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Una noche mágica
Las Leonas luchaban ante Sudáfrica, hasta que apareció Luciana Aymar y convirtió el debut mundialista en un verdadero placer para los ojos. La historia terminó 5-2.

Era un partido duro y disputado, hasta que la luz se hizo desde la magia de la mejor de todas. Sudáfrica era un hueso duro de roer y la encargada de hacerlo fue Luciana Aymar, que en el debut mundialista de Las Leonas -en Rosario- se anotó con un triplete en la goleada por 5-2.

Los nervios hicieron mella en el semblante de un equipo nacional al que le costó encontrar su mejor forma. Los 35 minutos iniciales estuvieron marcados por la ansiedad y el escaso juego asociado. En realidad, Las Leonas comenzaron el partido como una tromba, al punto que en apenas un minuto y medio de juego ya habían contado con dos situaciones claras para marcar.

Claro, en frente se toparon con una arquera sudafricana que se retiró a los vestuarios como la figura de la cancha. Las chicas de Carlos Retegui se hicieron rápidamente protagonistas del cotejo, pero casi siempre -en esa etapa inicial- erraron en las vías para lastimar al rival.

Con Carla Rebecchi y Soledad García como armas ofensivas, más el talento de Luciana Aymar, Argentina era más pero no podía plasmarlo en el resultado. Hasta que sobre los 16 cayó el segundo corner corto para las locales, lo ejecutó Rebecchi, hubo una buena lectura de la jugada y Noel Barrionuevo la mandó a la red.

Todos los presentes pensaron que la explosión de las gargantas iba a coincidir con la desaparición de los nervios de las albicelestes. Pero nada de eso pasó, Sudáfrica creció en el campo y llegó a la igualdad seis minutos más tarde, después de su primer corner cortó que transformó en el 1-1 la goleadora histórica del equipo, Pietie Coetzee.

Regegui pedía calma pero sus jugadoras no conseguían encontrar el sosiego necesario. Lo tuvo Sole García, pero otra vez la arquera sudafricana le ahogó el grito.

La historia cambió completamente en el despertar del complemento, porque Lucha Aymar, la local, la más ovacionada, dribleó de izquierda a derecha y de afuera del área clavó un disparo que puso el festejado 2-1. Y si ese tanto trajo tranquilidad, unos minutos más tarde combinaron la mejor jugadora del mundo y Sole García, Lucha envió un centro y así llegó el 3-1.

La mejor decisión táctica fue adelantar a Aymar. Con ello, y la veloz Rebecchi haciendo daño por los costado, Argentina se hizo dueña del trámite. El 4-1 cayó desde un corner corto, cuando Lucha Aymar tomó la bocha y casi sin ángulo hizo lo que pocas pueden hacer. Las muchachas sudafricanas no bajaron los brazos y descontó Ryan, pero cuando el cotejo se iba y en el estadio había fiesta total, otra vez la gran Aymar armó una apilada de novela, se sumergió en el área y le cedió el último grito de gol a Mariné Russo.

Así, como en un cuento de hadas, en una mágica noche, las Leonas iniciaron el duro camino que tiene un sólo objetivo: emular el título conseguido en 2002, durante el gran ciclo de Cachito Vigil.



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