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Canciones al paso
Los .Trashumantes cumplen 25 años con la música patagónica. Una vida recorriendo caminos.

Desde hace veinticinco años van y vienen arreando canciones. Cuando la Ruta 22 era sólo de dos vías, el tren aún pasaba por la vieja estación y Zapala quedaba muy lejos, Marta Moyano y Benjamín Andrés gastaban suelas para ir de una fiesta popular a un festival en el otro extremo de Neuquén.

En ese momento eran el dúo Marta y Andrés. Ella, la voz cantante del dúo y del matrimonio, de tono claro y con amplios gestos corporales que acompañan su relato. Él, más reservado, prefiere acariciar su guitarra y escuchar atento a su mujer y compañera.

Con un repertorio escrito en gastadas hojas de cuaderno que acompañaban a la guitarra en su estuche y unos pocos pesos en el bolsillo recorrieron toda la provincia a dedo caminando por la banquina de una eterna ruta solitaria. Andando caminos se enamoraron de la música patagónica y uno del otro.

Luego nació Lucas, el hijo mayor de la pareja, y a la guitarra y la mochila para acarrear se sumó el niño en brazos. "Cuando el bebé tenía tres días de nacido fuimos a participar del Festival de la Juventud que se hacía en Zapala. La preocupación era dónde dejarlo mientras subíamos al escenario. Finalmente lo dejamos en el camarín, le hicimos una cuna con el estuche de la guitarra y lo cuidaron los músicos de Ecos Andinos, un grupo de folclore que también participaba", recuerda Marta como uno de los tantos esfuerzos que hicieron para poder vivir de lo que aman.

En uno de los tantos regresos por las rutas neuquinas hacia la capital se cruzaron con un paisano que iba de veranada con sus animales y toda su familia. "¿Quiénes son ustedes?", preguntaron los músicos.

"Somos los trashumantes. Subimos en el verano en busca de buen pasto y bajamos con la primera nevada", contestó el paisano.

"En ese momento nosotros estábamos buscando un nombre más representativo porque nosotros hacemos música neuquina y patagónica y ahí lo encontramos", contó la cantante del dúo. Oficialmente, sobre la Ruta 22 nació Los Trashumantes.

Los años pasaron, la familia se agrandó, vinieron más festivales, el primer premio en el Festival Folclórico de Chascomús y los shows con grandes personalidades. Los Trashumantes compartieron escenario con la Sole, Los Tucu Tucu, Carlos Torres Vila, Los de Salta -que son sus padrinos artísticos-, Los Fronterizos y Los Carabajal, entre muchos otros.

También llegaron el primer auto para la familia y la camioneta contratada. Atrás quedaron las largas caminatas por la orilla de los caminos, pero jamás se perdió el espíritu andariego.

Marta y Benjamín son de los pocos artistas que se dan el lujo de vivir de lo que más les gusta hacer y hacen lo que más aman: la música. "No somos ricos, pero tampoco somos pobres. Tenemos lo justo y nos alcanza. Hubo veces en que no teníamos para poner comida en la mesa. Pero no nos resignamos a dejar todo esto, por eso buscamos y buscamos la manera. Siempre la encontramos", sentencia Marta.

En los 90, cuando sus hijos eran aún niños, se fueron a vivir a una casita situada en una isla sobre el río Limay, enfrentada al balneario municipal. Desde la mesa de la cocina comedor se podía ver la ferocidad del Limay de aquellas épocas. El río los tentó y ellos decidieron formar parte del cuerpo de guardavidas voluntarios. "De pronto estábamos comiendo y escuchábamos los silbatos y salíamos corriendo, hasta que un día dije: ´Nosotros salimos corriendo a salvar a alguien y si nos pasa algo en casa quedan los niños pequeños solos´. Eso nos hizo pensar mejor las cosas", confiesa la cantante. Pero la decisión de abandonar el oficio se materializó muchos meses después.

Mientras, cada tanto cargaban él la guitarra al hombro y ella la mochila y con los niños detrás se subían a la canoa, cruzaban hasta la otra orilla y se encaminaban hacia un nuevo show para entonar una canción que hablara de la tierra. "Regresábamos a la madrugada y no había más luz que la luna. Nos guiábamos por un árbol altísimo, que desde la otra orilla dejaba ver su copa. Lo llamábamos el tío bol, era nuestra guía para regresar a casa", cuenta Benjamín. (AN)



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