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Morir bajo una lluvia de piedras | ||
Una pareja ejecutada en Afganistán y una mujer condenada en Irán actualizan el debate sobre la pena de muerte en una de sus variantes más brutales: la lapidación, que aplican aún 5 países. | ||
Qayum, de 28 años, y Sadiqa, de 20, vivían un amor prohibido en Afganistán: él era casado y ella soltera, pero estaba prometida por su familia a otro hombre. Decidieron escapar juntos al vecino Pakistán. Durante la fuga sus familiares se pudieron contactar con ellos y les prometieron que, si regresaban, los perdonarían y podrían casarse sin problemas. Pero lo que en Occidente hubiera parecido una historia sentimental más aquí terminó en una muerte cruel. La zona afgana donde vivían Qayum y Sadiqa está ocupada por los talibanes. Sus propios familiares los entregaron a milicianos integristas quienes, tras un juicio sumario, decidieron lapidarlos inmediatamente, por separado, ante la atenta mirada de unas 150 personas. La ejecución ocurrió el domingo pasado en un bazar del poblado Mullah Qulli, al noreste de la ciudad de Kunduz. Testigos citados por la BBC señalaron que los talibanes convocaron a los pobladores a la plaza a través de megáfonos. "Había mucha gente. Los talibanes empezaron a arrojarles piedras. Luego, nos pidieron que también nosotros tirásemos piedras", señaló un testigo del hecho a la emisora británica. Éste fue el primer ajusticiamiento por apedreamiento en público en Afganistán del que se tiene noticia desde la caída de los talibanes, pero no la primera condena a muerte de una pareja considerada "adúltera" por esta interpretación fundamentalista del Corán. Hace un año fue fusilada una pareja que pretendía casarse en contra de los deseos de sus familias. El 8 de agosto los milicianos islamistas también fusilaron a Bibi Sanubar, embarazada, acusada de mantener relaciones sexuales con otro hombre aunque su marido había muerto hacía tiempo. Al menos otros cuatro países de mayoría islámica siguen manteniendo la práctica de la lapidación: Arabia Saudita, Nigeria, Somalia e Irán, asegura Amnistía Internacional (AI). También tienen registros recientes de ejecuciones en Indonesia, aunque en este caso se circunscribe a una provincia semiautónoma (Aceh) donde operan rebeldes islamistas. Entre los 58 países que aún mantienen la pena de muerte, esta forma de ejecución es la más cruel "ya que el objetivo es prolongar el dolor el mayor tiempo posible" y afecta sobre todo a las mujeres, asegura la organización humanitaria en un informe del 2008. (Ver aparte) ? El caso más reciente. Las autoridades iraníes paralizaron el mes pasado por fuertes presiones internacionales el apedreamiento de Sakineh Mohammadi Ashtiani, de 43 años. Recibió 99 latigazos por una "relación ilícita" con dos hombres e iba a ser ajusticiada por haber "engañado" a su marido, ya fallecido. Los fiscales incluso la acusaron de haber conspirado para asesinarlo, algo que ella llegó a confesar públicamente el jueves pasado en la televisión estatal iraní, aunque sus abogados aseguran que lo hizo después de ser torturada por varios días. El abogado de Ashtiani y defensor de los derechos humanos Mohammad Mostafaei sostuvo que la indignación internacional podría salvarle la vida. "Creo que a causa de las reacciones internacionales y la atención internacional, la Justicia y -más importante- el gobierno iraní decidirán no llevar adelante la pena de muerte contra Mohammadi Ashtiani", dijo a la agencia AP. Recordó que en otras ocasiones se ha concedido clemencia a otras siete mujeres que él representó. Pero el abogado huyó de Irán después de que el gobierno lo interrogara sobre sus esfuerzos para lograr la libertad de Ashtiani. Se exilió en Noruega. Irán es, según AI, el país con mayor cantidad de sentencias de ejecución por lapidación. Gracias a presiones de la Unión Europea se produjo una moratoria de ejecuciones por lapidación entre el 2002 y el 2006, en el gobierno reformista de Mohamed Jatami. Pero con el retorno de los conservadores de la mano del presidente Ahmadinejad se ha reactivado esta práctica. Amnistía cree que desde ese año hasta el 2009 unas seis personas han sufrido esta bárbara muerte, mientras que en este momento, además del caso de Ashtieni, hay otras seis mujeres que podrían sufrir este destino. En Somalia, la principal dificultad es la ausencia del Estado en varias partes del país. Así se registran ejecuciones por lapidaciones en el 2008, como la de una niña, Asha Ibrahim Duhulow, que tras "denunciar una violación" fue lapidada en un estadio sin juicio previo y con testigos sospechados, ya que se comprobó después que Asha "tenía 13 y no 23 años como decían". En Nigeria, el caso de Amina Lawal (2001) movilizó a organizaciones internacionales que tras una campaña que reunió 9,5 millones de firmas logró impedir la sentencia de un tribunal islámico, que la había condenado a morir apedreada por haberse quedado embarazada fuera del matrimonio. Desde entonces AI ha registrado intentos fallidos por aplicar la pena. (Fuentes: Amnistía Internacional y agencias AP/DPA, BBC Mundo y "El País" de Madrid)
LEONARDO HERREROS lherreros@rionegro.com.ar |
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