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Impulso para tomar vuelo

Me fui de Roca a los 18 cuando decidí hacer mi carrera universitaria en La Plata, en el 2001. Estaba muy convencida y mis expectativas sobre esa nueva etapa eran incalculables. Incluso aseguraba, sin dudar, que había comprado un pasaje de ida pero no de vuelta. Nunca pensé en la posibilidad de volver a vivir a mi ciudad natal. Suponía que allá, en la "gran ciudad", iba a encontrar muchísimas oportunidades para crecer, aprender y formarme como profesional, distintas a las que la zona me brindaba.

Hoy, sinceramente, a la distancia, creo que lo que más me motivaba era la idea de despegarme de la casa de mis padres y de vivir mi propia experiencia.

Estuve seis años allá y con el pasar del tiempo me fui dando cuenta de cuánto extrañaba a mi familia y cuánto apreciaba el tipo de vida que ofrece el Alto Valle.

El hecho de haber conseguido trabajo en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que en un principio era haber logrado lo que fui a buscar, me obligaba a viajar a diario desde La Plata, con muchos compañeros de la facultad y de trabajo. Y todos los días les hacía la misma pregunta: "¿ustedes están seguros de la vida que llevan?". Me duró muy poco ese trabajo. Demasiado poco, cuando dos días después de haber rendido el último final ya tenía las valijas listas para volver a vivir a Roca.

Hoy mi ciudad y el Alto Valle no son lo mismo que hace 10 años atrás. Las oportunidades laborales han crecido mucho. Se convirtió en una zona comercial importante que ha tenido un gran impulso desde el 2001, pero que sigue ofreciendo la misma forma de vida en la que me crié, a la que estoy acostumbrada y la que no quiero dejar de tener.

czilvestein@rionegro.com.ar



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