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JOAQUíN PéREZ, PERCUSIONISTA: Los sonidos del Colón
Tras una exigente audición, el músico forma parte de la orquesta del Teatro Colón.

Sólo nueve años tenía Joaquín Pérez cuando asistió a su primera clase de percusión en el IUPA. En una familia en la que la guitarra dominaba los gustos musicales, él eligió un camino distinto y, lo que comenzó como un hobby, se convirtió en el motor fundamental de su vida. A los 14 años ya formaba parte del Ensamble de Percusión de Fundación Cultural Patagonia y subía el escenario en compañía de sus maestros, en especial del que lo marcó definitivamente en su aprendizaje artístico: Ángel Frette. Hoy, Joaquín tiene 21 años y vuelve a compartir espacios profesionales con Frette, ambos como integrantes de la Orquesta Estable del Teatro Colón. Alumno y maestro trabajan juntos en una de las formaciones más reconocidas de nuestro país y el mundo.

Joaquín decidió, a principios de este año, asistir a las audiciones para ingresar a la exquisita agrupación. Graduado del IUPA como Profesor Nacional de Percusión, con nueve años de capacitación, una experiencia como docente en el mismo establecimiento, en el nivel inicial denominado extracurricular y una exitosa experiencia como integrante del Ensamble de Percusión, con el que recorrió Río Negro, Neuquén, otras provincias del país, y también se presentó en Brasil y Bolivia; el momento era el indicado. Sus exquisitas condiciones artísticas y su formación educativa y profesional fueron fundamentales a la hora de participar en un concurso de gran exigencia.

Más de veinte percusionistas se inscribieron para la cita. En la primera parte, interpretaron fragmentos de obras orquestales: una para tambor, y dos con platillos de choque y xilofón. Sólo diez músicos accedieron a la segunda etapa, y únicamente Joaquín pasó a la etapa final, en la que tocó en compañía de la orquesta, y quedó seleccionado.

El mes de junio marcó el comienzo de un nuevo período en la vida del joven artista. Los ensayos con la Orquesta se transformaron en una realidad diaria. Distintos repertorios semanales, dos funciones mensuales como mínimo, la presencia de directores invitados, un programa clásico y contemporáneo, y conciertos en una de las salas más bellas del mundo, son parte de su agenda. Como él afirma: "La dinámica de la orquesta es impresionante". Un remolino de emociones acompañan cada experiencia, que comparte con los casi cien músicos estables que integran la agrupación, más los intérpretes que son contratados para espectáculos específicos. Una gran cantidad de artistas con los que puede interactuar y continuar creciendo.

Sin embargo, Joaquín no olvida sus raíces ni el espacio al que le debe su enseñanza: "El IUPA es el mejor lugar del país para estudiar percusión. La educación, el nivel instrumental, las aulas, los festivales, los maestros. Todos le debemos todo a la institución. Sin un espacio así, es muy difícil aprender".

Entre sus docentes, recuerda a quienes lo motivaron como Oscar Albrieu Roca y Fabián Poblete, egresados del IUPA que luego serían sus colegas, y quienes también formaron parte de la Orquesta del Colón. Y en especial a Ángel Frette: "Estar al lado de Ángel es impresionante, lo que él genera." La historia musical de Joaquín comenzó hace ya mucho tiempo, y lo que lo espera es un futuro colmado de oportunidades. La gran mayoría de estas comenzaron a gestarse en este lugar de la Patagonia.



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