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Los vinos comunes, en permanente zona de riesgo
Esta franja productiva experimenta un "veranito" en los precios que parece estar llegando a su fin.

La producción vitivinícola no escapa a los avatares de la economía nacional y a su propia dinámica de comercialización. Es por ello que, más allá de la bonanza que experimenta la venta de vinos varietales en lo que respecta a la exportación, hay otras franjas del sector que navegan en un mar de incertidumbre cada vez que comienza y se desarrolla una nueva temporada.

La referencia es para los vinos comunes, de cuya performance depende la existencia de gran parte de los productores vitivinícolas de Argentina.

Este tipo de vinos experimenta un corto período de bonanza que parece estar llegando a su fin.

Según un reciente estudio del Ieral Mendoza, realizado por el economista sénior Jorge Day, a fines del año pasado el precio de referencia de los vinos comunes, el de traslado, había alcanzado valores estratosféricos. Había entre los productores una sensación de haber vuelto a las buenas épocas. Sin embargo, a partir de mediados del presente año los precios comenzaron a mostrar cierta tendencia decreciente y, obviamente, a generar preocupación entre los actores de este segmento.

En Argentina se habla de dos grupos de vinos: los de alta gama (identificados con los varietales) y los de mesa (o genéricos), estos últimos de gran peso en la vitivinicultura local.

El consumo interno de estos vinos genéricos es alto y, para simplificar, se lo supondrá inicialmente constante. Cuando la cosecha es baja, se abastece el consumo pero queda poco para el resto. Así disminuyen los stocks vínicos, la elaboración de mostos (jugos de uva) y las exportaciones a granel. Esto tiene un correlato directo sobre los precios, que tienden a subir en gran forma, algo similar a lo vivido a finales del 2009.

En cambio, cuando la cosecha de uvas es normal (y aún peor si es alta), luego de abastecer al mercado interno sobra mucha producción. Entonces los stocks suben y vuelve a pensarse en la elaboración de más mosto, que actúa como un regulador de la oferta. Para este caso en particular los precios tienden a deprimirse. Y esto es peor si además el consumo interno disminuye.

Para tener una noción de la importancia de los vinos genéricos en Argentina, conviene señalar que su consumo interno representa casi dos tercios de la demanda total (62%).

A diferencia de los vinos de alta gama, los genéricos presentan una realidad distinta, puesto que padecen el "karma" del consumo decreciente. Antes se consumían 90 litros de este tipo de vinos per cápita y ahora el promedio es de 25 litros anuales por persona.

Una hipótesis mencionada por bodegueros para explicar este comportamiento es que cuando cae el precio del vino genérico disminuye fuertemente su consumo y luego, cuando se abarata su precio, el consumo no recupera su nivel.

Este alto consumo hoy en decadencia genera problemas de excesos y, por ende, surge la pregunta de qué hacer al respecto. Hay varias opciones: destinar uva a producir otros derivados (mostos), ver cómo aumentar las ventas externas (exportaciones) o, en su defecto, acumular stocks.

La evolución de los derivados de uva en el período 2003-2007 muestra que con cosecha creciente hubo aumento en la elaboración de mostos, en los volúmenes exportados y en stocks. En cambio, en el período de baja cosecha (2008-2009) hubo caída en mostos y en stocks, mientras que las exportaciones tuvieron una fuerte alza en el 2008 para luego caer abruptamente.

Para este año, que tuvo una mayor cosecha, es esperable un aumento en los stocks, principalmente en los vinos blancos.

Si se vuelve a cosechas normales (más altas), con consumo interno en baja es probable que los mostos aumenten a partir del año que viene y haya mayor "necesidad" de exportar vinos genéricos. En su defecto, habrá mayores stocks, con bajas en los precios de los vinos gené- ricos.

Un par de comentarios sobre las opciones recién mencionadas.

* Mostos. En el 2008 sus exportaciones alcanzaron su punto máximo, para luego caer fuertemente. Sin embargo, llamativamente, sus precios mejoraron notoriamente en dólares. Claramente ha predominado una menor oferta de mostos en el mercado (faltó ese producto y por lo tanto su precio aumentó).

* Exportaciones de vinos genéricos. Hubo fuerte caída en sus ventas a granel. Se cayeron fuertemente las ventas a Rusia. No obstante, si se miran las cifras de ese país, sus importaciones totales de vinos cayeron sólo un 16%, mientras que las provenientes de Argentina lo hicieron en un porcentaje muchísimo mayor. Compraron menos vinos pero muchísimo menos de Argentina, porque nuestro país tenía menos para ofrecer.

Con el panorama presentado conviene dedicar unas líneas al tema de la rentabilidad del mercado, del cual se analizarán dos etapas.

* Etapa de traslado. En ésta, las bodegas utilizan uva propia y de terceros para elaborar vino a granel (no fraccionado). En las últimas dos temporadas el precio de la materia prima y del vino de traslado han evolucionado en forma similar (cuando sube el precio de venta también lo hace el de la materia prima). Para saber cuál varía más hay que recurrir a la evolución de la relación entre los dos precios. Cuando aumenta esta relación, mejora la rentabilidad de las bodegas trasla- distas.

Esta relación es bastante oscilante. En el 2009 alcanzó un máximo. Ello se debió a que, por una sobreestimación en los pronósticos de cosecha, se creyó que iba a sobrar uva y se vendió relativamente barata. Luego, al no haber tanta uva, faltaron vinos y su precio de traslado aumentó, mejorando notoriamente la rentabilidad trasladista.

En el presente año ocurrió lo contrario. La uva cotizó muy alto y el vino de traslado no aumentó en el mismo porcentaje, por eso su rentabilidad se vio muy afectada.

Esto explica las quejas de este sector, que ha solicitado auxilio financiero al gobierno provincial mendocino.

* Venta al consumidor. En esta etapa los vinos a granel se venden a bodegas fraccionadoras que los colocan en recipientes (botellas o tetra brik) para ser vendidos al consumidor final.

Tanto el precio del vino tinto común al consumidor final como el precio de traslado han evolucionado en forma parecida en el último tiempo. Aquí también se calcula la relación entre los dos precios para saber cuál evolucionó de mejor forma. Cuando aumenta la relación, mejora el negocio de venta mayorista.

La caída de esta relación en los últimos años ha implicado también una menor rentabilidad del sector, y algunos vinos han salido del mercado. También comienza a notarse que no hay tanto faltante de vinos. Por ello comienza a ser razonable que el precio a nivel de traslado comience a disminuir y a justificar la tendencia que se observa a mediados de esta temporada.

 

Un problema estructural

El mercado de vinos genéricos es de gran volumen e importancia para los productores, pero a su vez presenta un serio problema estructural.

Su consumo interno, que es muy alto, ha caído en forma vertiginosa y continúa con tendencia decreciente. Además, por distintas razones su precio tiende a ser muy oscilante.

Las opciones de corto plazo son conseguir exportar más o reducir la oferta de vinos, especialmente con la exigencia de elaborar más mostos. Pero es conveniente pensar en alternativas de largo plazo para resolver este problema de sobreproducción que recurrentemente afecta al sector.

La evolución de este rubro para el 2011 queda pendiente de la cosecha. En un escenario de cosecha normal lo esperable es que se elabore más mosto.

Por el contrario, si la cosecha es abundante, los productores deberán enfrentar una temporada en la que la sobreproducción y los precios más deprimidos atentarán contra su propia supervivencia en el sistema.




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