debía renunciar seis meses antes al cargo que ostentaba. Ante la pregunta de cómo eran esas jornadas de jefe comunal, Solana dijo: "Éramos unos 45.000 habitantes, nos conocíamos la mayoría de los vecinos y hacíamos una relación muy personal".
Comentó que los recursos eran muy limitados y cada vez se hacía más difícil responder a las demandas de la gente, porque la población se multiplicaba "¡por diez cada año!", enfatizó.
De manera que el vertiginoso crecimiento de la ciudad no es nuevo. "Un ejemplo es que a veces cuando gente de otros lugares compraba tierras de la ciudad, venía luego al lugar y como quería edificar comenzaba a reclamar apertura de calles, redes de agua, de luz... Era muy difícil poder darle respuesta a todos", comentó.
Señaló que los recursos para la realización de las obras más elementales los buscaba en todo lugar posible. "A veces para algunas obras acudí a la Caja Nacional de Ahorro Postal, que tenía predestinados fondos para algunos subsidios", recordó.
Sostuvo que con los recursos propios apenas cubrían un tercio de las necesidades, el resto lo aportaba la provincia.
"Yo tenía un teléfono directo con el gobernador, Felipe Sapag, que por supuesto respondía con aportes. De otra manera, si no era con el respaldo provincial, no era posible acompañar el crecimiento tan rápido de la ciudad", comentó.
Para ilustrar la explosión de crecimiento que evidenciaba la ciudad citó que una de sus primeras decisiones fue hacer dos estadísticas.
"Una era poblacional y demostró que en 1970 Neuquén era la tercera ciudad de Sudamérica, detrás de São Paulo, Brasil, y Mar del Plata", recordó.
Agregó que "la otra era de vehículos y arrojó que esta ciudad estaba a la par, naturalmente en relación a la densidad poblacional, con Nueva York. Ya entonces el crecimiento era extraordinario".
"Claro",comentó, "en esa época, los chacareros llegaban a tener dos vehículos. Algunos tenían un auto y la camioneta para el trabajo propio del campo".
En cuanto a la tarea diaria recordó que no sólo le dedicaba los días de semana, todas las horas que fuera necesario, sino que hasta los sábados y domingos atendía todo tipo de problemáticas.
"El intendente es el que recepciona todas las inquietudes, de todos los sectores y de toda índole", comentó. Recordó que hasta su esposa, Francis, colaboraba con su trabajo. "Los fines de semana, cuando salíamos en auto, llevaba una libreta en la que iba anotando los problemas que, en la semana, había que atender. Una alcantarilla, una pared caída, un puente roto…", indicó.
Recordó que uno de los proyectos que le quedó inconcluso fue hacer un cementerio parque. Lo pensaba hacer al final de la calle Combate de San Lorenzo, donde hoy está el cementerio municipal. "Pero no pasó del proyecto", dijo. Recordó que negó autorizaciones para hacer construcciones en la Isla 132. "Fue en un momento en que se venían otorgando varias concesiones, como las que se dieron a los clubes que están sobre el brazo del Limay de la calle Río Negro", dijo.
Y argumentó: "me opuse porque siempre sostuve que había que preservar ese lugar. Lo pensé para que fuera el gran parque de Neuquén. Creo que de alguna manera va camino a convertirse en un paseo público".
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