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Un Falcon sin combustible
San Lorenzo decepcionó en el debut. Igualó sin goles ante Gimnasia, que fue algo mejor.

Sin goles, sin ocasiones de peligro y repleto de roces. Así fue el pésimo partido que entregaron en el Bosque Gimnasia La Plata y San Lorenzo.

Dentro de la mediocridad general que derivó en un 0-0 lógico, el conjunto de Diego Cocca mostró apenas un poco más de lucidez para la búsqueda del gol, que nunca dejó de ser una utopía en la tarde platense.

El Lobo presentó cinco caras nuevas (Ricardo Moreira, Alejandro Capurro, Walter Jiménez y Jorge Córdoba) con un nivel discreto; mientras que San Lorenzo tuvo seis debuts (Damián Albil, Cristian Tula, José San Román, Leonardo Méndez, Sebastián Balsas y Guillermo Pereyra) que tampoco escaparon de la chatura.

Ramón Díaz alertó que San Lorenzo sería "un Falcon familiar" pero no avisó que comenzaría a desandar el camino del Apertura sin combustible.

Es que el equipo azulgrana no tuvo explosión en ningún pasaje del partido para conseguir la victoria, y si se salvó de la derrota fue porque Gimnasia tampoco exhibió la performance de una máquina picante. De todas maneras, el local, con la prolijidad de Fabián Rinaudo y la verticalidad de Hernán Encina por derecha, arrinconó por momentos a un San Lorenzo áspero y sin recursos para generar fútbol.

Leandro Romagnoli, todavía inseguro de la recuperación de su prolongada lesión en la rodilla izquierda, nunca fue conductor y esa carencia desnudó la falta de variantes en el equipo de Ramón.

Gimnasia tuvo sus mejores ocasiones de gol en la parte inicial pero no las aprovechó. El uruguayo Navarro perdió una con un remate por encima del travesaño a los 27´ y poco después cabeceó al palo derecho de Damián Albil.

San Lorenzo llegó apurado al descanso y en el ST, cuando el rival perdió intensidad en la búsqueda, consiguió un remanso.

La salida de Romagnoli por el "gigante" uruguayo Sebastián Balsas acentuó la fractura entre las líneas, aunque a 13´ del final el oriental tuvo la primera y única ocasión de gol con un cabezazo que Sessa envió al córner.

Una miseria para un equipo, en teoría, con aspiraciones de repetir el título que logró en 2007.



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